La historia del desarrollo de la franquicia Metro es de lo más particular. El estudio 4A Games se inició en una Rusia escasa de recursos que puso al pequeño grupo de programadores y artistas frente a dificultades que ningún otro grupo del primer mundo ha siquiera imaginado. Aun así, su debút no solo fue sorpresivo por la calidad de Metro 2033, sino que en el proceso también elevaron la vara con un nivel técnico superior para el momento, y replicando una construcción de atmósfera y narrativa que rápidamente obligó a compararlo con nada menos que Half-Life 2.

Metro Last Light ya no sufría del mismo contexto, y el estudio había crecido como ningún otro en su país de origen, pero a pesar de la mejor fortuna -que permitió superar los inconvenientes de su origen-, la continuación de aquel aclamado título basado en las novelas de Dmitri Glukhovsky suponía una evolución total en la franquicia, tanto a nivel narrativo, artístico, como técnico. Una vez más, 4A subía la apuesta de su motor gráfico que, cada vez que se lo exigió, respondió con creces.

Seis años pasaron desde aquel Metro, y como si se tratara de un amor incondicional, el estudio no ha dejado de explorar esta extensa saga de Glukhovsky, continuando de forma directa la historia de Artyom y sus allegados en Metro Exodus, con la premisa de dejar finalmente al metro de Moscú para explorar el resto del territorio a causa de un descubrimiento que atormentó al protagonista durante toda la trilogía.

En este viaje, Artyom aparece más acompañado que nunca, reivindicándose luego de haber sido repudiado por sus visiones y transmisiones de radio fantasma, finalmente comprobando su veracidad, y resultando en un viaje sobre un antiguo ferrocarril junto a su esposa Anna, su suegro, y un puñado de coloridos soldados que -muy en el estilo narrativo ruso, similar al latinoamericano- siempre tienen un extenso monólogo de comentarios y anécdotas preparados para desplegar en el momento menos oportuno.

Gracias a la posibilidad de atravesar el país de a varios kilómetros por capítulo, Metro Exodus se aleja de la claustrofobia y los pasillos de sus antecesores para proponer terrenos diferentes, con estructuras diferentes, a través de su campaña de 10 horas, ampliando las posibilidades en base a su espectacular sistema de simulación de ciclo de día y noche, y cambios climáticos. En este caso pasamos por las iniciales zonas nevadas de las cercanías de Moscú, cruzamos el Volga para llegar a una primaveral zona montañosa, que finalmente nos sumerge en un oscuro bunker, y hasta atravesaremos un árido desierto lleno de mutantes.

Metro Exodus se convirtió, en algun aspecto, en un mundo semi abierto que nos permite explorar estas zonas de forma libre, si no nos enfocamos directamente en las misiones. En general, esto solo sirve para obtener más munición o materiales de construcción, pero cada mapa cuenta con la suficiente cantidad de puntos de interés para justificar el libre albedrío y la posibilidad de activar una misión secundaria en el medio de la nada. Pero no hay que engañarse, esto no es Red Dead Redemption 2, y la magia de la libertad se acaba al poco tiempo, sobre todo por la necesidad de controlar los recursos con celosía.

Ningún tipo de munición sobra en esta experiencia, obligándonos a tener un ojo encima de cada contador, o a pensar en formas alternativas de acabar con los enemigos antes de quedar desarmados por completo. Se genera entonces una fuerte experiencia de superviviencia, a pesar de tratarse de un juego de tiros, que aporta a una atmósfera realmente insuperable, muy característica de la franquicia, y que pocos otros juegos han logrado.

Una vez más es inevitable no hacer referencia al legendario Half-Life 2 al hablar de un Metro, y quizá hasta en Exodus sea más evidente que nunca por la constante presencia de compañeros de misión y las diferentes personalidades de los personajes. Sobre todo al estar junto a Anna. Cuando ella hace contacto visual con nosotros, es imposible no recordar los grandes momentos de Alyx Vance junto a Gordon Freeman, y hasta los entornos muestran una obsesión absoluta por la obra de Valve, replicando la característica forma de construir un contexto mediante el uso de recortes, objetos o carteles a través de cada escenario.

Y aunque todo parezca una fiesta, quizá el mayor despropósito de Metro Exodus está en su exagerado interés por ser una experiencia de vieja escuela, apuntando directamente a recuperar los momentos brindados por los first person shooters de principio de milenio, como el mencionado Half-Life, Doom 3, F.E.A.R. y los Medal of Honor. Eso es parte de su encanto y parte de su desatino.

Es muy interesante jugar en 2019 un first person shooter que requiera de tantas teclas para cumplir con el total de sus acciones. Es algo que hasta se puede destacar de buena forma, porque esa complejidad es la que hace a los juegos divertidos. Estamos tan acostumbrados a que los Far Cry y los Call of Duty estén pensados para arreglar todo con un par de botones que tener una tecla para el encendedor, otra para la máscara, y otra para la linterna, es prácticamente un sacrilegio para cualquiera que se haya iniciado en el hobby en los últimos 10 años. Para quienes venimos desde los orígenes del género, es casi una luz de esperanza en un mundo que se ha simplificado tanto que se ha puesto aburrido.

Todos los cambios de progresión de personaje de Metro Exodus están logrados por simples pickups en medio de las misiones. No hace falta desbloquear ningún tipo de artilugio para las armas porque cada elemento se descubrirá progresivamente al quitárselos a cada enemigo. Lentamente iremos obteniendo mejores miras para los cuatro tipos de armas distintos que podemos elegir, diferentes mangos, diferentes cartuchos, y diferentes cañones, que como se viene proponiendo desde Metro 2033, permiten construir Frankensteins de AK47, pistolas, o el rifle neumático característico de la serie.

La ausencia total de backtracking o de contenido interesante esparcido en el mapa, lamentablemente recuerdan muchísimo al malogrado Rage, y es hasta en el excelente uso de las armas, con sus efectos de golpe e interesante variabilidad, que se parece a aquella última nueva propiedad intelectual de idSoftware.

Igualmente, Metro Exodus llena un vacío cada vez más grande dentro de una industria que cada vez apunta más al online competitivo y descarta las campañas para un solo jugador. La última vez que tuvimos una historia de gran calibre en un first person shooter fue en el excelente Wolfenstein 2: The New Colossus (los Far Cry ya están muy lejos de eso) y por suerte este es un juego que sigue esa misma línea, lo que a final de cuentas lo hace bastante entretenido.

Metro Exodus es además otra de las grandes muestras del nivel técnico que sigue manejando 4A Games, ofreciendo visuales realmente insuperables, con modelos de personaje excelentes, entornos de una iluminación inexplicable, y alta topología poligonal por donde se lo mire, aunque quedándose corto en el desarrollo de las animaciones, como siempre. En realidad, en general cumple con el estándar al que estamos acostumbrados, pero pequeños movimientos extraños en el medio de la exposición de un personaje suelen romper bastante con la experiencia, al igual que en los momentos en donde se dan varios segundos de espera entre línea y línea de diálogo.

Cabe destacar que este es el primer juego que sale oficialmente, en el día de su lanzamiento, con soporte para raytracing y DLSS de Nvidia, por lo que también se convertirá en un punto de referencia para las pruebas de las placas gráficas de nueva generación. En este caso, el motor gráfico utiliza el trazado de rayos para calcular la iluminación global en habitaciones iluminadas con luz exterior, y en el desarrollo del reflejo en materiales (aunque en este caso es menos notable). El efecto general no es demasiado evidente si no se lo compara directamente con la versión de puro rasterizado, pero es bueno saber que ya existe un triple A que funciona con esta tecnología sin demasiados sobresaltos.

Para disfrutar Metro Exodus en todo su esplendor, hemos utilizado ni más ni menos que la GPU más potente del mercado, la GeForce RTX 2080 Ti de Nvidia. Si bien esta no consigue alcanzar los 60 FPS con todos los detalles al máximo en las zonas abiertas (Volga, Caspian y Taiga), al menos logra mantener un promedio de 45 FPS con RTX en Ultra -y por supuesto DLSS activado. En los niveles cerrados o más lineales, por supuesto, si alcanzar e inclusive supera los 60 FPS. Siempre refiriéndonos al a mayor calidad gráfica posible dentro del menú de configuración.

Para capturar las imágenes, no obstante, no hemos utilizados DLSS ya que, si bien la tecnología brinda un significativo incremento de rendimiento, a la larga distancia puede provocar artifacts (como se puede ver en el video al comienzo de Taiga). No obstante, son excepciones muy aisladas que definitivamente no ameritan desactivar el DLSS bajo ningún aspecto si son poseedores de una GPU RTX, sin importa si es un 2060 o una 2080 Ti. El beneficio visual Iluminación global con trazado de rayos en compensado proporcionalmente con DLSS, y no razón para no gozar es un nivel realismo e inmersión superior en esta entrega de la saga Metro que realza su estándar en materia gráfica.

En nuestra región, Metro Exodus es ofrecido por un precio reducido en comparación a países desarrollados, por lo que es difícil exigirle la inclusión de otras modalidades de juego o un multiplayer competitivo que extienda las horas de juego, pero al tratarse de un triple A moderno, es algo que realmente le haría falta.

Igualmente, eso ya sería pedirle demasiado. Venimos de más de una década de Call of Duty a 60 dólares, con campañas de 6 horas, y la verdad es que el estándar de calidad de Metro Exodus está muy por encima de las campañas lineales de Activision. Y si bien tiene sus grandes fallas, y peca de antiguo por no adoptar mecánicas modernas, el viaje de Artyom siempre es divertido e interesante, y ofrece una de las mejores atmósferas que podamos experimentar en cualquier medio de entretenimiento.

A final de cuentas, este es un juego super recomendable porque brilla en la forma en que nos cuenta este viaje y en cómo se ha construido este universo, y sobre todo lo es para quienes ya vienen acompañando a la serie desde sus orígenes, que seguramente se sentirán más identificados con el mundo, y reconocerán de mejor manera el particular estilo de desarollo ruso, que ya cuenta con una personalidad artística muy propia.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Deepsilver/4A Games.

Metro Exodus - Review
Historia80%
Gameplay80%
Gráficos90%
Música y Sonidos85%
Lo bueno:
  • Otro paso hacia adelante para una gran serie
  • Enorme despliegue técnico
  • Atmósfera inigualable
Lo malo:
  • Demasiado apegado a lo más clásico del género
  • Inconsistencias en texturas y animaciones de personajes
85%Nota Final
Puntuación de los lectores: (23 Votes)
59%

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