Los distritos rojo, verde y azul se encuentran separados a causa de una serie de desacuerdos entre los habitantes. Ahora la discriminación y el caos financiero reina en la ciudad de Colortown y todos los rincones del mundo de Tinkerworld.

Sin embargo, el problema real comienza cuando nuestro protagonista Koru, un simpático y humilde monito, se mete en una riña con uno de los temperamentales lideres del pueblo rojo por acusarlo con -justa razón- de hacer trampa en una carrera, y como consecuencia su inseparable amiguito Tap resulta herido en el medio de la pelea.

Koru inmediatamente sale a buscar una cura para Tap y repentinamente se encuentra con un espiritu violeta, quien promete darle a Koru la habilidad para sanar al tierno bichito  -quien tiene un carácter peculiar que no concuerda con su apariencia – y solucionar los problemas que mantienen aislados a los distritos de Tinkerworld.

Sin tener conocimiento del potencial de sus habilidades y su naturaleza como Tinker -individuos que pueden usar los poderes otorgados por los espíritus de los colores- Koru es facilmente engañado por la aparición violeta y desata la Monocromia, una fuerza blanca y malvada que poco a poco irá despojándole de todo su color a Tinkerworld.

La jugabilidad en The Last Tinker se presenta en dos partes. Por un lado un combate sencillo y diluido tomado de la trilogía del Prince of Persia o los Batman Arkham, y por otra parte, tendremos que resolver una variada cantidad de puzzles usando las habilidades otorgadas por los espíritus rojo, verde y azul.

Koru tendrá que arreglárselas por su cuenta para descifrar algunos de ellos, pero para la gran mayoría, tendremos que usar a Biggs y Bomber, dos particulares hongos amarillos que tendrán diferentes usos dependiendo de los tres colores mencionados. Tanto el grandulon como el pequeñín tienen personalidades muy marcadas, pero Bomber, el más pequeño, resulta más gracioso por su apariencia y personalidad casi idéntica a los minions de la película Mi Villano Favorito.

Ya sea, investigando pistas, activando mecanismos con o sin colores, o tocando melodias con hongos musicales o en una sinfonía llena de Bombers y Biggs, The Last Tinker rebosa de originalidad en todos sus puzzles y su diversidad en el gameplay, y por eso es que resulta tan entretenido y llevadero al margen de su baja dificultad en las peleas.

Por supuesto los colores no son únicamente para solucionar caminos obstaculizados o puertas cerradas. También nos ayudarán en los combates. El rojo nos dará más daño, el verde ahuyentará a los enemigos -haciendolos tirarse al agua o estrellarse con arbustros- y el azul los aturdirá, pudiendo haciendo un gancho al estilo Shoryuken de Ken y despacharlos rápidamente.

A medida que eliminemos las tropas de la Monocromia y rompamos cajas y cristales, obtendremos unos cristales azules con los cuales podremos adquirir nuevos movimientos y aumentar nuestra vida en unas expendedoras que se pueden encontrar en varias locaciones. No son tan molestos de juntar como sucede con los aros de Sonic o cuando nos vemos obligados a buscar cada barril o caja como sucede en todo RPG. Al menos en mi experiencia, yo mismo a veces los buscaba para poder aprender nuevos movimientos sin sentirse forzado.

Los únicos collectibles son las brochas, que sirven para desbloquear artwork y algunos mods o mutators tales como poder modo dios, una arena de combate, cabezas grandes y demás.

El único enemigo monocromico relativamente difícil, es aquel que tiene cristales de varios colores, y para atacarlo tendremos que atacar con el color que le falta y poco a poco bajar sus defensas para pegarle. Algo así como los enemigos con diferentes escudos en Guacamelee.

Jugandolo en dificultad normal, el juego nos llevará entre 8 y 10 horas a través de sus 24 capítulos, pudiendo elegirlos individualmente por si queremos volver atras y juntar los collectibles -aunque no ofrecen tanto incentivo.

Usando el engine Unity, en The Last Tinker predominan los colores característicos de los tres pueblos, mezclados por supuesto con las manchas blancas causadas por la Monocromia. La intención de Mimimi Productions, no era crear un juego con texturas detalladas ni efectos de ultima generación, si no generar una armonía visual simple y colorida y con un buen nivel artístico.

Tiene algunos detalles lindos como el reflejos en el agua y la lluvia en un área en particular, aunque el cuando llueve blur es medio molesto. Cuando nos quedamos con poca vida se acentúa en nivel de Cell Shading -sobre todo en Koru– y hasta pareciera que se ve mejor.

El diseño de los niveles es sin dudas uno de los puntos fuertes del juego, como debe ser en todo juego de este tipo. Navegar los mapas es tan simple como mantener la barra espaciadora para correr y presionarla para saltar, teniendo que llegar de un punto a otro colgándose de lianas, saltando sobre tentáculos de pulpos y subiéndose a rieles -a veces teniendo que saltar de uno a otro.

Los sonidos, la música y las voces acompañan la estética infantil del mundo de Tinkerworld. Los personajes hacen sonidos onomatopéyicos dependiendo de las razas de cada pueblo, caracterizadas por su tamaño y su color. Los rojos se enojan con facilidad y tienden a desbordarse con sus comentarios, los verdes miedosos pero hiperactivos, y azules siempre pesimistas y tristes. Supongo que esto último es un juego de palabras con Blue, lo cual significa triste en inglés.

La música por lo general es tranquila y pausada, con instrumentos de percusión como tambores y xilófonos, o de cuerdas como guitarra y bajo. En las batallas, ya sea contra enemigos comunes o jefes, las melodías se acentúan dándole una pizca de heroísmo.

En conclusión, The Last Tinker: City of Colors no es solo es buen arcade 3D con una creatividad excepcional en sus puzzles, si no también les enseña a los más chicos -y porqué no, a los más grandes- a entender el significado de comunidad y de cómo se pueden resolver las indiferencias cuando se lucha por una causa común.

Quizás su visual infantil, simple y colorida pueda ahuyentar al core gamer, pero si le dan una oportunidad, Mimimi Productions les dará una grata sorpresa con su primer juego para PC y consolas.

The Last Tinker: City of Colors está disponible en Steam a u$s 20.

The Last Tinker: City of Colors - Review
Historia78%
Gameplay84%
Gráficos75%
Música y sonidos72%
Lo bueno:
  • Puzzles y habilidades originales
  • La individualidad de los tres mundos y sus habitantes
  • Diálogos graciosos
Lo malo:
  • La estetica infantil pueden ahuyentar al core gamer.
  • El sistema de checkpoint no siempre funciona como debería
  • Bugs menores de física en el diseño de los mapas
80%Nota Final
Puntuación de los lectores: (2 Votes)
84%

Sobre El Autor

Editor en Jefe. PR.

Rosario. Santa Fe. Argentina

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