No es una tarea fácil analizar un remaster de un título que no está presente en el recuerdo inmediato de los jugadores. Una cosa es hablar de Halo, Crysis o Command & Conquer, y otra muy diferente es hacer referencia al que quizá fue el último gran Need for Speed, pero también uno de los menos recordados.

Para 2010, la franquicia ya había comenzado su curva descendente hacia una imparable seguidilla de fracasos, luego de los intentos fallidos de Carbon, Pro Street, Undercover y Shift, y Electronic Arts comenzó a sentir el cimbronazo comercial, lo que los llevó a tomar medidas drásticas para salvar a la serie, empezando por pasarle el mando al estudio Criterion, que venía de un tremendo éxito financiero gracias al correcto Burnout Paradise.

Como si hubieran tironeado de la palanca de freno de mano a 200km/h, la franquicia pegó un violento giro de 180 grados para buscar en sus raíces, y el GPS recalculó hacia uno de los momentos más aclamados desde sus comienzos: las persecuciones policiales a altísima velocidad.

Need for Speed Hot Pursuit 2010 lleva el mismo nombre del que fuera Need for Speed 3 pero con un enfoque mucho más vertiginoso, heredado de la serie Burnout, lo que le da una experiencia de acción realmente impresionante. Olvidándose de las pretensiones de simulación que trataron de insertar con Pro Street, y más fuertemente, con los Shift, este Hot Pursuit rejunta conceptos de otros grandes exponentes, como la dinámica de juego de Hot Pursuit 2 (2002) y el maravilloso diseño de escenarios de Need for Speed 4: High Stakes. Se le suman impresionantes cambios climáticos y los característicos Takedowns en cámara lenta que hicieron famosa a la serie Burnout, y el paquete es por demás espectacular.

La progresión de la campaña es a través de un mapa estático en el que vamos desbloqueando vehículos y eventos que tienen su propia progresión, tanto en las modalidades de corredor, como en la de los policías. Para este caso, descartaron por completo la idea de un mundo abierto por el deberemos rondar para encontrar cada nueva situación de carrera y destruir carteles sin sentido, y eligieron proponer una experiencia mucho más contenida, del estilo de los primeros juegos de la serie, lo cual le cae excelentemente bien.

Las competencias son inmediatas, los menús pasan rápido y los autos se eligen a primera vista. Una vez en el asfalto, el vértigo continúa a toda velocidad, frente a contrincantes que atacan en todo momento y golpean cuando tienen chances, y una policía que está equipada a la altura del conflicto para dar todo lo que tiene en pos de detener a los criminales.

Para sumarle acción a esta entrega, Criterion optó por apoyarse en un aspecto algo controversial para la franquicia: cada jugador tiene “habilidades” especiales consumibles durante las carreras. Ataques de pulsos electromagnéticos, pedidos de barricadas y helicópteros, bandas de clavos, disruptores de comunicaciones para inhabilitar las skills de los policías, y un modo turbo que multiplica la velocidad de forma momentánea, son fundamentales para que podamos contrarrestar a los otros pilotos y así llegar a la meta en primer lugar.

Esta combinación de artilugios poco convencionales – pero absolutamente efectivos – hacen que el juego no pare de entregar momentos de pura adrenalina, con una brillante dinámica de competencias, ayudando a tener un modo carrera que se puede disfrutar rápidamente, en pocos minutos, pero también potenciando mucho más las competencias online, ya que el uso estratégico de los consumibles se convierte en una segunda capa de complejidad para un gameplay que, de otra manera, sería el de cualquier otro Need for Speed del catálogo de EA.

Pero este es un juego de 2010 que hoy tenemos en manos gracias a que el publisher decidió remasterizarlo una década después, y eso nos hace pensar en el gran elefante que tenemos en la habitación: ¿qué le hicieron de nuevo? ¿vale la pena? Y lamentablemente, la respuesta no es tan simple como quisiera.

En primer lugar, este remaster cumple con tradicional listado de mejoras para una remasterización básica, ofreciendo una mayor profundidad en las opciones gráficas, donde se puede determinar cosas como el motion blur, el bloom, el desenfoque de profundidad y aplicar nuevas técnicas de antialiasing. También incluye texturas de altísima resolución, ideales para monitores 4K, algunos modelos de terreno corregidos, y hasta un modo foto para inmortalizar los espectaculares choques desde diferentes ángulos. Pero no hay nada más.

Al igual que con la remasterización de Burnout Paradise, EA optó por no retocar ningún modelo de auto ni mejorar la topología de los terrenos, que al estar un poco más estáticos se les nota la década que llevan encima. Tampoco ha cambiado demasiado el trabajo de los shaders que le dan más naturalidad a los materiales, lo que termina resultando en una imagen que es prácticamente igual a la de la versión original, aún considerando la mayor definición de cada textura en pantalla. Obviamente esto hace que el juego funcione de maravillas en cualquier tipo de hardware actual, pero eso también lo puede hacer la versión original. Entonces, ¿para qué?

Evidentemente, el plan de EA está apuntado a refrescar la popularidad de sus juegos más exitosos a falta de nuevas entregas que repliquen ese efecto en su público actual, y esta es la manera más comercialmente efectiva con la que se puede lograr. Need for Speed Hot Pursuit es un gran juego de carreras, y aún hoy se deja jugar sin inconvenientes, y sumándose que ya en 2010 se veía de maravillas, la cuenta final no era demasiado complicada.

Quizá la mejor implementación de todas, que en definitiva sí justifica la remasterización, está en que ahora el modo online es crossplay, permitiendo compartir la red social Autolog y las propias partidas con las demás plataformas, incluyendo Switch, Playstation 4 y Xbox One, lo que promete una mayor cantidad de jugadores con los que compartir las carreras, algo de lo que quizá se beneficia en mayor medida nuestra plataforma.

Por otro lado, no hay que dejar pasar que también incluye todos los DLCs del juego original, lo cual es un plus para los que tienen que volver a comprar el juego porque EA decidió no actualizarlos directamente. Es una práctica difícil de aceptar, sobre todo porque el original ya se conseguía a muy bajo costo y este cuesta originalmente 40 dólares (el precio regional de Steam en Argentina es de tan solo $1800 más impuestos), pero en definitiva, sale 10 años después que el otro, y de alguna manera tienen que recuperar esta pequeña nueva inversión.

A fin de cuentas, Need for Speed Hot Pursuit Remastered es un gran juego que sigue siendo tan efectivo como hace una década. Es potente, se ve bien, y ofrece una gran cantidad de contenido para poder disfrutarlo durante varias decenas de horas, tanto en solitario como online. Es difícil animar a gente que ya lo tiene a comprarlo nuevamente, sobre todo si no les interesa competir con otras personas, pero para quienes nunca lo hayan probado, este es uno de los últimos ejemplares que valen la pena de una franquicia que ya tiene tantos años de fracasos como de éxitos, y merece su lugar en la biblioteca de cualquier gamer.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Electronic Arts.

Need for Speed Hot Pursuit Remastered - Review
Gameplay85%
Gráficos75%
Musica y Sonidos80%
Multiplayer85%
Lo bueno:
  • Todo el contenido de un gran Need for Speed
  • Su propuesta no envejeció nada
  • Diversión inmediata
Lo malo:
  • Un remaster demasiado apegado al manual
  • Los que tenían el original están obligados a volverlo a comprar
75%Nota Final
Puntuación de los lectores: (8 Votes)
27%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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