Tras el éxito de Machinarium y Botanicula, el desarrollador independiente Checoslovaco Amanita Design nos trae la tercera entrega de Samorost, título con el estudio hizo su debut allá por el 2003 vía navegador web. Si bien en sus primeras entregas nos encontramos con buenos escenarios y un aceptable diseño de puzles, estas aventuras nunca llegaban a su punto cúspide, finalizando demasiado pronto y dejando por detrás un sabor de bocas agridulce. En esta última iteración, la productora ha enfocado 5 años de su vida por entregar una experiencia más completa. Dado que logra expandirse de una manera significativa, dejando en nuestras manos el control de la aventura. Sin mucho más que agregar veamos que nos depara en este viaje.

La aventura nos pondrá, una vez más, en el control de un altruista gnomo blanco, con quien deberemos viajar por los infinitos lugares de la galaxia en nuestra desvencijada nave espacial. Aunque la idea original del viaje por momentos parece difusa, debido a la nula expresión verbal y textual, de la que hacen uso sus personajes. Las escenografías y las mismas interacciones que desarrollaremos en cada puzle, arrojaran un poco de luz sobre una narración algo confusa. A simple vista, parece un viaje sencillo, la clásica representación de un niño deseando explorar el vasto mundo que tiene por delante. Sin embargo, el sentimiento de búsqueda rápidamente se disolverá, dando lugar a una empatía por su flora, y lo que es aún más especial, la fauna que tanto enriquece estos pequeños y tan vivos ecosistemas. A pesar de todo esto, tal vez su narración, no se vea tan potenciada como otros exponentes del género. De todas formas, esa no es su intención, la historia en Samorost 3 solo sirve como un mero marco para crear la experiencia audiovisual que se esconde tras cada puzle y locación del juego..

Siguiendo los pasos de sus predecesores, Samorost 3 se nos presenta ante el marco de una aventura gráfica de Point and Click. Seguramente muy pocos recuerden los inicios de esta saga, es más, tal vez muchos otros no la conozcan. Todo comenzó con la idea de un joven estudiante de la Academia de artes, arquitectura y diseño en Praga. Jakub Dvorsky desarrollaba bajo el entorno flash una aventura gráfica, fuera de lo común para los tiempos que corrían, dos años más tarde llegaba su sucesor Samorost 2, con una duración un poco más elevada y una puesta en escena mucho más definida.

Sin embargo, no fue hasta la producción que nos incumbe el día de hoy, que el estudio de Amanita Design logro captar todas las críticas de sus entregas anteriores, y volcarlas en una experiencia mucho más gratificante y memorable. Samorost 3 amplía su escala hacia otro nivel, gracias al trabajo duro, por reinventar ideas, mejorar e ir un paso más lejos y lo podemos notar en cada uno de sus apartados, cada uno de ellos presenta la especial dedicación que era de esperarse.

Por lo tanto, en Samorost 3, nos encontramos con una interfaz minimalista que no desea manchar la pantalla con barras, botones u otros elementos innecesarios. Lo único que necesitamos es nuestra astucia y la fiel flauta que acompaña a nuestro pequeño gnomo. Este curioso ítem es la base de la aventura, todo inicia y finaliza con ella, por más inexplicable que parezca el escenario y sus personajes. Sin duda, esta mecánica nos llevara a explorar una gran cantidad de momentos y escenas dignas del recuerdo, no obstante, si habrá algo que se alimente por encime del resto de estas maravillosa musicalización, son sus puzles.

Samorost 3 es un fiel representante del genero Point and Click, invitando al usuario a pulsar incesantemente el click de su mouse alrededor de su apabullante escenario, solamente con la excusa de ir descubriendo elementos, escenas, logros y resolviendo puzles ocultos que de otra forma pasarían desapercibidos. Debido a su naturaleza jugable y a las mínimas direcciones que se nos proporcionan, muy pocas veces sabremos a ciencia cierta qué es lo que debemos realizar, la mayor parte del tiempo nos encontraremos detenidos en alguna sección tratando de averiguar cómo avanzar, o que es lo que se debe realizar  – gracias a su propuesta de libertad–. A pesar de que sus puzles están lejos de ser complicados, muchas veces nos resultaran algo rebuscados. No pasaremos por el mismo lugar sin una razón y muchas veces la segunda o tercera mirada que le demos a una zona, nos llevara a descubrir cosas que antes no pudimos vislumbrar. Seguramente los usuarios más acostumbrados al género no lo consideren desafiante, pero ciertamente es una experiencia demasiado didáctica, y lograra cautivar al jugador en todo momento.

Samorost 3 presenta ciertos elementos, que lo hacen único en su especie. Por ejemplo, podemos mencionar su particular forma de alejarse de interminables narraciones y líneas textuales, que encontramos a diario en experiencias del mismo género. En cambio, el juego apuesta por una narración más gráfica y directa, accesible al público en general, dejando en  manos del mismo usuario la interpretación que desee darle a cada pequeña interacción y pequeño momento que viviremos a lo largo del viaje.

Una de las principales virtudes que notaremos al adentrarnos a esta aventura, es que Samorost 3 presenta un apartado audiovisual simplemente sobresaliente. Tal vez esto se deba al notable uso de su gran diseño artístico, la implementación de unos fondos totalmente dibujados a mano, vitaminados con unas animaciones que rozan lo absurdo. El uso de sus tonalidades y colores varia y se adecua a cada pequeño paramo de su orgánico universo. De esa forma, logra mantener al usuario pendiente de cada pequeño pixel de la pantalla, generando que no solamente seamos unos simples espectadores, sino que también participes de su mundo de fantasía.

Como no podía ser de menos, su apartado sonoro mantiene el mismo nivel, entregando unas melodías difíciles de olvidar y no solamente eso, sino que este apartado es su principal vertiente, deja de lado las voces y sonidos de personajes, para crear música a su paso, todo lo que toquemos, cada pequeño puzle al que nos enfrentamos comienza y finaliza con una llamativa y abrumadora audición musical. Desde unas pequeñas cigarra meciéndose bajo una rama, o sintonizando al compás de un dormilón loro, la personalidad  de Samorost no hará más que extenderse segundo tras segundo, haciendo que sea una experiencia difícil de olvidar.

En retrospectiva podríamos decir que Samorost 3 es una aventura gráfica que está por encima de la media, logra mantenerse fiel a sus raíces, y al mismo tiempo potencia de la manera necesaria sus apartados, para lograr hacerse un espacio entre los pesos pesados del género. Tal vez, como aventura gráfica, la historia resulta algo discreta y no termina de influir tanto como debería. A pesar a ello, no es algo que afecte de manera global al título, y no siempre se necesita de una flamante narración o grandes citas textuales para crear una experiencia inversiva y llevadera. Muchas veces solo es necesario una buena idea ejecutada de una manera correcta, y eso es lo que sentimos al adentrarnos a su mundo. La ejecución de sus apartados es el producto de años de duro labor por crear una experiencia totalmente ambiciosa y llena de personalidad, (algo que no le hace falta en lo más mínimo).

Samorost 3 nos propiciara entre 4 y 6 horas de duración, algo ciertamente más que notable, si tenemos en cuenta a sus predecesores. Esas horas tal vez se amplíen substancialmente si decidimos tomar riendas propias de nuestra pequeña nave y explorar nuevamente cada pequeño planeta, lo que nos llevara a hallar múltiples secretos y ver como la vida no se detiene, simplemente continua.

Este review fue realizado con una copia comercial propocionada por Amanita Design.

Samorost 3 - Review
Historia75%
Gameplay85%
Gráficos95%
Música y sonidos90%
Lo bueno:
  • Un notable regreso a sus raíces
  • Su apartado audiovisual es impecable
  • Ciertos puzles resultan llamativos...
Lo malo:
  • ...aunque una mayor complejidad, les habría asentado mejor
  • Su historia tal vez llega a sentirse algo inconclusa
90%Nota Final
Puntuación de los lectores: (3 Votes)
99%

Sobre El Autor

Análisis y redacción.

Concepción, Tucuman, Argentina

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