Los amantes de la estrategia histórica quedamos algo decepcionados y descolocados con las últimas entregas de la franquicia Total War. Si bien competentes por derecho propio, los dos juegos ambientados en el mundo de Warhammer que nos entregó The Creative Assembly en los últimos años terminaron por alejarse bastante de las raíces de la saga. No solo porque la nueva ambientación cambió el contenido histórico (más o menos preciso) por otro de índole totalmente fantástica. Sino también porque elementos de juego ya emblemáticos de la saga fueron simplificados, eliminados o modificados en pos de adaptarse a nuevos sistemas y a nuevos contenidos, como por ejemplo los personajes heroicos y su manejo símil-RPG.

Y la cosa no parece que vaya a cambiar demasiado, si tenemos en cuenta que el próximo título de la franquicia, Total War: Three Kingdoms, se inspirará más en la ficción histórica del Romance de los Tres Reinos que en los hechos históricos verificados sobre la China interdinástica de comienzos de nuestra era. Es por eso que el primer episodio del experimento llamado “Total War Sagas” es un soplo de aire fresco para los amantes de la historia. La lucha por el control de Britannia lleva a Total War de nuevo a sus raíces más profundas, con todo lo bueno y lo malo que dicha afirmación representa.

Tal como su título lo indica, Thrones of Britannia nos transporta a las islas británicas hacía finales del primer milenio después de cristo. El juego se ubica temporalmente años después de la supuesta muerte de Ragnar Lodbrok (personaje semi-histórico, popularizado por la serie de TV Vikings). Los hijos de Ragnar (ellos sí, históricos) azotaron las islas británicas como venganza y asolaron todo a su paso, dividiendo al reino y en dos y cambiando el status quo de la región para siempre.

Thrones of Britannia comienza luego de este periodo de cruentas guerras, en un interludio de paz en el cual los británicos, los vikingos invasores, los galos y otros poderes de la región se ven paralizados en un estado de frágil tregua mutua. El objetivo que nos plantea el juego es simple: mejorar nuestra infraestructura, nuestra economía y las capacidades de nuestros ejércitos, y con estos nuevos poderes, coronarnos como los legítimos reyes de Britannia.

A raíz de esta ambientación superenfocada, Thrones of Britannia es a la vez un juego típico de la franquicia Total War, y uno que experimenta con mecánicas algo diferentes. En cierta forma, esta nueva entrega recuerda más a las expansiones Stand Alone Shogun 2: Fall of the Samurai y Total War: Attila. Es decir, episodios históricos enfocados en un periodo de tiempo breve y en un capítulo de la historia determinado. Thrones of Britannia no pretende llevarnos en un recorrido por toda la edad media, sino que se enfoca con fuerza en unas pocas décadas entre finales del siglo IX y comienzos del siglo X d.C.

Este enfoque temporal hace que, por ejemplo, el juego encuentre uno de sus fuertes en las relaciones interpersonales. Debido a una campaña comparativamente corta con respecto a otros juegos de la saga, y a un paso del tiempo más medido, los personajes que comandan nuestros ejércitos y gobiernan nuestras ciudades pueden quedarse con nosotros durante casi la totalidad de una partida (al menos si perseguimos las condiciones de victoria catalogadas como “cortas”). Esto quiere decir que las relaciones interpersonales, la lealtad conseguida y la influencia cosechada por cada una de las personalidades de nuestro reino tendrá un fuerte impacto en cada partida.

Por ejemplo, jugando con el reino británico de Wessex, nos vamos a encontrar con amplios dominios y distintas familias de nobles bajo el liderazgo del legendario Rey Alfred. Si queremos asegurarnos la lealtad de dichos nobles, la forma más económica es conquistar nuevos territorios y asignar a personalidades de estas familias como gobernadores o titulares de las nuevas tierras adquiridas. Estas acciones nos llevan a buscar un fino equilibrio en nuestro reino. Ya que si fallamos en ganarnos la lealtad de nuestros súbditos pronto nos veremos inmersos en rebeliones o peligrosas guerras civiles.

Otras facciones presentan sus propias mecánicas, pero todas apuntan más o menos al mismo sistema de equilibrio entre las acciones militares y la integridad de la facción. Los pueblos vikingos, por ejemplo, obtienen sus bonificaciones al realizar campañas ofensivas de saqueo y pillaje de las costas rivales, mientras que los pueblos galaicos construyen su integridad en torno a las nociones de comunidad y la celebración de ferias anuales.

En general, el manejo del mapa de campaña de Total War será inmediatamente comprensible para cualquier viejo aficionado a la franquicia. Conceptos tales como los de disponibilidad de suministros y orden público no plantean nada nuevo, al menos para dichos jugadores. Con esto dicho, Thornes of Britannia no hace un buen trabajo a la hora de aclimatar a jugadores novatos. Los tutoriales referidos al aspecto de gestión del reino son insuficientes y hay conceptos que no están bien explicados. Esto puede llevar a la frustración, en especial durante los primeros momentos de la partida, que suelen ser los más difíciles debido a la presencia de varios frentes de guerra y a que las mejores tecnologías de combate aún no están desarrolladas.

El otro gran aspecto de Thrones of Britannia, y de todo Total War, son los combates tácticos. Esta nueva entrega no busca reinventar nada en este aspecto. Incluso puede decirse que, debido a la naturaleza enfocada de la ambientación, los combates tácticos pecan de ser algo pedestres y repetitivos. A grandes rasgos vanos a controlar cuatro tipos de tropas. Soldados de a pie, lanceros, unidades de combate a distancia y caballería. Existen algunas unidades especiales tales como los Berserkers vikingos o los perros de guerra de los pueblos irlandeses, pero no hay una gran cantidad de unidades especiales. Las unidades de asedio solo aparecen al final de los diferentes árboles tecnológicos de cada facción, y durante el 90% de la campaña nos las vamos a tener que arreglar con arietes y torres de asalto.

A pesar de esta simplificación en el manejo de unidades, Thornes of Britannia nos trae de vuelta las formaciones de combate que tanto se echaron de menos en las entregas de Warhammer. Organizaciones de flanqueo, barreras de escudos y disposiciones en punta de lanza ayudan a darnos más opciones a la hora de atacar o defender en el campo de batalla. Es especialmente satisfactorio ver como logramos derrotar a una fuerza numéricamente superior haciendo buen uso de las estrategias defensivas de las unidades con escudo y de las cargas de caballería. En ese sentido, el combate táctico de Thornes of Britannia se presenta como uno enormemente refinado, si bien no presenta novedades significativas con respecto a otros títulos como Shogun 2 o Rome 2.

En cuanto a su aspecto gráfico, Thrones of Britannia no presenta grandes diferencias con respecto a las últimas entregas de la saga. El juego es, a todos efectos, gráficamente idéntico a Rome 2 o Attila, y hasta se puede decir que existe un decidido paso atrás con respecto a las visiones más esplendorosas que The Creative Assembly nos entregó con las dos iteraciones de Total War: Warhammer. Esto no quiere decir que Thrones of Britannia sea un juego visualmente desagradable, más bien todo lo contrario. Las tropas cuentan con un nivel de detalle sorprendente, y los escenarios no se quedan atrás.

Desde el oleaje del mar embravecido hasta los enormes incendios que se desatan en cada asedio, Thrones of Britannia es un juego que retiene todo el pedigrí visual ya típico de los trabajos de The Creative Assembly. Lo mismo puede decirse del aspecto sonoro, tanto en cuanto a la presencia de una adecuada (aunque para nade memorable) banda musical, como con respecto a los efectos de sonido en cada una de las batallas, que brindan al juego una autenticidad inmensa.

En definitiva, el primer episodio de los spin-offs titulados “Total War Sagas” es un éxito moderado para The Creative Assembly. Se trata de un Total War “Lite”, con una campaña que podremos terminar en apenas un puñado de horas y una profundidad táctica y estratégica menor si la comparamos con las entregas principales de la franquicia. Por otro lado, el regreso a la historia como inspiración y a un apartado táctico más profundo ayudan a elevar a Thrones of Britannia por encima de la mediocridad. Si esta es la nueva estrategia de Sega y The Creative Assembly para mantener a Total War relevante, estamos ante un bien comienzo. Si bien queda mucho por mejorar.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por SEGA/Creative Assembly.

Thrones of Britannia: a Total War Saga - Review
Historia70%
Gameplay75%
Gráficos80%
Música y Sonidos70%
Multiplayer70%
Lo bueno:
  • Ambientación interesante y bien explotada.
  • El regreso de las opciones tácticas en el campo de batalla.
  • Gran trabajo audiovisual.
Lo malo:
  • Poca profundidad estratégica.
  • Pobres tutoriales.
  • Que sea el único Total War histórico en el pasado reciente y el futuro inmediato.
70%Nota Final
Puntuación de los lectores: (2 Votes)
84%

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