Tratar de reinventar el género de los plataformeros es una tarea solo para los valientes o los desquiciados, sobre todo si se pone el interés en seguir utilizando personajes antropomorfos que saltan ridículas alturas. Por eso Snake Pass es parte de otro tipo de revolución, primero por sus geniales ideas y gran diseño de niveles, pero, por otro lado, porque lo protagoniza una serpiente – el animal con menos capacidad de salto de toda la historia del universo.

Los fundamentalistas defenderán la idea de que, si no hay una mecánica de salto, no se trata de un plataformero, pero la realidad es que en Snake Pass es todo acerca de llegar a las distintas plataformas, reptando, hasta alcanzar el punto final del nivel. En realidad, pertenece al subgénero de los plataformeros de puzzles, pero también de una forma muy particular: El mayor puzzle de todos es descifrar cómo utilizar el cuerpo de una serpiente para trepar y arrastrarse en los diferentes obstáculos que se nos presentan.

Si todos esos giros inesperados no son lo suficiente como para atraer a cualquier amante de los videojuegos, Snake Pass también presenta un diseño de niveles que le encantaría incorporar a la gran mayoría de juegos con intenciones similares. Cada sección está desarrollada como pequeños circuitos con tres diferentes objetivos a alcanzar: Uno -el más básico- es recolectar las tres joyas que van a abrir el portal al siguiente nivel; el siguiente en dificultad es el de recolectar los 20 orbes azules; y finalmente, el más complicado es el que nos desafía con encontrar las 5 monedas doradas. Cada uno de estos elementos está ubicado en el mapa de manera distinta, para que la progresión de nivel tiente a nuestro completista interno a medida que avanzamos.

Las orbes -en cierto modo- marcan el camino que debemos seguir para alcanzar las joyas que abren el portal, pero nunca están al alcance de nuestra simpática serpiente, sino que obligan a ejercitar nuestras mejores habilidades reptilianas para poder llegar a ellas. Por otro lado, las monedas doradas si están escondidas y requieren de cierta exploración para encontrarlas. El problema con los dos objetivos secundarios está en que no dan un beneficio real, más allá de la propia satisfacción por completar todo y disfrutar de uno de los pocos casos en donde un juego es desafiante pero relajante a la vez.

En Snake Pass entramos a un estado de relajación y disfrute que pocos juegos logran materializar. Quizá por la propia naturaleza del animal en cuestion, y como se mueve suavemente por los escenarios naturales, sumados a la excepcional música de David Wise -compositor, entre otras cosas, de la brillante banda sonora de Donkey Kong Country-, pero también aporta un elemento muy interesante a la fórmula, ya que es un juego que no corre al jugador con ningún peligro extra.

En Snake Pass el mayor desafío es atravesar el nivel, y podemos tomarnos todo el tiempo del mundo para calcular los movimientos del bicho en cada uno de los obstáculos, o analizar el camino para llegar a una de las joyas que buscamos. No hace falta agregar peligros porque -en cierto modo- el mayor peligro de todos también está en nuestro control de la serpiente. Es un juego que deja todo en nuestras manos. Y no hay manera de echarle la culpa a los controles cuando fallamos con algo. Todos los movimientos de la serpiente son claros, están bien mapeados y responden instintivamente a lo que queremos hacer.

Como si la genialidad del gameplay y diseño fuera poco, Snake Pass está vestido con una de las visuales más atractivas del siglo XXI. Cabe recordar que Sumo Digital ya ha dado muestras de su alto nivel estético con los lanzamientos de Sonic & All-Stars y sus brillantes niveles temáticos, así que no es sorpresa, pero en este título llevaron todo a un nuevo nivel con la utilización de Unreal Engine 4 y todo lo que eso implica tecnológicamente. El resultado es una maravilla que roza el CGI y presenta una fluidez envidiable, sin quedarse cortos de detalles como modelado de vegetación, texturas de alta resolución, físicas, desenfoque de profundidad de campo y shaders avanzados en todos lados.

Y como a las más grandes maravillas siempre les tenemos que encontrar una crítica, quizá su lado más flaco está en la oscilante curva de dificultad que más de una vez requiere mucho de nosotros para poder avanzar en un nivel que no nos venía preparando para semejante desafío, sobre todo a la mitad del juego, pero también se lo puede leer como una gran prueba a lo que es un gran entrenamiento como serpiente. No hace falta más que los primeros cuatro niveles para saber cómo se resuelven los diferentes obstáculos, pero la variable dinámica lo hacen sentir un poco injusto cada tanto, pero no es nada grave.

Snake Pass sería uno de los juegos más impresionantes de la década si no viniera de un estudio independiente y hubiera un público más amplio para este género. Es una delicia para los ojos y deja una gratificante sensación de que aún sobran ideas para hacer buenos juegos. Su valor de 20 dólares y sus livianos requisitos de sistema lo hacen aún mejor candidato para tener en la librería de cualquier jugador, y hasta para regalar y quedar bien con los amigos. Es un título imperdible.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Sumo Digital.

Snake Pass - Review
Gameplay95%
Gráficos90%
Música y Sonidos81%
Lo bueno:
  • Diseño estético brillante
  • Excelente gameplay y diseño de niveles
  • La banda sonora de David Wise
Lo malo:
  • Algunos sobresaltos en la dificultad
  • Le vendría bien un editor de niveles
90%Nota Final
Puntuación de los lectores: (1 Voto)
85%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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