A finales de los 90 comenzamos a tener una serie de juegos de estrategia divertidos y novedosos. En 1997 tuvimos por primera vez la suerte de jugar Dungeon Keeper, desarrollado por Bullfrog Productions y Peter Molyneux, quienes también nos dieron joyas como Theme Park, Black & White y la serie Fable.

Para mediados del 2003 los juegos de estrategia comenzaron a mutar, siendo uno de los máximos exponentes Warcraft 3 creado por Blizzard. Poco a poco se dejaba la idea de crear grandes hordas para concentrarse en héroes con habilidades especiales y hacernos creer que teníamos que sentir cierta afinidad por los personajes para sumergirnos un poco más en la historia, y de esta forma también comenzamos a ver mutaciones de protagonistas como el príncipe Arthas.

Para bien o para mal, Realmforge Studios intento tomar esas 2 grandes ideas y unificarlas en un juego llamado Dungeons 2. El título es un mix de Dungeon Keeper, donde vamos a administrar un calabozo, crear soldados, hospitales, tesorerías, talleres, plantar trampas y conseguir recursos, pero vamos a tener un control mínimo de las tropas de forma individual. Por otro lado vamos a tener un RTS donde la administración de edificios pasa a ser algo secundario y es más importante nuestro plan de ataque, intentando encontrar vulnerabilidades en los enemigos y realizando misiones, similar a lo que hicimos en Warcraft 3. A todo esto le vamos a sumar grandes ideas como un narrador constante al mejor estilo Bastion, y un humor inocente propio de Double Fine. Con tantas ideas buenas es poco probable que algo salga mal.

Lamentablemente, Dungeons 2 es poco más que una fantástica idea pobremente ejecutada, y para esto vamos a describir el gameplay en sus dos modos por separado, detallando lo genial que podría haber sido, y los grandes errores cometidos.

El modo Dungeon Keeper toma lugar en el Inframundo. Nuestro protagonista, una persona malvada y despiadada es llevada presa a este reino luego de destruir King’s Ending, la capital del mundo situado en la superficie y hogar de las tropas reales, reyes y semidioses. Lejos de estar recluido en este calabozo, nosotros tomamos el poder, somos su mano, y con ella hacemos de este lugar una base nuestra.

Creamos hospitales donde nuestras tropas se pueden curar o revivir, arenas donde pueden entrenar y subir de nivel, plantamos trampas para mantener a raya a los exploradores de la superficie, minamos oro, fabricamos cerveza para mantener a nuestras tropas contentas, y avanzamos en el árbol tecnológico en busca de hechizos y mejoras diversas. Lamentablemente, los ataques de la superficie son escasos, nuestras tropas son capaces de enfrentarlas 1 a 1 e incluso en condiciones desfavorables. Las trampas simplemente arrasan con nuestros atacantes sin necesidad de preocuparnos, y el hospital reviviendo nuestras tropas convierte nuestra base en un fuerte impenetrable.

El modo simulador es lo que podríamos haber esperado de un Dungeon Keeper 3, pero con gráficos propios de 1997, una facilidad extrema al punto de poder ignorar a los enemigos, la incapacidad de transferir nuestro progreso al nivel siguiente teniendo que comenzar de cero, y una historia llevada adelante solo por venganza. La falta de control individual intenta ser una dinámica original pero que se queda corta y solo sirve para crear desgano: tareas básicas como minar una pared para poder abrirnos lugar y expandir nuestra base es a veces ignorada por nuestros peones, y no tenemos forma directa de indicarles sus tareas. Errar en el lugar indicado donde plantar una trampa significa destruirla, ya que la interfaz es incapaz de mover objetos, tampoco tenemos un lugar donde ubicar a nuestras tropas rápidamente, y en los niveles donde existen varios Dungeons, ninguno de estos tiene un mini mapa. Ubicar a una tropa perdida que tiene la capacidad de moverse libremente en un Dungeon sin mini mapa es algo que no debería suceder.

Cuando salimos de nuestra base, nuestro objetivo es siempre eliminar a un rey, un semidiós, una ciudad importante o algo similar – nuestra tarea siempre es impartir el mal. Acá el juego se aleja del modo simulador y pasa a ser un juego de estrategia al mejor estilo Warcraft, pero con grandes toques prestados de Bastion. A medida que nuestras tropas avanzan van sembrando el mal, van tiñendo de oscuro alegres jardines con vida silvestre, y recuperamos habilidades básicas como seleccionar en masa nuestras tropas. Lamentablemente, los objetivos, los edificios e incluso las tropas no tienen nada que resalte. Todo se mezcla fácilmente con el fondo del mapa, ítems importantes, edificios a destruir, incluso unidades trabadas debajo de edificios, tornando la sencilla tarea de eliminar un soldado en todo un logro buscando a Wally.

Por otro lado, no solo el gameplay es algo a cuestionar sino también los gráficos, propios de la década mencionada anteriormente. El aspecto visual es mediocre, incluso con los detalles al máximo. Al atacar las animaciones son siempre las mismas, y las intermisiones podrían haber tenido cinemáticas para sumergirnos en la historia que intenta contar, pero decidieron presentarla en forma de libros y cuentos. Dungeons 2 podría haber salido 5 años atrás, y aun así tendría gráficos por debajo de la media.

Muy por el contrario, el apartado sonoro es el más fuerte del título. El narrador, otra vez tomando ideas de Bastion, se mantiene activo durante todo el gameplay, siempre arrojando chistes incluso cuando cometemos errores. Esto podría ser genial si no fuera porque la interfaz gráfica es tosca y de nada ayuda, y un soporte sonoro de cómo debemos realizar tareas que parecieran estar ocultas a propósito podría haber sido ideal.

Existen pocos juegos que, al menos en mi opinión, nos hacen recordar a los primeros títulos que vimos nacer dentro de un género. Los videos y los anuncios de Dungeons 2 eran algo que me mantenía ansioso, con la idea de volver a jugar joyas pasadas tal como lo hicieron el sin fin de remasterizaciones que salieron en el último tiempo como Baldurs Gate o Grim Fandango. Lamentablemente, lejos de ser una mejora el titulo falla en todo, incluso en las tareas más básicas como la administración de tropas y el increíblemente pobre apartado visual.

Dungeons 2 - Review
Historia60%
Gameplay55%
Gráficos65%
Música y sonidos75%
Lo bueno:
  • Narrador con gran sentido del humor.
  • La combinación de los 2 mundos sin cargas de por medio.
  • Toma grandes ideas de grandes juegos…
Lo malo:
  • … pero las ejecuta de manera pobre.
  • No hay distintas dificultades y es muy fácil.
  • Es muy corto y caro por lo que brinda.
66%Nota Final
Puntuación de los lectores: (8 Voto)
61%

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