Al estar dos décadas bien entrados en el siglo XXI, no es sorpresa para nadie que haya revisiones de viejas franquicias en pos de encontrarles un nuevo ángulo a cambio de un nuevo impulso comercial. Lo hizo el cine en los 80s y 90s, lo hacen los videojuegos en los 2010s y los 2020s (que forma extraña de nombrar las décadas del nuevo milenio).

A la larga, este tipo de reinicios, reboots, remakes o reimaginaciones se han decantado en dos caminos claramente diferenciados: hay estudios independientes de desarrolladores que se criaron jugando a esos viejos títulos y hoy pretenden darles una nueva cara, tanto por amor como por interés económico; y hay grandes corporaciones que resguardaron a estas propiedades para aprovechar el momento justo para resucitarlas.

Hoy nos toca encontrarnos con un inesperado Battletoads que, en cierto modo, fusiona a estos dos caminos en una rotonda que une al respaldo de Microsoft con un estudio independiente, prácticamente desconocido, que ha colaborado con Rare para encaminar al ahora exitoso Sea of Thieves, y si bien el talento no se contagia, algo de esta relación pudo haber llegado a alinear los planetas para que Dlala Studios logre un producto digno de admiración.

En la gran mayoría de los casos en donde nos toca enfrentarnos a un beat em up, los resultados son generalmente los mismos: gráficos HD, bandas de sonido similares pero potenciadas por una fidelidad superior, eternos guiños para los fans de la primera hora, y un gameplay que no se anima a alejarse demasiado de lo que hacían sus juegos originales. Pero Battletoads es otro tipo de bestia. Esta propuesta nos lleva al mismo universo, pero con un enfoque diferente, una propuesta de gameplay muy diferente, y una producción que realmente le hace honor a la amada franquicia.

En primer lugar, este Battletoads de siglo XXI incorpora una narrativa que está a tono con nuestra modernidad. Los sapos luchones han estado en cautiverio durante los últimos 27 años, viviendo en una realidad simulada de la que nunca se percataron – un día los rescatan y se dan cuenta que en el mundo no son nadie, los han olvidado por completo, y se ven obligados a tener trabajos normales que cualquier mortal con un poco de amor propio odiaría. Pero Rash no se lo banca y está dispuesto a conseguir la fama suficiente para vivir la vida de estrella que ellos siempre imaginaron. Convence a sus hermanos y comienza la aventura.

El relato de este título también está lleno de guiños sobre eventos y personajes de la franquicia, pero dada la cantidad de años que pasaron, sumado a que los Battletoads nunca fueron una franquicia de primera línea para mucha gente que terminaba optando por los Double Dragon o los Final Fight, la trama se toma una montaña de libertades para convertirse en un espectáculo divertido del calibre de las mejores series de Adult Swim.

Como lo hacía la serie original, la trama se profundiza a través de cinemáticas, pero ahora -en vez de ser imágenes estáticas y cuadros de texto- cada una de ellas despliega una impresionante producción animada de estilo cartoon que complementa con excelencia los chistes y el humor físico que propone el guion. Estos momentos se entremezclan en los vertiginosos pasajes de gameplay con la misma dinámica, y a pesar de algunos ser un tanto extensos, se dejan disfrutar de punta a punta, provocando varias risas en el medio.

Dejando de lado el contexto como en todo beat em up, Battletoads debe cumplir con un buen apartado pugilístico para completar su experiencia, y no solo lo hace con excelencia, sino que además suma otras variadas modalidades para que no se convierta en un viaje monótono.

A diferencia de otros experimentos de resurrección de otras franquicias, como en el caso de Streets of Rage 4, Battletoads cambia por completo la fórmula de sus antecesores -de gameplay bastante duro y poco dinámico- adaptando el explosivo gameplay de combate de los Guacamelee al mundo de los brawlers callejeros. Cada uno de los sapos cuenta con un sistema de combos que se pueden encadenar tanto en el suelo como en el aire (como también hacen los Devil May Cry), combinándose también con un efectivo dash y varias ejecuciones de finalización que provocan disparatadas animaciones para derribar al grupo de enemigos que nos rodee.

Si bien cada uno de los hermanos presenta un leve cambio en las características de daño y velocidad (como en el juego original) las mecánicas de ataque son prácticamente las mismas en el general de los combos. Al jugar en solitario tenemos la posibilidad de cambiar entre ellos tres, y si jugamos con dos amigos, cada uno puede elegir el suyo.

Clara señal de que Battletoads ha sido diseñado con inteligencia, para que los solitarios también puedan disfrutarlo, es el diferencial de la mecánica de vidas que no se parece a la de ningún otro del género: al jugar solos, en vez de perder un corazón, el juego nos cambia a otro de los sapos disponibles, lo cual termina contando como si fueran tres vidas, pero en vez de sacarnos de la partida al terminar con los tres, el juego les da un tiempo de respawn a cada uno, por lo que si aguantamos con el último hasta que se recupere el primero que perdimos, tenemos en realidad otra vida para gastar.

Si bien al principio esto parece de un nivel de accesibilidad irrespetuoso para la implacable franquicia, el juego no tarda demasiado en demostrar que es todo un dulce de entrada para terminar aniquilándonos en el primer momento en que nos descuidamos, elevando la cantidad de enemigos que aparecen en pantalla, las estrategias de ataque de algunos enemigos especiales, o directamente acelerando la velocidad de respuesta requerida para solucionar un puzzle. Y si, en esta entrega también están las infames motos voladoras, pero con un giro diferente, aunque igual de infartantes.

Evitando caer en la constante repetición de combos y reacciones para un sinfín de enemigos de diferentes colores, pero movimientos similares, el estudio ha construido un diverso catálogo de rufianes que, al combinar sus diferentes habilidades en grupos de cuatro, cinco o seis, provocan la necesidad de recurrir a diferentes tipos de estrategias y asignar prioridades para salir victoriosos de cada combate. Esto no es exclusivo para esta entrega de los Battletoads, se usa hace muchos años, pero es la pericia con la que se explota en este título lo que lo hace bastante único. Cada enfrentamiento se transforma casi en una partida de ajedrez a la velocidad de la luz, y la reacción química que provoca en nuestros cerebros es inmediata.

Dándole otro giro posmoderno a la franquicia -como se mencionó anteriormente-, Dlala surtió a este título con un par decenas de mini games y apartados de otros géneros a través de toda la aventura, y realmente le da un aire fresco a la construcción. Si bien no logra eficiencia en todos ellos, con algunos ejemplares que son apenas un boceto genérico de lo que podrían ser si les hubieran puesto un poco más de trabajo, en su mayoría logran llegar a algún tipo de genialidad que nos deja con una mueca de sonrisa a medida que los vamos resolviendo. Hay quick time events, puzzles de hacking simples, puzzles que ocupan toda la pantalla, plataformeros, shoot em ups, endless runners, realmente de todo.

Semejante apuesta no podría ser tan excepcional si no estuviera sostenida por un apartado audiovisual que realmente esté a la altura de las circunstancias. Si alguno lo recuerda de su infancia, el primer Battletoads de Family Game (NES para los modernos) era bastante un hito para el sistema de 8-bit de Nintendo, de los primeros en presentar sprites lo suficientemente importantes y detallados como para obligarnos a investigar de qué se trataba el juego, y en esta ocasión ocurre algo similar.

Si para los jugadores modernos sorprende el arte de Cuphead o el propio Street of Rage 4, Battletoads ofrece una calidad de gráficos y animaciones que no tiene nada que envidiarles, con un arte muy al estilo moderno de Cartoon Network consistente durante toda la experiencia, sobresaliendo aún más cuando los golpes de los sapos se transforman en patadas gigantes, yunques -como en los títulos originales- o hasta objetos inesperados como turbinas o máquinas de arcade.

El cachetazo de nostalgia lo da la música característica de la serie, que no se aleja mucho de la melodía que cualquier mortal con sangre en las venas sabe reconocer, pero le agrega la calidad técnica y los arreglos con los que podemos contar hoy en día. Además, las voces de los actores están a la altura del vértigo que propone cada escena y línea de diálogo, y su excepcional trabajo humorístico logra sostener nuestra atención en todo momento, esperando el próximo gag que nos hará reír como pocos juegos saben hacer.

Pero Battletoads no podía ser perfecto. Algo tenía que pasar para que semejante viaje se manche de una forma que en la conclusión final merece ser mencionado, porque es algo fundamental para el siglo en el que vivimos. Battletoads no tiene modos online.

Por alguna razón imposible de explicar, a nadie en el estudio Dlala, o a alguien de Rare, ni siquiera a algún ejecutivo de Microsoft, se les ocurrió pensar que en un mundo en plena pandemia iba a ser fundamental tener la posibilidad de jugar con otros amigos a través de internet. Y no estamos pidiendo que se abran las puertas para poder hacerlo con otros dos compañeros para completar los tres slots de jugadores que se pueden ocupar de forma local. Con solo dos jugadores en cooperativo alcanzaba, pero ni eso.

Lamentablemente, esta era una característica realmente necesaria, una ausencia que jamás se nos hubiera ocurrido que tuviéramos que mencionar en un título como este, pero así es, y si bien se puede utilizar el sistema de Remote Play Together en Steam, para más o menos emparchar esa experiencia, en la versión de la tienda de Microsoft no hay forma de hacer algo similar.

El otro gran detalle de Battletoads está en sus tremendos picos de dificultad en ciertos sectores de su desarrollo, pero como para algunos puede romantizarse como un guiño a sus años de gloria, es algo que puede tener diferentes perspectivas para diferentes jugadores.

En resumen, de cuentas, el Battletoads de siglo XXI es una verdadera fiesta que cumple con calidad premium en cada uno de todos sus aspectos. Es un viaje vertiginoso, cómico y divertido gracias a un gameplay de excelencia que lleva al género a un nuevo peldaño, y una producción audiovisual que puede llegar a confundirse como dentro del ámbito de lo “indie” pero no tarda demasiado en demostrar que está hecho con toda la seriedad (y el dinero) que los grandes títulos de renombre suelen presentar. Absolutamente recomendado tanto para los veteranos como para los recién llegados al género, siempre con la advertencia de que la lucha se termina poniendo bien dura.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Microsoft.

Battletoads - Review
Historia80%
Gameplay90%
Gráficos90%
Música y Sonidos90%
Multiplayer90%
Lo bueno:
  • Inmejorable reimaginación de un clásico
  • Gameplay ajustadísimo que lleva al género a un nuevo nivel
  • Excelentes pases de comedia
Lo malo:
  • Ausencia de un modo online
  • Algunos grandes picos de dificultad
  • No todos los guiños a otros géneros son acertados
90%Nota Final
Puntuación de los lectores: (9 Voto)
77%

Una Respuesta

  1. El Rana

    jajajajaja de verdad una nota de 90%??? cuando este juego tiene un montón de defectos, la mayoría de los usuario no le gustó este juego y en lo bueno le ponen «Inmejorable reimaginación de un clásico» jajaja son care raja juajuajuajua… y más encima en bueno también ponen «Excelentes pases de comedia»… cuando sus chistes son de lo más fomes en general… y en lo malo ponen «Algunos grandes picos de dificultad» jjajajajajajajaja, cuando este juego se destaca desde tiempos inmemoriales por su alta dificultad… de verdad este es el PEOR REVIEW que he visto en esta página.

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