Lo primero que deja en claro Wonder Boy: The Dragon’s Trap en sus primeros minutos de juego es que los plataformeros han cambiado muchísimo durante los últimos 30 años, y no para mejor, sino que han estado perdiendo las genialidades y el bueno uso de limitados recursos en pos de ofrecer simples experiencias para un público extremadamente amplio.

Dragon’s Trap es tan vieja escuela como el original Wonder Boy III: The Dragon’s Trap, porque este no es más que un reskin con hermosos sprites y animaciones que mantiene intacta a la estructura original. Si se quiere, es una emulación disfrazada. Y para nada se traduce en un juego limitado o antiguo, ya que sus mecánicas se sienten igual de frescas y desafiantes, y si no conociéramos a su ancestro de enormes píxeles en colores fluorescentes, seguramente pasaría por moderno.

El primer nivel -que además es parte del disparador de la historia- deja en claro qué tipo de plataformero nos vamos a encontrar. Prácticamente es un “metroidvania” a pocos años de que se lanzaran los dos juegos que le pusieron el nombre al género, presentando la misma complejidad junto a la despiadada dificultad que se esperaba por esos años. Ni bien comienza la aventura nos convierten en lagarto, y nuestra misión será recuperar nuestra forma para poder enfrentar los peligros que se avecinan, aunque cada vez que derrotemos al jefe de turno, iremos obteniendo nuevas formas para ir sorteando obstáculos determinados.

Los niveles se presentan a través de pueblos con diversas puertas que nos llevarán a diferentes lugares, algunas de manera libre -limitando al nivel por la ausencia de alguna habilidad o un jefe muy poderoso- otras con el requisito de alguna llave perdida. A medida que vamos resolviendo cada mapa iremos adquiriendo más dinero para poder comprar mejoras, que nos van a permitir enfrentarnos a enemigos cada vez más potentes. Más de una vez nos vamos a encontrar inmersos en una situación para lo que no estamos preparados, y terminamos en una muerte segura que alimentará una frustración que hace décadas no llegamos a sentir, pero es parte de la gracia de revivir un clásico.

Dragon’s Trap nos va a obligar a repasar cada nivel, cada combate, para que aprendamos sus mecánicas, mejoremos nuestras estadísticas y siempre busquemos la forma de hacer crecer a nuestro personaje para no perecer en el intento. Es un trabajo duro, y sin lugar a dudas es mucho más duro para jugadores modernos, pero es la herencia del juego que están relanzando, y sería un pecado no hacerlo con toda su naturaleza intacta.

Los ligeros elementos de RPG que acompañan a la aventura nos permitirán llevar armas y armaduras de distintos tipos, con distintos propósitos, y un grupo de habilidades también heredadas de los títulos que fundaron el género, ataques secundarios como las emblemáticas cruces que reboleava Simon Belmont, y al igual que cualquier Legend of Zelda, podremos mejorar nuestra salud recolectando contenedores de corazones.

Todos estos elementos hacen que -como se mencionó- Dragon’s Trap no sea un juego para cualquiera. Hay que adaptarse a las concesiones de hace tres décadas, y la frustración está a la vuelta de cualquier esquina. Peor aún, heredando las fallas de aquel ancestro (que estaba muy lejos de ser perfecto), muchas de las soluciones a los obstáculos yacen simplemente en la prueba y error, tratando de encontrar cuál es la manera o cuál es la forma que deberemos tomar para seguir avanzando.

Lizardcube, el estudio encargado de hacer este port, reconoce que es uno de los más grande problemas de un título que realmente tiene poco para reprocharle y han tratado de aliviarlo con la reutilización de un personaje que antes entregaba passwords pero ahora se dedica a tirar tips sobre el momento del juego en el que nos encontramos. Como en este caso tenemos partidas guardadas automáticamente, el cambio de propósito para el cerdo humanoide pirata no solo es útil, sino que demuestra cierto grado de genialidad.

Artísticamente, Wonder Boy: The Dragon’s Trap está a la altura de las circunstancias, con una animación de altísimo framerate y una consistencia estética a través de toda la aventura que pocos remasters pueden lograr. Lo mismo pasa con los sonidos y la música, que han sido reformulados para estar en todo su esplendor técnico, pero respetando a sus raíces. Toda la filosofía del estudio para por mantener lo más puro de la experiencia, sin invadir ningún aspecto fundamental del juego original, y así como han desarrollado este remaster. Para los que quieren revivir los sprites y los sonidos de la Master System II, todo está a dos botones de distancia, pero en nuestra plataforma la emulación siempre fue cosa de todos días, por lo que no vale la pena gastar si se va a jugar así.

Wonder Boy: The Dragon’s Trap se puede considerar como un buen pedazo de historia que fue maquillado para que lo puedan apreciar las generaciones por venir sin temor a querer arrancarse los ojos o perforarse los tímpanos, ya que el apartado audiovisual es por demás atractivo y no afecta en nada a la maquinaria que mueve a este plataformero de alto nivel. Aconsejar a los inexpertos antes de aventurarse es un buen camino para evitar las frustraciones violentas -o por lo menos para prepararlos-, pero una vez superado ese gran nivel de dificultad y las diferencias con las que se presentan los plataformeros modernos, es sin lugar a dudas, un buen candidato para la colección de nostálgicos.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Lizardcube/DotEmu.

Wonder Boy: The Dragon’s Trap - Review
Gameplay80%
Gráficos85%
Música y Sonidos80%
Lo bueno:
  • Excelente remasterizacion
  • Un plataformeros como pocos que se sigue sintiendo moderno
  • Arte inigualable
Lo malo:
  • Frustrante como pocos
  • Hereda algunos problemas del juego original
82%Nota Final
Puntuación de los lectores: (6 Voto)
86%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

3 Respuestas

  1. Lucas Fernandez

    concuerdo, es una genial remasterizacion y esa opcion de ver los graficos de Master System y lo nuevo que han hecho te da lugar a apreciar mucho mas el trabajo de arte que han implementado y la libertad de re imaginar los escenarios, yo le doy un 8.5.

    Responder

Dejar una respuesta