La era del espacio está sobre nosotros. Múltiples productos tanto en el mundo de los juegos como en otros terrenos del entretenimiento (pensar en las películas Gravity e Interstellar por ejemplo) vuelven a enfocarse en las temáticas que tengan que ver con la fría frontera final más allá de nuestra atmosfera. GoD Factory: Wingmen es el aporte del estudio Ninedots al género de los combates espaciales que busca volver con fuerza de la mano de tanques como Elite: Dangerous o Star Citizen. Pero GoD no es un producto tan ambicioso como los mencionados, el enfoque esta puesto en cambio en la acción rápida, la coordinación y el trabajo en equipo. Se trata de un juego que nos plantea un escenario muy particular, con una serie de reglas firmemente establecidas y nos da las herramientas para buscar la victoria.

Ninedots tuvo que pasar por varios periplos para poder sacar su juego al público. Tras algunos intentos fallidos de obtener financiamiento colectivo a través de Kickstarter, finalmente fueron elegidos por la comunidad de Steam a través de Greenlight y lograron firmar un acuerdo con Namco Bandai para la distribución digital del producto. Es hora de analizar entonces si tanto esfuerzo finalmente dio sus frutos.

Una partida típica de GoD Factory: Wingmen gira en torno a un grupo de reglas muy específicas. En cada partida multijugador que iniciamos formamos parte de un escuadrón de cuatro pilotos que se enfrentan a otro escuadrón equivalente. La misión de cada equipo es derribar una poderosa nave de combate enemiga: el Carrier. Pero lograr el éxito depende de mucho más que ser rápido de reflejos y bueno con los disparos.

En primer lugar debemos elegir nuestra raza y nuestras naves. El juego cuenta con cuatro razas, desde los típicos humanos, que tienen naves rápidas pero no demasiado fuertes, y favorecen las tácticas de «hit & run» hasta otras razas más exóticas como los Guantris, quienes no presentan ninguna desventaja ni ventaja significativa, lo que les coloca en el rol de soporte, o los Arblos, cuyas poderosas pero lentas naves bombardero tienen la capacidad de teletrasportarse cortas distancias. Las diferencias entre las razas quedan mejor expresadas en sus distintas habilidades especiales, por ejemplo la chance de dejar un señuelo por parte de los humanos que les permite evadir de mejor manera a los rivales o la capacidad de absorber los escudos enemigos de las naves de la raza Chorion.

Además de escoger nuestra raza -tenemos dos disponibles al comenzar el juego y podremos destrabar las otras más adelante- también tenemos la chance de personalizar nuestras naves. El sistema de personalización es increíblemente robusto y nos permite realizar ajustes que van desde especializar más aún las fortalezas de nuestros cazas de combate o cubrir sus debilidades. Por ejemplo, podremos modificar las alas para agregar maniobrabilidad a un bombardero lento, o mejorar la computadora de a bordo de una nave soporte y de ese modo disminuir el cooldown de las habilidades especiales. Los cambios a las naves también involucran una modificación estética que da lugar a distintos diseños muy bien trabajados. Todo esto genera un metajuego muy interesante por fuera de los combates, ya que podremos ir destrabando mejores materiales de personalización a medida que juguemos y juntemos créditos in-game para poder comprar estos items.

Con respecto al combate, las batallas de GoD giran en torno a la lucha entre dos colosales carriers y los cuatro jugadores que actúan como sus pilotos de caza. Es posible asimilar el estilo de las partidas de GoD a lo que puede ser un MOBA al estilo League of Legends o DOTA 2. Cada carrier tiene siete puntos de estructura, cuando se pierden esos siete puntos la nave es destruida y el equipo que la defendía es derrotado. Una vez cada tres minutos, cada uno de los carriers dispara una andanada de proyectiles contra el carrier rival, reduciendo su estructura en un punto, de manera que es imposible que una partida dure más de 20 o 30 minutos. De este modo, la misión de los jugadores es la de acelerar la caída del carrier enemigo al tiempo que evitan que el equipo contrario haga lo propio con su nave base.

Cada carrier tiene distintas estructuras, y cada una de ellas al ser destruida implica la pérdida automática de un punto estructural, pero además implica fuertes penalizaciones para el equipo enemigo. De esta forma, si un grupo de pilotos logra destruir el cañón principal de la nave enemiga, las voleas de proyectiles serán lanzadas cada cinco minutos y no cada tres, lo que pone al equipo rival en una frenética carrera contra reloj para revertir la situación. De igual manera es posible derribar el radar de la nave enemiga para reducir la capacidad de los cazas enemigos de detectar naves aliadas o atacar el hangar para reducir la recarga de munición y escudo de los rivales. Especialmente divertida es la posibilidad de destruir el generador de escudo y el núcleo de la nave contraria -lo que costará al enemigo la pérdida del doble de puntos de estructura-, para lograrlo es necesario ingresar al interior del carrier enemigo. No puedo evitar sentirme Lando Carlissian o Wedge Antilles intentando realizar esta difícil maniobra (aunque no me va tan bien como a ellos).

Durante el combate los pilotos pueden usar dos naves. Las naves son duras de roer y es bastante difícil derribarlas, pero van perdiendo utilidad, escudos y munición a medida que se desenvuelve la partida. Para recargar los pilotos deben volver al hangar de su carrier y allí reponer fuerzas. Esta dinámica hace que las escaramuzas deban ser lo más organizadas posibles entre los jugadores, ya que un jugador que quiera hacerse el héroe y se mande solo al combate lo más probable es que termine dejando a su equipo con un hombre menos por un buen rato. Rara vez se ve un juego de este estilo donde la cooperación sea tan deseable como vital. Por suerte la comunidad, si bien pequeña, es bastante amistosa y hasta ahora no se han puesto demasiado furiosos por mis errores de novato.

A pesar de lo robusto que resulta este modo de juego, se echa de menos la existencia de otras modalidades. Un solo modo de juego y un solo escenario hacen que  GoD Factory se torne monotono antes de lo esperado, por más interesante que resulte el gameplay. El juego puede mantener el interés por bastante tiempo debido a su completo metajuego de mejoras y modificaciones para las naves, pero la vida útil del producto y su capacidad de mantener vivo el interés de los jugadores puede verse seriamente comprometida por su falta de variedad.

GoD Factory: Wingmen ofrece tres modos principales de control: Teclado + Mouse, Flighstick y Joypad. No hace falta aclarar que el periférico ideal para este estilo de juegos es el Flighstick, cuanto mejor sea su calidad mejor será nuestro desempeño. Sin embargo, el juego está pensado para ser jugado por aquellos que no tienen acceso a un buen flightstick – que sabemos que puede ser un accesorio bastante caro -, muchas de las armas tienen un modo «target & lock» que elimina la necesidad de apuntar de manera precisa. Esto hace que mal que mal el juego sea factible de ser jugado con un pad. Aunque sufriremos bastante a la hora de intentar usar el stick analógico para hacer giros, contragiros y las numerosas maniobras que tiene el juego. Los viejos amigos, el teclado y el mouse, son algo más recomendables, aunque es conveniente aumentar un poco la sensibilidad del ratón.

Gráficamente es un juego llamativo, los diseños de las naves son vibrantes y bastante bizarros, con algunos cazas que parecen ángeles y cosas por ese estilo. A la hora de los combates el engine gráfico del juego disimula su poca potencia técnica con llamativos y vibrantes efectos de luces, explosiones y partículas. Si bien he encontrado que por momentos la forma en la que la acción es presentada dificulta bastante diferenciar bien que está pasando en el combate. Tal vez una presentación algo menos rimbombante pero más clara hubiese sido más deseable en un juego que enfatiza la ejecución de tácticas precisas. En cuanto a lo sonoro, la OST del juego es bastante pobre, con solo un par de temas que se vuelven molestos rápidamente. Los efectos de armas, motores y explosiones se sostienen algo mejor y cumplen con su cometido.

GoD Factory: Wingmen es una agradable sorpresa. Se trata de un juego bastante pulido, con un sistema de personalización realmente profundo y un gameplay vibrante, frenético y que recompensa por sobre todas las cosas el verdadero trabajo en equipo. Es una lástima en ese aspecto que el juego se sienta algo vacío en cuanto a contenido. El modo de combate que trae es perfectamente funcional, pero al ser solo un modo de combate y en solo un escenario es probable que la mayoría de los jugadores se aburran rápido de él. Eso sin dudas no va a ayudar a acrecentar demasiado a una comunidad que ya de por si no es demasiado extensa.

Pero en esta era de internet y parches no todo está perdido. Ahora solo queda esperar que los muchachos de Ninedots estén a la altura del gran producto que construyeron y brinden un adecuado servicio post-launch. Más mapas y más modos de juego deberían ser la principal prioridad del estudio, de esa forma GoD Factory: Wingmen tal vez pueda abrir del todo sus alas y volar a nuevas alturas.

GoD Factory: Wingmen - Review
Gameplay80%
Graficos70%
Musica y Sonidos60%
Lo bueno:
  • Excelente gameplay que premia el trabajo en equipo.
  • Robusto sistema de modificación de naves.
Lo malo:
  • Solo un mapa y un modo de juego.
  • La comunidad es algo pequeña y cuesta encontrar pártidas.
68%Nota Final
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