En el género de los shooters en primera persona es muy dificil encontrar historias complejas e interesantes que propongan un análisis. La mayoría de las series como Call of Duty, Half-Life, Battlefield y hasta Borderlands se apegan a la fórmula de La Odisea, donde un héroe comienza su camino de supervivencia para finalmente convertirse en el abanderado del triunfo. Ironicamente, es en la controversial serie anual de Activision en donde nos encontramos con pequeñas dosis de un espíritu diferente, siendo quizá el último punto de referencia Infinite Warfare, con los pequeños pases entre el Capitan Nick Reyes y el Sargento Omar Usef, o la aparición del robot-soldado Ethan con toda su virtual humanidad.

Pero dando unos pasos más hacia atrás tuvimos Wolfenstein: The New Order. Una reinvención de la franquicia más longeva del género que también propuso una reinvención de los shooters modernos, con una manera estilizada de contar una historia, y mejorando las pacatas mecánicas de gameplay que veníamos arrastrando desde Call of Duty 4: Modern Warfare.

The New Order se hacía cargo de sus intereses y contaba una historia inteligente, vertiginosa y llena de matices, que se intercalaba a la perfección con brillantes escenas de acción, sostenidas por un universo alternativo por demás fértil, en donde se pudo explorar tanto el impacto social de la instalación mundial del nazismo, como la influencia en las artes y la tecnología.

Llegamos a 2017 donde Wolfenstein II: The New Colossus se prende del mismo instante en donde queda The New Order, donde B.J. Blazkowicz agoniza tras darle muerte a Deathshead y recorre fuertes momentos de su vida, que quizá lo convirtieron en la despiadada máquina de matar que nos toca controlar. Todo su equipo hace lo posible para que sobreviva, y en el instante en que puede empezar una recuperación, su base de operaciones es invadida por los nazis. A Terror Billy no le queda otra que ponerse manos a la obra para defender el “U-Boat” donde se instaló su equipo, aun teniendo que sortear un pequeño obstáculo: La mitad inferior de su cuerpo quedó paralizada y sale a defender lo que es suyo en silla de ruedas.

Esta primera escena, luego del dramático prólogo sobre el trasfondo de nuestro héroe, es la declaración de principios de esta saga en estado puro. Nos encontramos en un mundo desvastado por el nazismo, en donde -obviamente- las libertades de muchos han sido limitadas, pero en un universo representado a través del tradicional estilo Wolfenstein, que sabe encontrar el balance entre el drama y lo bizarro para poder contar una historia sin igual, que seguramente en el cine o hasta en otras series de videojuegos nadie lo permitiría.

Para poder extender la propuesta y darle más matices a la narrativa, The New Colossus incorpora un enorme cast de nuevos personajes que hacen las veces de engranajes en una maquinaria que explora diferentes situaciones en donde se deja bien en claro que, a pesar de encontrarnos en una situación extrema, ninguna de las opiniones es absoluta. Porque aunque nuestro héroe sea absolutamente anti-nazi (y por otro lado se deje bien en claro que es judío), también está manchado por prejuicios heredados. El mundo en el que vivimos no se rige por blancos y negros, y tampoco lo hace el de Wolfenstein, donde además llegar a los límites es cosa de cada día, y los protagonistas no puede evitar exteriorizar todas sus falencias y vulnerabilidades..

En el camino de la liberación, B.J. se encuentra con otros grupos de diferentes lugares de Estados Unidos, cada uno con su propia filosofía de vida y con los cuales se llegan a dar interesantes debates sobre el rol de cada uno en este entuerto. Deslumbra el nivel de presentación y el contenido del guión que supieron desarrollar el productor Jens Matthies y el escritor Tommy Tordsson Björk, que utilizan a estos diferentes individuos como catalizadores de debates que podríamos tener en el trabajo o una mesa de cafe. Nada es absoluto, nadie es el dueño de la verdad, muchos no se ponen de acuerdo, pero aún así se tienen que unir por un objetivo en común. Estos momentos están presentados en estilo de teatro under de bar, en donde cada interlocución es una especie de pequeño monólogo de stand-up dramático, acompañado de unas excelentes melodías de fondo. Wolfenstein II es un viaje que bien podría obviar las escenas de gameplay para convertirse en una gran película.

Pero esto es un Wolfenstein, y estaría traicionando al origen de todo lo que hoy conocemos como juegos de acción si no tuviera excelentes escenas de gameplay, y acá también eleva la apuesta de su antecesor.

Si bien mantiene los elementos tradicionales que construyeron al género, sumados a las particulares características de The New Order, The New Colossus ofrece alternativas adicionales a una acción vertiginosa frente a unos implacables enemigos que nos lleva a atravesar un excelente diseño de niveles.

Como es tradición en los videojuegos del último par de años, en este caso no han optado entre mapas abiertos o lineales, sino que todo es una mixtura orgánica forzada tanto por el paisaje urbano como por algunas decisiones de diseño que encauzan la acción para donde va la trama, pero sin impedir que exista algo de exploración. Hay momentos en que nos tenemos que trasladar dentro de intrincados pasillos de navios o gigantes aeronaves, o las vías de un subterraneo, pero también atravesaremos calles y edificios diezmados por la potente fuerza de choque de la Obergruppenführer Frau Irene Engel.

La gran novedad, en este caso, es la posibilidad de combinar diferentes tipos de armas para usar de manera dual, lo cual no está demasiado bien implementado y nos obliga a frenar la acción para encontrar cuál tecla es la que vuelve al arma simple, cuál cambia el arma secundaria, cual modifica la modalidad de cada una, etc. Es realmente un lío del que solo se puede salir airosos si se planifica con antelación y no se pretende hacer ajustes sobre la marcha. Esta entrega es por demás vertiginosa, seguramente mucho más que su antecesor y la precuela, por lo que es prácticamente imposible volverse un experto del ataque doble.

Otra de las modificaciones es que, en cierto punto de la campaña, cuando comenzamos a visitar diferentes estados de Estados Unidos, se nos activa un mapa en donde podremos hacer misiones secundarias que se activan al descifrar códigos “Enigma”, dispersados por los comandantes abatidos. Existe una máquina específica dentro de la base de operaciones donde habrá que utilizar un mini-juego para desbloquear nuevas zonas, a las que podremos ingresar aun luego de haber terminado la campaña, lo que aumenta un poco más las 10 horas de juego originales. Son misiones en lugares repetidos, con alguna variante en la iluminación, por lo que no aportan demasiado al espectaculo, pero si a la rejugabilidad.

Artísticamente no podría ser otra cosa que excepcional. Dicho por el propio ingeniero lider de programación de render del motor idTech6, Tiago Souza, Wolfenstein II presenta 30 veces más en complejidad de gráficos que Doom del año pasado, y la verdad que se nota. No solo es un título con una gran optimización, sino que además ofrece una impresionante cantidad de efectos en pantalla, lo que lo convierten en uno de los juegos visualmente más atractivos del año. Los modelos de personaje también son cosa de otro mundo, lo que resultar en que el gameplay se termina viendo aún mejor que las cinemáticas pre-procesadas, debido al nivel de detalle que hay en cada elemento en pantalla. Tambien hay que hacer una mención especial a la escena en donde atravesamos toda New Orleans a puro fuego y explosiones, porque realmente, nunca se ha visto un despliegue de físicas e iluminación de tal calibre.

Definitivamente, los sonidos y la música no podrían estar lejos de semejante despliegue, y sobre todo las excepcionales actuaciones de voz le hacen el justo honor al brillante guión de MachineGames. Así como cada escenario está lleno de modelos de objetos cotidianos, el ambiente sonoro de Wolfenstein II está lleno de pequeños detalles que construyen una atmósfera. Algunos nazis charlan entre ellos, B.J. se analiza en sus pensamientos, maquinarias suenan de fondo. Este es un mundo vivo gracias a la innumerable cantidad de elementos que nos llegan por los sentidos. La música, una vez más, está aportada por el excepcional Mick Gordon (Doom, Prey), y definitivamente es lo único que le faltaba para completar tan espectacular panorama.

Sin lugar a dudas, este es el mejor juego de acción en primera persona de este año, y aunque no alcance la cima de la industria porque Nintendo tuvo sus propias joyas, en nuestra plataforma es definitivamente, la experiencia imperdible de este gran 2017. Quizá la ausencia de un modo online ahuyente a muchos, pero si vienen de The New Order y les gustan los juegos que saben conjugar grandes experiencias de gameplay con grandes historias, este es uno que no pueden dejar pasar.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Bethesda. Pueden ver nuestra galería completa de imágenes en 4K en este enlace.

Wolfenstein II: The New Colossus - Review
Historia90%
Gameplay90%
Gráficos95%
Música y Sonidos85%
Lo bueno:
  • Excelente continuación de la saga
  • Extremadamente divertido
  • Espectáculo audiovisual
Lo malo:
  • La implementación de armas dobles no es muy buena
  • Algunos picos de dificultad
92%Nota Final
Puntuación de los lectores: (22 Voto)
85%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

2 Respuestas

Dejar una respuesta