Cualquier espectador desprevenido podría confundir a Ash of Gods: Redempion, la producción de Aurum Dust, con The Banner Saga, el famoso juego de rol y combates tácticos del estudio Stoic. Y si bien es cierto que Ash of Gods adopta mecánicas de juego y aspectos estilísticos similares a The Banner Saga, a la hora de plasmar una experiencia de juego, la obra de Aurum Dust logra sostenerse por peso propio.

Ash of Gods nos narra una historia fantástica con una vuelta de tuerca siniestra. El mundo de Terminus, abandonado aparentemente por sus dioses, se enfrenta a la siega, una antigua profecía devenida en folklore que demuestra ser real. Los habitantes de la región comienzan a ser consumidos por los segadores, seres sobrenaturales que se alimentan de la energía vital de las personas, y con poderes tan bastos que son capaces de generar la muerte instantanea de miles de individuos con su mera presencia en las cercanías.

En medio del caos, el juego pone a los jugadores al mando de tres héroes dispares. Thorn Brenin, un soldado veterano, huye de la siega con al mando de un pequeño grupo de refugiados y de su hija Gleda, quien podría ser una pieza clave en la profecía que se cierne sobre el mundo. Tras los pasos de esta pista se encuentra Hopper Rouley, un sabio y místico del saber ancestral, quien aparentemente esconde secretos mucho más profundos. Finalmente, en las tierras de norte, Lo Pheng, un experto asesino del Clan de las Sombras, se ve envuelto en las intrigas de los nobles al tiempo que La Siega también amenaza a esta región.

La historia que plantea Ash of Gods no es lineal, sino que va intercalando las narrativas en torno a estos tres personajes principales. Conforme avance la aventura, las historias de Thorn, Hopper y Lo Pheng irán entrelazándose en una narrativa aún mayor que busca alcanzar ribetes épicos al tiempo que los sobrevivientes de La Siega buscan poner fin de una vez por toda al ciclo de muerte y destrucción.

La historia de Ash of Gods es interesante, y cuenta con suficientes elementos como para mantener intrigado al jugador. Lamentablemente, algunos de los elementos propios del guion pecan de un elevado grado de inconsistencia. Por momentos Ash of Gods presenta un guion maduro, oscuro y bien planificado, que enfrenta a sus personajes a situaciones donde la esperanza parece haber desaparecido. Pero por otros momentos, la calidad del guion de los personajes es realmente pobres, con frases que no tienen demasiado sentido en relación con la ambientación del juego, y decisiones que atentan contra la construcción propia de cada uno de los más de veinte personajes que nos plantea el juego.

Estos problemas de la narrativa se ven acrecentados por un sistema de diálogos bastante pobre. La mayoría de las conversaciones que presenta Ash of Gods son completamente lineales, y cuando se nos ofrece alguna decisión nos enfrentaremos con dilemas mayormente binarios que no afectan de manera significativa al mundo del juego. Hay algunas excepciones a esta regla hacía la mitad del juego, donde aparecen algunas decisiones realmente importantes. Pero esto no hace más que subrayar el hecho de que el sistema de diálogos es inconsecuente en la mayoría de los casos.

El juego también presenta algunos problemas con la secuencia lógica de los dialogos, y no es raro caer en molestos “loops” de respuestas o descubrir líneas de dialogo rotas que no muestran la conversación correcta. En ese aspecto, parecería que a Ash of Gods le han faltado una o dos sesiones de beta testing para pulir uno de los elementos más importantes de juego.

Por lo demás, Ash of Gods presenta un sistema de combates tácticos por turnos sobre una grilla cuadriculada similar a lo visto en The Banner Saga. Comandamos a nuestro batallón de hasta seis soldados en combate al tiempo que les ordenamos donde moverse y a quien atacar. Todas las unidades en Ash of Gods cuentan con dos barras de estado, una correspondiente a la vida o resistencia y la otra a la energía. La barra de energía nos permite realizar ataques especiales que causan más daño o aplican estados alterados, pero si perdemos toda la energía de un personaje, este será más vulnerable y sufrirá daño doble por los ataques. En todo momento, se nos brindará la alternativa de atacar la vida o la energía de los personajes enemigos, lo cual se transforma en una decisión importante de cara a cada combate. Al atacar la energía tal vez tardemos más en acabar con una unidad enemiga, pero le negaremos la posibilidad de usar sus mejores ataques especiales.

El combate también involucra otros factores, tales como índices fluctuantes de defensa y ataque, habilidades de soporte y hechizos globales. Estos hechizos son comunes a todos los personajes y se activan haciendo uso de un mazo de hasta cinco cartas especiales. Estas cartas funcionan como una suerte de juego coleccionable “lite” dentro de juego, y conseguir varias copias de la misma carta nos permitirá potenciar los efectos de determinados hechizos. Con esto dicho, tanto el sistema de cartas como las habilidades que modifican defensa y ataque, son una alternativa opcional en el combate. Los enfrentamientos de Ash of Gods no son demasiado difíciles, y usualmente pueden resolverse con facilidad haciendo un buen uso de los ataques tradicionales.

Ash of Gods intenta integrar otros elementos jugables a la experiencia, pero con menos éxito. No hay nada en el juego similar a la gestión de caravanas de The Banner Saga, si bien deberemos estar atentos a algunos recursos clave, pero que al final del día son demasiado sencillos de conseguir. Por otro lado, los viajes a lo largo del mapa del mundo plantean algunas alternativas en los recorridos, pero la presencia de decisiones realmente interesantes es más bien escasa.

En cuanto a lo audiovisual, Ash of Gods se presenta como un producto altamente competente. El apartado gráfico es realmente muy bueno, con personajes muy bien diseñados y que exudan carisma. La animación en las escenas de conversación es prácticamente inexistente, pero esto no resta mérito al gran trabajo artístico realizado. A la hora de los combates los personajes ganan algo más de vida, con buenas animaciones de pelea y efectivos efectos en pantalla que comunican muy bien el curso de la acción. El juego también presenta algunas vistas asombrosas, si bien muchas veces se queda en lo innecesariamente mundano. La banda sonora, por otro lado, es realmente excelente, con ritmos graves y marciales que apuntalan de muy buena manera la gravedad de la situación que atraviesan los personajes del juego.

Como mencionamos al iniciar esta reseña, puede resultar muy fácil confundir a Ash of Gods con una nueva entrega de The Banner Saga, y los más cínicos señalaran que estamos ante un simple clon de la producción de Stoic. Pero si estamos ante un clon, al menos estamos ante una imitación competente, que hace lo suficiente como para diferenciarse de productos similares. Lamentablemente, Ash of Gods no logra apuntalar del todo sus fortalezas, y cae presea de la debilidad de algunos de sus sistemas durante varios momentos de la campaña. Estamos ante un juego competente, pero que no logra alcanzar los mismos picos de calidad de otras ofertas del género.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por WhisperGames/AurumDust.

Ash of Gods: Redemption – Review
Historia70%
Gameplay65%
Gráficos75%
Música y Sonidos75%
Lo bueno:
  • Intrigante y siniestra historia
  • Buen sistema de combates tácticos
  • La banda sonora
Lo malo:
  • Sistema de diálogos demasiado básico
  • Algunos bugs y problemas de lógica en las conversaciones
  • Falta de complejidad en la exploración del mundo
71%Nota Final
Puntuación de los lectores: (4 Voto)
74%

Dejar una respuesta