Cumpliendo con la promesa inicia, aunque con un pequeño retraso, Supermassive Games finalmente logra lanzar The Dark Pictures Anthology: Little Hope, la segunda entrega de su colección de historias de terror que intenta relatar un universo de realismo mágico en donde gran parte de su elenco terminará pereciendo a manos de algún fenómeno de turno.

Es imposible dar lugar al análisis de esta entrega (y las subsecuentes) sin hacer referencia a las entradas previas, dado el marco de la propuesta en que son lanzadas. Little Hope retoma las mecánicas de Man of Medan y las lleva a una nueva variante que si bien no es revolucionaria, sí se aleja un poco del formato original.

Little Hope comienza con un accidente de bus que deja varados a nuestros 5 protagonistas en un pueblo abandonado que lleva el nombre del juego, un remoto rincón de civilización que ya no alberga vida alguna, tras un incendio ocurrido décadas atrás, del cual el juego nos hace testigos en su introducción. El grupo -mientras el juego nos detalla los perfiles de cada uno como parte fundamental del gameplay- comienza una travesía para encontrar ayuda y poder salir de esta interminable noche de pesadillas que, en definitiva, los enfrenta contra sus propias personalidades.

El gran diferencial de este relato está en que, a través de un contacto sobrenatural (del que se hace clara referencia en los trailers), nuestro grupo se verá envuelto en sucesos del siglo XVII, donde otro grupo -de características diferentes, pero con sus mismos rasgos- sufre las consecuencias de una cacería de brujas literal que termina por afectar tanto a los protagonistas de la actualidad como a los de décadas atrás, cuando sucedió el incendio en Little Hope.

No se puede decir mucho más sobre el argumento porque es fácil disparar un spoiler al comentar todo lo que sucede en este viaje, que aun siendo más corto en extensión que Man of Medan -este llega a alcanzar las 5 horas- presenta nuevas situaciones y giros argumentales en todo momento, y aunque no todos son fundamentales, la mayoría son disparadores de una cadena de consecuencias que sí afectan al desarrollo de la historia.

Al igual que en el juego anterior, Little Hope propone el uso de los cinco personajes de forma independiente, haciendo hincapié en la modalidad de “Movie Night” que nos permite jugar junto a 4 amigos de forma local, cada uno interpretando a cada uno de los avatares, pasándose el control. También existe el modo cooperativo online de dos jugadores, y finalmente la posibilidad de jugar solos a través de todas sus escenas.

Como lo dicta la fórmula, la experiencia está basada en quick-time events de diferentes índoles, y en este caso, una importante cantidad de sectores de exploración, que si bien no van a empujar a la trama hacia afuera de su estricta línea de progresión, sí permiten desbloquear “premoniciones” para estar más preparados al momento de tomar decisiones, y finalmente, lograr un rato más de supervivencia para el personaje afectado.

Little Hope da un margen bastante amplio para conocer a nuestros personajes e ir disfrutando de cómo se va ramificando el contexto para entender qué sucede en este pueblo y hacia dónde va el conflicto, hasta que finalmente comienza a presentarnos con decisiones que rápidamente afectan a las personalidades de los personajes.

Como se mencionó anteriormente, durante la presentación de cada uno de los avatares hay una especie de anuncio del perfil que los caracteriza, y además de tomar decisiones correctas para mantenerlos con vida, es fundamental lograr encontrar las respuestas adecuadas de acuerdo a sus perfiles, porque ese camino es otro de los factores que, a fin de cuentas, determinará su destino, lo cual es algo extraño para este tipo de juegos. Por ejemplo, si fallamos en hacer que John -el profesor del grupo- se apegue a su personalidad estricta y mezquina, es muy probable que el juego lo considere como una misión fallida, y finalmente lo perdamos, por más que en la trama no haya razones válidas.

Sin dudas, esta mecánica está pensada como diferencial ante tanta propuesta de aventuras cinemáticas que de a poco van apareciendo en la industria, pero finalmente se siente como una verdadera mala jugada en contra del trabajo hecho por el jugador a través de toda la trama. Little Hope no termina variando demasiado su desenlace en relación a cómo se recorre su árbol de consecuencias, lo cual es algo verdaderamente raro para un juego que pertenece a un género que, por suerte, se pone cada vez más complejo.

Por otro lado, es realmente destacable el nivel de producción que ha logrado Supermassive para esta propuesta, superando aún más la calidad de lo ofrecido en Man of Medan. En este caso, el rol protagónico está en manos de Will Poulter, reconocido por Bandersnatch y The Maze Runner, y tanto él como sus compañeros despliegan unos brillantes momentos de expresión y drama, aun cuando el guión no acompaña demasiado, con líneas poco creíbles o interconexión de acciones y reacciones que rompen totalmente con la ambientación.

Añadiéndole sal a la herida, aun cuando el nudo y el desenlace logran despegar y terminan por crear una interesante historia de terror, en la primera hora y media, los autores no paran de presionar con el terror a base de jump scares que, una vez pasado el primer tramo, ya no cumplen más con su cometido y anticipan a cada uno de los momentos que ya tenemos sabido que le va a seguir.

Y todos esos baches son una pena, porque detrás de ese telón hay un reconocimiento de los fallos de la primera entrega de la antología y una verdadera intención por llevar a la franquicia a un lugar más alto, aunque por momentos caigan en los mismos problemas. El nivel de producción más alto es palpable en cada rincón de los escenarios y hasta se puede llegar a ver como se han animado a explorar nuevas características de Unreal Engine para elevar mucho más la sensación de realismo.

Ese es el apartado más excepcional de Little Hope. En esta aventura, los modelos de personaje son definitivamente increíbles, y mejor aún, el sistema de animaciones -apoyado por una completa explotación de la tecnología de motion capture- es de tal calidad que son contadas las veces donde caemos en el característico efecto de “uncanny valley”. Cada actor ha sido representado de forma detallada y se mueve de forma natural, creíble, y son los micro detalles como la humedad de los ojos o la deformación de la piel al gesticular lo que los acerca al mundo del CG de producción cinematográfica. Los puntos bajos, como siempre, están definidos por problemas de iluminación y proyección de sombras, pero a diferencia de Man of Medan, son aparentes tan solo un par de veces.

Como lo mencionamos, las actuaciones son excepcionales, y por lo tanto, las voces acompañan a la interpretación de cada personaje. Toda la mezcla de sonido es certera -seguramente por su naturaleza cinematográfica- y acompaña una banda sonora de muy alto nivel, que también hace su parte a tiempo y de forma adecuada, escrita por nada menos que Jason Graves, el aclamado compositor de títulos como la saga Dead Space, el primer título del reboot de Tomb Raider, Murdered: Soul Suspect, Evolve y The Order: 1886.

Lamentablemente, Little Hope parece ser otro paso dentro de la progresión del estudio por encontrar el punto más alto de su franquicia. En comparación, este juego es un poco más profundo, maneja un mayor nivel de producción, la trama es un tanto más interesante y la calidad gráfica ha recibido un pequeño salto más cerca del realismo, pero nada de todo eso le alcanza para destacarse dentro del género. Definitivamente, la vara sigue estando puesta a la altura de lo logrado por David Cage en Detroit: Become Human, y habrá que esperar a que Supermassive lance su próxima entrega de la antología para ver cuánto se le acerca.

Este review fue realizado con copias de prensa propocionadas por Bandai Namco/Supermassive Games.

The Dark Pictures Anthology | Little Hope – Review
Historia75%
Gameplay85%
Gráficos90%
Música y Sonidos100%
Multiplayer70%
Lo bueno:
  • Experiencia cinemática mejorada con respecto a Man of Medan
  • Alto nivel de producción
  • Gran rejugabilidad
Lo malo:
  • Algunas transiciones entre opciones narrativas son extrañas
  • Problemas de rendimiento en algunas ocasiones
  • El nivel de la historia sigue sin estar a la altura
75%Nota Final
Puntuación de los lectores: (2 Voto)
35%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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