Dragons Dogma 2 es una secuela directa del aclamado Dragon’s Dogma, el cual vio la luz en consolas hace ya 12 años, seguido de su lanzamiento en PC hace más de 8 años. Aunque esta entrega continúa la franquicia, la trama se desarrolla en un mundo paralelo, alejándose de los eventos del juego original. En este sentido, el juego retoma y amplía la esencia que hizo destacar a su predecesor, centrándose especialmente en la exploración como uno de sus aspectos fundamentales.

No obstante, a pesar de las aspiraciones de esta secuela, se percibe más como un ‘lo que pudo haber sido’ en relación con el juego original. Esta percepción se atribuye a posibles limitaciones presupuestarias o técnicas, particularmente relacionadas con el hardware de las consolas. Es como si Dragon’s Dogma 2 intentara realizar una visión más completa y ambiciosa de lo que su predecesor fue en su momento, pero se viera restringido por factores externos que impiden su plena realización.

Una vez más, nos sumergimos en el rol del Arisen, una figura singular escogida por un dragón para confrontarlo y, eventualmente, acabar con él. Este destino particularmente honorífico nos brinda ciertos beneficios, entre los cuales destaca la habilidad de invocar aliados conocidos como peones, seres que nos asisten y acompañan en nuestra odisea. Sin embargo, también conlleva desafíos considerables, como la ausencia de nuestro corazón, una condición que nos convierte en presas codiciadas para los dragones más pequeños que acechan en el mundo.

La transformación en Arisen nos confiere, además, el título de «Sovran», un líder legítimo y soberano del reino humano de Vermund. No obstante, al emprender nuestro camino hacia Vermund, descubrimos que el trono de Sovran ya está ocupado por otro individuo que se ha erigido como el legítimo Arisen. Este contratiempo, sumado al imperativo de enfrentarnos al dragón, nos obliga a adentrarnos en una trama compleja de conspiraciones y conflictos políticos para reclamar nuestro derecho de soberanía y restaurar la paz en el reino.

En contraste con otros juegos donde el desarrollo de la historia impulsa el gameplay, en Dragon’s Dogma 2 se invierte esta dinámica: el gameplay es el eje central y la historia se adapta para enriquecer esta experiencia. Sin embargo, esta elección tiene sus consecuencias, y lamentablemente, la trama principal sufre las repercusiones. Resulta ser demasiado aburrida y monótona, con personajes que apenas dejan huella a lo largo de nuestra aventura. En lugar de ofrecer una narrativa envolvente y memorable, la historia parece servir simplemente como un telón de fondo para las mecánicas de juego.

Una alternativa más cautivadora habría sido simplificar la misión principal a la tarea de derrotar al dragón, dejando al jugador libre desde el primer momento para explorar el mundo y descubrir por sí mismo las claves para enfrentar al temible enemigo. Esta libertad de exploración y descubrimiento habría añadido un elemento de intriga y emoción que la trama actualmente carece.

Mientras que por el lado de las misiones secundarias tendremos una buena cantidad de estas, algunas incluso son bastante interesantes ya que nos ayudaran a explorar el gigantesco mundo que nos rodea. Incluso para complementar aún más la experiencia podremos encontrar misiones donde tendremos que escoltar un NPC de un punto a otro protegiéndolo de los diversos enemigos que pululan el mundo. Una de las misiones secundarias que vale la pena mencionar, me ocurrió al llegar a un pueblo donde un chico fue secuestrado por unos lobos, tuve que averiguar un poco de este pequeño y de la posible ubicación de donde podría llegar a encontrar a los lobos.

Al no saber para donde ir seguí explorando el mundo como si nada. Varios días después encontré la cueva donde estaban los lobos y el niño solo para encontrar la vestimenta rasgada del niño por los lobos, obviamente los lobos se comieron al chico, más tarde volví al pueblo a dar las malas noticias lo que me dejo con un mal sabor de boca, por ende, la moraleja de la historia fue que tenía que tener más cuidado y verificar si la misión tenía un límite de tiempo.

El aspecto más destacado de este juego se encuentra sin duda en su jugabilidad, la cual brilla tanto por la libertad que ofrece para explorar cada rincón del vasto mundo como por la extraordinaria calidad del combate. Desde el inicio de nuestra odisea, nos enfrentamos a un breve, pero entrenamiento, el cual nos sumerge en las mecánicas del juego y nos sitúa en la historia. Una vez completado este entrenamiento, tenemos ante nosotros un amplio abanico de posibilidades: seguir de manera rigurosa el hilo narrativo para avanzar en la historia o bien aventurarnos en la exploración libre de este vasto y cautivador mundo que se nos presenta.

Aunque la libertad de exploración es tentadora, mi recomendación es seguir al menos por un trecho la misión principal hasta alcanzar la primera gran ciudad. Este paso no solo nos permitirá obtener nuestro peón, sino que además nos dará acceso a una amplia gama de comercios y servicios que nos serán de gran ayuda en nuestro periplo por estas tierras desconocidas.

La exploración en sí misma constituye una experiencia sumamente gratificante, pues nos aguardan numerosas sorpresas en forma de cuevas, cavernas y tumbas, donde podremos hallar una variada gama de materiales y tesoros que enriquecerán nuestra aventura. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los puentes de madera que encontramos a lo largo de nuestro camino pueden ser destruidos durante los enfrentamientos, lo que nos brinda la posibilidad de utilizarlos estratégicamente para vencer a nuestros enemigos o para facilitar nuestra huida en caso de peligro inminente.

Para desplazarnos por el mundo, contamos con tres opciones principales: caminar a pie, utilizar una carreta o recurrir al transporte instantáneo. La primera opción es sencilla de entender y no requiere mayor explicación. En cuanto a la segunda, las carretas nos permiten viajar entre pueblos específicos, pero lamentablemente, la cantidad de rutas disponibles es bastante limitada. Además, durante estos trayectos, estamos expuestos a ataques de enemigos, lo que nos obliga a proteger la carreta y a los NPC que la acompañan.

Por otro lado, el transporte instantáneo nos ofrece la posibilidad de desplazarnos de un lugar a otro de manera instantánea. Sin embargo, esta opción también tiene sus desventajas: para utilizarla, necesitamos una piedra especial que resulta difícil de encontrar y bastante costosa para comprar. Además, la cantidad de puntos a los que podemos transportarnos es muy limitada. Aunque es posible aumentar esta cantidad con un objeto especial, sigue siendo insuficiente para abarcar la totalidad del vasto mundo del juego.

Este sistema de transporte plantea un problema importante: nos vemos obligados a recorrer las mismas zonas repetidas veces para alcanzar nuestros objetivos. Si bien al principio puede resultar interesante explorar el mundo y enfrentarnos a los desafíos que encontramos en el camino, con el tiempo esta repetición se vuelve tediosa y monótona, especialmente al tener que atravesar las mismas áreas una y otra vez, enfrentándonos a los mismos enemigos en cada ocasión.

Es crucial mantener siempre la guardia en alto durante nuestras excursiones, pues los enemigos acechan en cada esquina y pueden sorprendernos con ataques traicioneros. Su astucia y habilidad para esconderse en los lugares más insospechados nos obliga a permanecer en constante alerta, preparados para enfrentar cualquier desafío que se cruce en nuestro camino durante esta apasionante aventura.

En un juego de mundo abierto como Dragon’s Dogma 2, la transición entre el día y la noche no es solo un cambio estético, sino que profundiza la experiencia de juego. Durante el día, nos enfrentamos a una amplia gama de enemigos, desde goblins hasta arpías y reptiles, cada uno con sus propias tácticas y desafíos. Sin embargo, al caer la noche, el mundo cobra vida de una manera completamente diferente. Las sombras se alargan y los sonidos se vuelven más inquietantes, anunciando la llegada de criaturas más oscuras como fantasmas y esqueletos, que emergen de las tinieblas para desafiar nuestra valentía.

La oscuridad de la noche presenta un desafío adicional, ya que nuestra visión se ve limitada, dejándonos apenas con la luz de una linterna para guiar nuestro camino. Sin embargo, esta luz es tenue y apenas ilumina unos pocos metros a nuestro alrededor, lo que nos obliga a avanzar con cautela y a estar constantemente alerta ante cualquier peligro que pueda surgir en la oscuridad. La falta de una luna brillante que nos acompañe en nuestro viaje solo intensifica la sensación de soledad y vulnerabilidad que experimentamos en medio de la noche.

A pesar de estos desafíos, tendremos la oportunidad para descansar y recargar energías en los campamentos dispersos por el mundo. Estos refugios temporales nos brindan la oportunidad de sanar nuestras heridas y podremos obtener diversos potenciadores útiles al cocinar distintos tipos de comidas. Sin embargo, debemos tener cuidado, ya que estos campamentos también pueden atraer la atención no deseada de los enemigos nocturnos, que acechan en las sombras y pueden atacarnos en cualquier momento.

Al igual que en la entrega anterior, los peones vuelven a desempeñar un papel fundamental como nuestros compañeros inquebrantables a lo largo de toda la aventura. Tenemos la capacidad de crear un peón personalizado que se adapte a nuestras preferencias y estilo de juego. Una vez superada la introducción del juego, podemos invocar a nuestro peón personalizado junto con otros dos peones creados por la comunidad de jugadores.
Para aquellos que no están familiarizados, los peones son aliados cruciales en combate y fuentes de información invaluable durante la exploración del mundo.

No solo nos ayudan en la lucha contra enemigos, sino que también nos brindan consejos útiles, como la ubicación de tesoros ocultos o puntos de interés. Además, si un peón que hemos invocado aprende algo nuevo durante su estancia en nuestro grupo, compartirá ese conocimiento con su creador, lo que fomenta una comunidad colaborativa entre jugadores.

Sin embargo, no todo es perfecto con los peones. A pesar de su utilidad, a menudo repiten conversaciones y comentarios, lo que resulta demasiado molesto. La falta de variedad en el diálogo puede hacer que las interacciones con los peones se vuelvan predecibles y repetitivas, lo que afecta la inmersión en el juego. Además, cuando exploramos el mundo fuera de las ciudades, encontramos a otros peones que intentan hablarnos constantemente para unirse a nuestro grupo. Esta interrupción frecuente puede romper la fluidez de la exploración y distraernos.

Pero lo más preocupante es la amenaza de la Peste Draconica, una enfermedad contagiosa que afecta a los peones. Los síntomas son sutiles al principio, pero a medida que la enfermedad avanza, el peón infectado muestra signos visibles como picazón en la cabeza, desobediencia a las órdenes y agresión inusual. Además, los ojos del peón adquieren un tono rojo intenso, lo que indica la gravedad de la infección. Si ignoramos los síntomas, la enfermedad puede desencadenarse durante el descanso en una posada, con consecuencias devastadoras.

Al despertar al día siguiente, nos encontraremos con que los NPCs del pueblo han sido diezmados por la enfermedad, incluidos aquellos que son cruciales para la progresión de la historia. Lamentablemente, no existe una cura conocida para la Peste Draconica, y la única solución es eliminar al peón infectado. Esta difícil decisión puede provocar dilemas morales y afectar nuestra relación con nuestros leales compañeros de viaje.

El combate es lo que pone al juego en otro nivel y crea experiencia de juego inigualable por cualquier otro juego. Su grandeza radica en la sorpresa y la imprevisibilidad que inyecta en cada encuentro. Nos encontramos sumidos en la batalla contra simples adversarios cuando, de la nada, un poderoso jefe irrumpe en escena, desafiándonos con su ferocidad. Incluso en medio de la confrontación con un formidable dragón, un grifo puede descender de los cielos para añadir caos al enfrentamiento. Esta constante incertidumbre agrega una capa adicional de emoción y estrategia a cada batalla.

Sin embargo, junto con la emoción del combate también llegan sus desafíos. Los controles pueden sentirse un tanto rudos al principio, y la ausencia de un sistema de lock-on puede generar momentos de frustración. Aun así, con la práctica y el tiempo, logramos dominar los controles, especialmente al desbloquear y perfeccionar una amplia variedad de habilidades que enriquecen nuestro arsenal de combate.

El juego nos ofrece una gama diversa de vocaciones, cada una con sus propias habilidades y estilos de juego únicos. Desde las clases fundamentales como Luchador, Arquero, Mago y Ladrón hasta las especializadas como Guerrero, Hechicero, Ilusionista, Duelista Mágico, Arquero Mágico y Adalid, hay una profusión de opciones disponibles para personalizar nuestro enfoque en la batalla. La capacidad de cambiar de vocación en cualquier momento a través de un NPC en el pueblo nos permite adaptar nuestra estrategia según las necesidades del momento.

En mi experiencia, descubrí que cada vocación tiene su lugar en el campo de batalla. Aunque inicialmente me atrajo la agilidad del Ladrón para enfrentar a los jefes, también encontré que el Arquero Mágico y el Adalid son de las mejores clases del juego. La versatilidad de la clase Adalid, en particular, me impresionó al permitirme utilizar una variedad de armas y habilidades de otras vocaciones, lo que amplió significativamente mis opciones tácticas en combate. Mientras que el Arquero Mágico, tiene la capacidad de eliminar a los jefes como si fueran una hoja de papel.

Algo que me llamó poderosamente la atención de manera negativa fue la falta de innovación y diversidad en la variedad de enemigos que encontramos a lo largo de Dragon’s Dogma 2. Desde los primeros compases del juego, nos vemos enfrentados repetidamente a tres tipos principales de enemigos: los Goblins, las Arpías y los Reptiles. Aunque estos enemigos presentan algunas variantes en su diseño y habilidades a medida que avanzamos en la aventura, la sensación de repetición y falta de frescura se hace cada vez más evidente.

Los Goblins, por ejemplo, pasan de ser simples enemigos marrones a variantes verdes y luego a otros más robustos con armadura, pero su esencia y patrones de combate siguen siendo fundamentalmente los mismos. Lo mismo ocurre con las Arpías y los Reptiles, donde vemos una progresión similar en términos de diseño y dificultad, pero con una falta de diversidad que limita la emoción y la sorpresa en los encuentros.

Por otro lado, la ausencia de una amplia variedad de jefes significativos también contribuye a esta sensación de monotonía. A excepción de la Hidra, que no fue incluida en esta entrega, la mayoría de los jefes son similares a los del juego anterior, lo que puede decepcionar a aquellos que esperaban enfrentarse a nuevas y emocionantes amenazas. Sin embargo, debo destacar el acierto que representa la inclusión de la Medusa como nuevo enemigo. Pero lo más destacable es el hecho de que podamos utilizar su cabeza cortada para petrificar a otros enemigos, incluidos los jefes, agrega un elemento táctico intrigante que añade un nuevo nivel de profundidad al sistema de combate.

Una de las características destacadas de la primera entrega era el jefe UR Dragon, una amenaza opcional que implicaba la participación de toda la comunidad para su eliminación, ofreciendo recompensas significativas, incluidos algunos de los objetos más raros del juego. Es lamentable que en la continuación no hayan incluido ningún jefe similar o una característica equivalente. Considero que es un desperdicio no aprovechar un elemento que funcionaba tan bien y que agregaba un componente emocionante y cooperativo a la experiencia del juego.

Cuando se trata del apartado técnico, especialmente en lo que respecta a los gráficos y el rendimiento, Dragon’s Dogma 2 presenta serios problemas que no pueden pasar desapercibidos. Es francamente desconcertante que un juego lanzado exclusivamente para las consolas de esta generación tenga un aspecto visual que se asemeja más a un título de la generación anterior, como si hubiera sido diseñado para PS4 y Xbox One en lugar de aprovechar plenamente el potencial de hardware disponible en PS5 y Xbox Series X/S y por ende no arrastrar a la PC.

Comparado incluso con el remake de Resident Evil 4, que ofrece una calidad visual notablemente superior, la discrepancia es aún más evidente. Aunque es cierto que Resident Evil 4 no es un juego de mundo abierto como Dragon’s Dogma 2, esto no justifica la falta de avances en términos gráficos. Sin embargo, el problema más preocupante es el rendimiento del juego. Incluso en sistemas de hardware de gama alta, como un Intel Core i7-12700F con 32 GB de RAM y una RTX 3070, Dragon’s Dogma 2 lucha por mantener una tasa de fotogramas constante.

En lugar de disfrutar de una experiencia fluida a 60 FPS en resolución 1080p, nos encontramos con frecuentes caídas de FPS, especialmente notorias en las concurridas ciudades del juego. Aunque Capcom ha intentado justificar estas caídas de rendimiento culpando a la gran cantidad de NPC presentes en las ciudades, esta explicación resulta insatisfactoria cuando se comprueba que incluso eliminando todos los NPC, el problema persiste porque los modelos de lo mismos sigue estando presente por más que no tengan ningún tipo de interacción.

Por otro lado, con un Core i9-12900K y una RTX 4070 SUPER, probamos el mod de Frame Generation de PureDark y el juego, luego de sus primeros parche, funciona muy bien debido a que el FG reduce drásticamente el cuello de botella y por ende la GPU está siempre por encima del 90% de uso. El video fue grabado con la versión inicial, por eso es que quizás vean algunos stutters al girar la cámara, pero esto se solucionó con el primer parche que soluciona estos hitches, sobre todo con procesadores de alta gama. Sigue siendo un misterio por qué Capcom decidió deshabilitar el FG de Nvidia, ya que así es cómo se promocionó el juego hace un tiempo y el video grabado en  (Vernworth) se demuestra que el juego corre a un promedio de 75 FPS.

Después de sumergirme en más de 100 horas de juego en Dragon’s Dogma, mis expectativas estaban altas para esta continuación. Sin embargo, al jugarlo, no pude evitar sentirme decepcionado. A pesar de que el mundo se presenta más amplio en esta entrega, la sensación general es la de estar jugando una versión revisada del juego original en lugar de una secuela verdaderamente innovadora.

Una de las mayores deficiencias que encontré fue la falta de variedad en los enemigos. A medida que exploraba este vasto mundo, me encontraba enfrentándome repetidamente a los mismos tipos de enemigos, lo que terminó por desgastar mi interés y desafiar mi paciencia. Además, el rendimiento del juego dejaba mucho que desear, especialmente en áreas concurridas donde la caída de fotogramas era evidente y frustrante.

Pero no todo es negativo. El punto más fuerte del juego sin duda es su sistema de combate, que ofrece una experiencia emocionante y dinámica. La imprevisibilidad de los encuentros y la intensidad de las batallas añaden una capa de emoción que logra mantener el interés del jugador a pesar de las otras deficiencias del juego.

En última instancia, creo que Dragon’s Dogma 2 tiene un gran potencial, pero actualmente se ve empañado por sus problemas técnicos y su falta de innovación. Espero que Capcom escuche las críticas y trabaje en solucionar estos problemas para ofrecer a los jugadores una experiencia más satisfactoria. Además, sería genial ver algún DLC en el futuro que introduzca nuevas y emocionantes características al juego, lo cual podría mejorar la experiencia global del juego.

Este análisis de Dragons Dogma 2 fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Capcom.

Dragons Dogma 2 - Review
Historia60%
Gameplay85%
Gráficos70%
Música y Sonidos80%
Optimización60%
Precio70%
Lo bueno:
  • Combate simple y adictivo.
  • Amplia variedad de vocaciones para elegir.
  • Un excelente creador de personajes.
Lo malo:
  • Falta de variedad de enemigos y la reutilización de los mismos.
  • Pésima optimización, más aún considerando que los gráficos no son necesariamente next-gen.
  • Historia aburrida que solo existe para rellenar al juego.
70%Nota Final
Puntuación de los lectores: (7 Voto)
65%

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