Mandragora: Whispers of the Witch Tree es lo que hoy en día se conoce como un Soulsvania, una combinación entre la exploración y progresión de los clásicos Castlevania/Metroid con el combate desafiante y metódico de la saga Souls de From Software. Este proyecto cobró vida gracias a una campaña en Kickstarter, impulsada por la visión del estudio Primal Games Studio, que hasta ese momento solo había desarrollado un par de títulos menores. Aun así, la comunidad decidió apostar por su propuesta, y hoy podemos disfrutar de la versión final de esta ambiciosa aventura.

La historia nos sitúa en el reino de Faelduum, un lugar asediado por la entropía, una fuerza de otra dimensión que consume todo a su paso y cuya fuente son las brujas. Este reino es gobernado con mano de hierro por el Rey Sacerdote, y nuestro personaje forma parte de los Inquisidores, la fuerza armada que responde directamente ante él. La trama comienza con el interrogatorio y posterior ejecución de una bruja capturada, pero antes de que el proceso concluya, nuestro personaje decide acabar con su vida para poner fin a su sufrimiento.

Este acto desagrada al Rey Sacerdote, quien se siente traicionado por nuestra decisión y, como castigo —o quizás como oportunidad de redención—, nos encomienda la misión de cazar a otra bruja. Así da comienzo nuestro viaje. A medida que avanzamos en la aventura, nos daremos cuenta de que las cosas no son como parecen y que tanto las brujas como el Rey Sacerdote ocultan más de lo que aparentan. Si bien la historia no es revolucionaria, logra mantenernos interesados durante las 15 a 20 horas que dura la campaña principal.

Ahora bien, si queremos exprimir aún más la experiencia, Mandragora ofrece varias misiones secundarias.  Aunque no presentan tramas especialmente profundas o memorables, ayudan a expandir el contexto del mundo y reflejan la situación desesperada que atraviesa la población. Estas misiones pueden extender la duración total del juego a unas 25-30 horas. Y si nuestro objetivo es completarlo al 100% y obtener todos los logros, nos espera una experiencia que supera fácilmente las 45 horas.

Como mencioné antes, Mandragora es un Soulsvania: el combate se inspira en la saga Souls, mientras que la exploración toma elementos de Castlevania y Metroid. Comenzando por la exploración, dispondremos de un mapa bastante extenso que nos llevará a recorrer pueblos, bosques, castillos, pantanos y cementerios, entre otros lugares memorables.

Desde el inicio, no podremos explorar completamente cada zona nueva, ya que necesitaremos habilidades como el doble salto o el planeo para acceder a áreas inicialmente inaccesibles. Además, Mandragora cuenta con atajos que nos permiten volver más rápido a zonas previamente visitadas, agilizando así la exploración. En cada región, además de enemigos, encontraremos diversos recursos como plantas, madera y distintos tipos de minerales. Estos materiales serán fundamentales para fabricar las armas y armaduras que utilizaremos a lo largo del juego.

Un aspecto que no me agradó de Mandragora fue el sistema de cofres. Aunque están distribuidos por todo el mapa, la mayoría no se pueden abrir sin una ganzúa. Esto obliga a volver al pueblo a comprar ganzúas y regresar al lugar del cofre. Lo peor de todo es que los cofres no contienen armas ni armaduras directamente, sino planos para fabricarlas. Personalmente, esto me resultó desmotivador, ya que esperaba obtener recompensas más valiosas directamente.

Además, dispondremos de un hub principal donde podremos reclutar diversos personajes. Estos personajes nos permitirán comprar, vender y, principalmente, fabricar nuevos objetos. Cada vendedor puede subir de nivel, ya sea entregándole planos o fabricando objetos. A medida que mejoramos su nivel, podremos acceder a mejores precios, nuevos artículos y la posibilidad de crear objetos más avanzados que requieren un mayor nivel del vendedor.

En toda aventura no pueden faltar los enemigos que debemos derrotar, y Mandragora no es la excepción. Como en todo juego del género, en Mandragora nos enfrentaremos a esqueletos, zombis, lobos, entre otros enemigos. Sin embargo, un aspecto negativo es que la variedad es bastante limitada.

La mayor parte del tiempo estaremos combatiendo contra los mismos enemigos o contra versiones recicladas con un cambio de apariencia. Lamentablemente, esto también ocurre con varios de los jefes, que se repiten a lo largo de la aventura. Hubiera sido ideal que no reutilizaran tantos enemigos y ofrecieran una mayor diversidad en los combates.

En cuanto al combate, al comenzar Mandragora podremos elegir la clase de nuestro inquisidor. Las opciones incluyen al Vanguardia, un guerrero que empuña armas a dos manos; el Tejellamas, que utiliza magia de fuego; la clase de Hechicería, enfocada en magias de tipo caos; Belladona, que emplea dagas para ataques rápidos; el Guardia Salvaje, que domina habilidades basadas en electricidad; y Vindicación, un paladín que emplea magia de luz.

Todas las clases cuentan con un extenso árbol de habilidades que recuerda al de Path of Exile, aunque afortunadamente no es tan abrumador como el de ese juego. Sin embargo, es lo suficientemente amplio como para permitir la creación de builds personalizadas. Cada árbol tiene tres tipos de nodos: los nodos de paso, que otorgan estadísticas básicas; los nodos triples, que pueden mejorarse hasta tres veces; y los nodos grandes, que otorgan habilidades pasivas esenciales para definir nuestras builds.

Un detalle interesante de Mandragora es que no estamos obligados a invertir todos los puntos de talento en una sola clase. A medida que avanzamos por el árbol, podemos cruzar a otras clases, lo que permite una personalización mucho más profunda y flexible.

A la hora de equipar a nuestro personaje, podremos utilizar armas de una mano, armas de dos manos o combinaciones de armas de una mano con escudos o reliquias, siendo estas últimas necesarias para utilizar habilidades mágicas.

También podemos equipar casco, guantes, pechera, botas, una capa y hasta cuatro anillos. Al igual que en los juegos de la serie Souls, el peso del equipamiento es un factor importante en Mandragora. Si llevamos demasiada carga, nuestras esquivas serán más lentas y nuestra movilidad se verá afectada, lo que puede convertirnos prácticamente en un blanco fácil.

Uno de los aspectos que más me desagradaron fue la imposibilidad de mejorar las armas y armaduras. Si bien se pueden incrustar runas para sacarles un poco más de provecho, no poder mejorarlas directamente deja una sensación algo frustrante. Esto obliga a reemplazar constantemente nuestras armas por versiones más nuevas, eliminando por completo la posibilidad de, por ejemplo, terminar el juego con el arma inicial, ya que su daño se vuelve irrelevante en las etapas finales.

Como mencioné anteriormente, los cofres solo contienen planos para fabricar armas y armaduras, lo cual puede resultar decepcionante. Sin embargo, existe otra forma de conseguir equipo: derrotando enemigos con la esperanza de que nos dejen caer alguna pieza. Aun así, la tasa de caída es bastante baja, por lo que si deseas conseguir un set completo de un enemigo en particular, tendrás que dedicar bastante tiempo al farmeo.

Lo primero que viene a la mente al ver el juego es su apartado visual. Utiliza un estilo artístico basado en acuarelas para dar vida a los entornos, muy similar al de No Rest for the Wicked. Esto da como resultado escenarios detallados, gracias tanto a la paleta de colores como al trabajo de iluminación. Un punto positivo, al menos en mi experiencia, es que no tuve ningún problema de rendimiento en ningún momento.

Primal Games Studio optó por usar Unreal Engine 4 para desarrollar el juego y, afortunadamente, no presenta problemas de stuttering ni traversal stuttering. La única «desventaja» es que, cada vez que iniciamos el juego, debemos esperar a que se compilen los shaders, aunque este proceso suele ser bastante rápido.

En cuanto a la banda sonora, si bien no destaca de forma memorable, acompaña de manera sutil y acogedora al jugador durante toda la aventura. Sus tonos suaves y serenos refuerzan la atmósfera decadente del mundo. Además, la música encaja perfectamente con el apartado artístico, lo que contribuye aún más a la inmersión y ambientación del juego.

Mandragora: Whispers of the Witch Tree es uno de los intentos más recientes de combinar dos géneros que comparten muchas similitudes: los Souls-like y los Metroidvania. Si bien la fusión se logra de forma bastante acertada, hay algunas decisiones de diseño con las que no estoy del todo de acuerdo, como el hecho de que sea necesario usar ganzúas para abrir cofres y que las recompensas en su mayoría sean solo planos.

Sin embargo, dejando de lado esos inconvenientes, el juego resulta disfrutable de principio a fin y logra mantenernos enganchados, ya sea por su historia o por su jugabilidad, durante las más de 20 horas que dura la aventura. Sin duda, es una experiencia recomendada para los fans del género, tanto de los Souls como de Metroid/Castlevania.

Este review de Mandragora: Whispers of the Witch Tree fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Nvidia y Bethesda/Id Software.

Mandragora: Whispers of the Witch Tree - Review
Historia75%
Gameplay80%
Gráficos90%
Música y Sonidos80%
Optimización80%
Precio80%
Lo bueno:
  • Hermoso apartado artístico con una ambientación sobresaliente.
  • La personalización de las clases.
  • Una combinación acertada de los géneros soulslike y metroidvania.
Lo malo:
  • La historia podría haber estado mejor pulida.
  • La falta de variedad y la sobre utilización de los enemigos.
  • La necesidad de utilizar ganzúas para abrir casi todos los cofres del juego.
80%Nota Final
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