Uno de los juegos independientes más esperados del año finalmente ve la luz para demostrar que -en más de una ocasión- menos, es más. The Pathless es la segunda apuesta del estudio Giant Squid, fundado por Matt Nava, director de arte de Flower y Journey, y acompañado por Nicholas Clark, diseñador de Journey.

The Pathless retoma la filosofía de presentación de Journey y Abzu (el título anterior de Giant Squid) con una estética y diseño minimalistas, que invitan a la exploración y resolución de puzzles sin demasiados indicios sobre lo que hay que hacer. Esta nueva propuesta expande mucho más la fórmula de Abzu (que ya no era tanto una especie walking simulator del buceo) con mecánicas de gameplay que aportan una dinámica completamente diferente a la de los juegos anteriores y a muchos otros títulos actuales.

Como no podía ser de otra manera, la trama es también bastante minimalista, pero algunos relatos se pueden recolectar a través del mundo, al escarbar en los recuerdos de antiguos soldados caídos. Nos metemos en la piel de la Hunter, una habilidosa arquera que tiene la misión de eliminar un encantamiento maligno de una isla, que ha afectado a todas las criaturas del lugar. Para hacer esto, Hunter deberá desbloquear una especie de glifos que -al juntar una determinada cantidad- abrirán el camino hacia el jefe final de la zona.

En primer lugar, hay que destacar el que quizá es el elemento primordial de la mecánica de gameplay. Si bien se trata de un juego de puzzles de entorno, más que de otra cosa, en The Pathless deberemos cumplir con una dinámica casi rítmica para poder movernos a través del mapa: utilizando el arco de nuestra cazadora, deberemos ir rellenando una barra de movimiento para poder ir a una velocidad agradable a través del terreno, porque si no lo hacemos, el ritmo de caminar del personaje no nos va a llevar demasiado lejos.

Esta mecánica es simple, pero requiere de una atención particular para poder mantenerla en ritmo ya que, al hacer el sprint, la barra va vaciándose de forma acelerada, por lo que debemos acertarle a las dianas que se encuentran en el mundo a medida que corremos, y así rellenarla una y otra vez. El ritmo de exploración hace que todo el recorrido desde el punto de salida, hasta el punto de llegada, tenga un atractivo extra que nos mantiene en una diversión inesperada para tan simple tarea.

A esa traslación se le suma un águila de compañía que nos servirá para planear al caer de grandes alturas o para hacer un salto de varios pasos para llegar a niveles más alto sin mucho esfuerzo. El águila también es parte de la resolución de algunos puzzles, ya que se le puede indicar que mueva pesadas piedras sobre botones del suelo para mantener abierta alguna puerta, o que mueva algunos objetos que son parte de un puzzle que requiere de tirar un flechazo a través de varias dianas o flechas incendiadas para encender altares.

Pero más allá de que todo eso hace que The Pathless sea un juego divertido de experimentar, también está la forma en que fue construida esta aventura. The Pathless toma genética de grandes clásicos de esta industria casi sin que nos diéramos cuenta, porque lo hace de una forma sutil y completamente contextualizada con la propuesta.

La inspiración de The Legend of Zelda Breath of the Wild viene plasmada en la forma en que presenta su mundo abierto, y su estructura. Hunter tiene una visión especial que le revela indicios del mundo y algunas paredes que se pueden atravesar, y para poder avanzar en la recolección de los glifos, tenemos que rastrear puntos de interés en el horizonte. Al no haber mapa, ni mini mapa, ni un constante ícono en pantalla que nos indique hacia donde debemos ir, el juego nos obliga a buscar alturas para ver a lo lejos y embarcarnos en viajes que no conocemos con certeza si nos serán útiles para avanzar, lo cual le da un condimento mucho más atractivo que el de la media de los juegos del género.

El sistema de puzzles se podría decir que viene del estilo que hemos visto en los Prince of Persia o los Zelda de Nintendo 64, aunque sin enemigos o peligros que apremien para obligarnos a resolverlos en velocidad, sino más bien como lo que vimos en el estilo de RiME.

A medida que vamos abriendo el camino hacia la bestia de turno, el juego nos enfrenta a varios eventos en donde deberemos rescatar al águila que cae dentro de las llamas del jefe de nivel. En estas etapas deberemos recurrir al sigilo para ir acercándonos al águila para rescatarla, lo que además hace las veces de una presentación de las características físicas del enemigo.

Una vez que llegamos al gigante, el juego tiene una vibra que nos hace recordar directamente a Shadow of the Colossus, pero para nada se acerca a sus mecánicas, sino que -manteniendo la idea del flujo constante de movimiento- el nivel del jefe nos hace atravesar diferentes etapas que priorizan diferentes elementos, empezando algunos de ellos por una persecución a toda velocidad, para atacar sus puntos débiles, y después llevándonos a arenas donde el combate se centra más en saber esquivar a tiempo para exponer la debilidad del jefe y atacar, a través de diferentes patrones de movimiento.

Toda esa sucesión de mecánicas de gameplay no solo hacen que la progresión a través de la narrativa sea placentera, sino que además se conjugan para construir una atmósfera admirable. Nos encontramos ante un mundo apocalíptico, devastado por esta corrupción que lentamente eliminamos para recuperar la vida de los prados y las montañas, pero de alguna forma, también transmite optimismo. El ímpetu de la cazadora por seguir adelante, combinado con algunos lindos momentos con el águila, hacen que la idea de salvar al mundo esté acompañada de una gran esperanza, y el efecto es espectacular.

Como nos pasó desde que lo anunciaron, The Pathless definitivamente entra por los ojos, y la estética minimalista, de estilo cartoon, muy en la línea de Journey y Abzu, le queda espectacular. El vértigo de las carreras, los drásticos cambios de ángulo de cámara, y el diseño de los entornos le construyen una personalidad única, sosteniendo una sólida consistencia en todos sus entornos, los puzzles y los enemigos.

Cabe destacar también el excepcional nivel de las animaciones de todos los seres que habitan en este mundo, sobre todo en las interacciones entre Hunter y su mascota, y cómo la vegetación y el viento reaccionan a nuestra influencia como si se tratara del más complejo open-world triple A.

Por otro lado, también merece mención aparte el excelente trabajo de Austin Wintory, el premiado compositor de Journey y The Banner Saga que -una vez más- nos deleita con una banda sonora excepcional, de composiciones complejas y cinematográficas que reacciona a los diferentes momentos del gameplay con certeza, aportando un poco más a la construcción de este interesante universo.

Probablemente The Pathless no sea un juego para todo el mundo, sobre todo si están buscando émulos de las inspiraciones que mencionamos, pero todo lo que toma de esos clásicos, sumado a la forma en que han sido implementadas sus ideas, le dan una personalidad propia y una frescura dignas de experimentar. El viaje es interesante, el gameplay es ajustado y es lindo de ver. Sin dudas, es una propuesta que tiene sello de autor sin invalidarse por replicar recursos baratos copiados de otro lado, y eso es un valor agregado que no se encuentra muchas veces en este medio.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Annapurna Interactive/Giant Squid.

The Pathless - Review
Historia80%
Gameplay90%
Gráficos85%
Música y Sonidos85%
Lo bueno:
  • Particular e interesante construcción de gameplay
  • Muy buena dirección artística
  • La variabilidad de su gameplay hace que se sienta fresco todo el tiempo
Lo malo:
  • Algunos cambios de cámara no son del todo cómodos
  • En muy raras ocasiones sufre de algunas caídas de FPS
85%Nota Final
Puntuación de los lectores: (3 Voto)
61%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

Dejar una respuesta