Wargroove, como lo describe el propio estudio Chucklefish, es una mezcla entre las reconocidas sagas Fire Emblem y Advance Wars, juegos que no se vieron nunca fuera de la plataforma de Nintendo, y que pertenecen a la categoría de RPG Táctico. Desde la estética visual y la presentación general, Wargroove se asemeja mucho más a la segunda serie mencionada, con un pixel-art en 2D colorido y batallas en pantalla dividida, que provee una visión detallada de la acción.

La puesta en escena, sin embargo, está totalmente inspirada por Fire Emblem (o juegos ambientados en la edad media), cambiando los rifles por espadas y los tanques por caballos. Y si bien parece en esta breve descripción que Wargroove no es nada más que una copia de ideas de otras franquicias exitosas del género, en realidad trae consigo algunos trucos bajo la manga.

Para hablar sobre el diferencial de Wargroove, primero deberíamos hablar de lo que tiene de similar a otros RPGs tácticos. Como muchos de estos, si no son todos, las batallas se desarrollan en un mapa alejado, teniendo algunas que otras edificaciones para ocuparlas si están vacías, o atacarlas si están habitadas por fuerzas enemigas. El jugador posee una cantidad de unidades bajo su control, cada una con sus ventajas y desventajas contra unidades enemigas, y una particular serie de condiciones especiales con la que pueden hacer un daño crítico. Por ejemplo, los soldados hacen daño crítico si están en una casilla al lado de su comandante, los arqueros logran un golpe crítico si no se movieron para atacar, o las harpías si están arriba de una montaña.

Los comandantes son los “héroes” principales. Son mucho más fuertes que las unidades normales y poseen habilidades únicas llamadas “Grooves”. Estas no son intercambiables o personalizables, y varían en su utilidad dentro de la batalla. Mercia, por ejemplo, tiene la habilidad de recuperarle el 50% de la vida a las unidades cercanas, mientras que su perro Cesar puede darles una segunda acción a los aliados adyacentes; estas son habilidades que pueden ayudar mucho en cada misión, pero no todos los “Grooves” están creados de la misma forma, como el de Koji, quien crea dos bombas remotas que hacen muy poco daño a la mayoría de los enemigos.

Una cosa es segura: se necesita aprovechar al máximo a estos especiales, considerando lo difícil que llega a ser Wargroove. En las primeras misiones del acto uno, las cosas se vuelven relativamente difíciles, dejando al jugador algo desorientado ni bien termina el tutorial. La dificultad solo sube y sube consistentemente conforme se progresa hasta el séptimo y último capítulo.

Además de la campaña, existen los modos Puzzle y Arcade, que se desbloquean luego de un par de misiones. En el modo Arcade, se elige un personaje y se juega a través de una serie de cinco batallas contra oponentes ya pre-armados, con conversaciones cortas antes y después de la pelea. Por otro lado, el modo Puzzle propone un solo turno para ganar la partida, y solo existe esa forma, lo que significa que hay que tener muy en cuenta cuántas casillas se pueden mover por unidad, qué acción tomar, y a quién atacar. Es una buena propuesta de entrenamiento que ayuda a afilar bastante la lógica y las mecánicas de Wargroove.

La historia es algo lenta, pero divertida. La aventura comienza con Marcia, la reina de Cherrystone, quien acaba de ser nombrada tras el asesinato de su padre a manos del imperio Falheim. En la cruzada para vengar su muerte y terminar una guerra iniciada por ese acto, se encuentran con varios aliados en el camino. Si bien el desarrollo de personajes carece del encanto de los Fire Emblem (y debemos entrar al codex para leer un poco del “backstory” de cada uno), los diálogos son simpáticos y uno les toma cariño a los participantes de esta odisea. Al tener cortes de escena tan cortos entre actos, Wargroove genera una ansiedad por ver que pasará a continuación, y junto a su maravilloso gameplay, puede atrapar por varias horas.

En la configuración por defecto, el juego provee una dificultad empinada pero no es un desafío insuperable, y en un género conocido por ser muy exigente, es una buena noticia, pero la accesibilidad se ve acotada. Muchos jugadores se verían más atrapados si no fuese tan exigente, pero los ingeniosos desarrolladores de Wargroove crearon una solución maravillosa a este problema: el nivel de dificultad no es nada nuevo en ningún juego, sin embargo, el nivel de granularidad que se tiene a disposición para personalizar la experiencia es impresionante. En vez del típico “fácil, medio y difícil”, se puede elegir qué tanto daño te gustaría recibir (en una escala de 0 a 200%), cuánto dinero ganar por turno y qué tan rápido se carga la habilidad “Groove”. Pero si se lo configura muy sencillo, reducirá las recompensas por misión (solo 1 estrella en vez de 3) y no se podrá ver el verdadero final en el epílogo, el cual requiere de 100 estrellas.

El ajuste de la dificultad no es lo único que se puede aprovechar para hacer que el juego esté más a medida del jugador. También se pueden deshabilitar las animaciones de combate, se puede cambiar el contador de vida de las unidades por barras de salud, y hasta optar por una vista de la cuadrícula para ver claramente el tablero de juego. También ofrece un editor de mapas y hasta de campañas, regalándole infinidad de horas en rejugabilidad y creatividad. La interfaz de la creación de contenido podría ser un poco más amigable, ya que es fácil perderse, pero luego de unos momentos, es fácil agarrarle la mano. Las creaciones pueden ser compartidas online y estarán disponibles tanto en Steam como en Switch o Xbox One, ya que cuenta con cross-platform.

Si bien ya se dijo antes, es inevitable encontrarle una semejanza irrefutable a Advance Wars, ya que utiliza una estética muy similar. Los colores llamativos y un pixel-art bien pulido son sin duda bellos, pero carecen de detalle. Los bocetos de los personajes están tan bien creados, que es una lástima que no se pueda apreciar más animación como la de la intro, y se desaprovechó una oportunidad de sumarle más puntos en esta arista. En cuanto a la música, sus acordes reminiscentes a melodías de edad media cumplen su función de transportar al jugador a los escenarios que propone. La falta de actores de voces no es una cuestión determinante, pero hubiese sumado a la experiencia, ya que todos cuentan con palabras, frases u onomatopeyas. Las canciones de las batallas tienen un compás marcado y una velocidad correspondiente a la acción.

El multiplayer es el que se lleva todos los premios, y lo mejor que tiene es que las partidas son asíncronas, lo que significa que no es necesario estar pendiente todo el tiempo al jugar la partida con alguien más. Lo único que se debe hacer es enviar un código de partida a un amigo, independiente de la plataforma donde se encuentra jugando, y jugar en el tiempo en que puedan responder a cada movimiento.

Wargroove es el sucesor espiritual de Advance Wars que tanto ansiaban sus fans. Revive fielmente las tácticas y la estética que lo hicieron famoso, pero añadiendo a la mezcla algunos detalles que lo hacen brillar. Los actos en la campaña tienen la tendencia de ser más largos de lo que debería, teniendo en cuenta la falta de grabado de partida en medio de la batalla, pero sus varios modos, su extensa cantidad de secretos, su multijugador inmejorable y su vasta posibilidad de crear escenarios, lo hacen un RPG táctico digno de su predecesor adjudicado.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Chucklefish.

Wargroove - Review
Historia65%
Gameplay80%
Gráficos75%
Música y Sonidos75%
Multiplayer95%
Lo bueno:
  • Increíble experiencia Multijugador
  • Editor de mapas y campañas
  • Configuración de dificultad extensa
Lo malo:
  • Historia un poco básica
  • Falta de guardado en medio de la batalla
81%Nota Final
Puntuación de los lectores: (3 Votes)
25%

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