2012 debe haber sido el año más brillante de la segunda oleada de desarrolladores independientes de esta industria. Una rápida googleada nos pone frente a listas que mencionan a ejemplares como Dear Esther, Fez, Spelunky, FTL: Faster Than Light, Hotline Miami, y finalmente, Journey, uno de los títulos más aclamados de la historia del segmento.

Journey salió en 2012 como exclusivo descargable de Playstation 3 y acaparó todas las miradas en los medios y eventos de ese año, alcanzando hasta obtener una nominación dentro del circuito de los Grammys, algo que no muchos pueden incluir en sus palmarés. Su espíritu minimalista, su gran banda de sonido y la promesa de participar de un viaje único se convirtió en algo irresistible para la comunidad global de gamers, pero como con toda gran obra, el contexto fue el complemento fundamental para alcanzar su éxito.

Journey nos pone en medio de un desierto, en el cuerpo de un peregrino que no puede hacer más que moverse a través del terreno. El escenario es interminable, pero es a través de indicios visuales que nos enseña por donde ir, con una comunicación brillante que no rompe en ningún momento la inmediata atmósfera generada por la desolación y una inicialmente simple banda de sonido.

Lo más destacable de esta construcción está en cómo esconde mecánicas de videojuego y artilugios técnicos detrás de una experiencia absolutamente visual, despojada de barras de vida, timers o textos en pantalla, y aunque termina siendo un viaje verdaderamente lineal, los amplios horizontes logran que no se note tan fácilmente, utilizando ingeniosos trucos para impedir que nos alejemos demasiado sin aparentar de forma inmediata su naturaleza digital.

Journey es un viaje sin pausas, que aún así presenta unos cuantos puzzles de entorno para que se cruce algo de desafío en la imparable aventura. Gracias a dos habilidades mínimas como la de saltar/planear a través de los entornos, y la de llamar a otros seres que habitan este mundo, nos abrimos pasos en parajes maravillosos, construidos con una verdadera maestría en las artes visuales, ofreciendo cuadros dignos de un wallpaper en cada momento, se lo mire por donde se lo mire.

Lamentablemente, el triunfo de Journey pasa por lo conceptual y no tanto lo lúdico, algo que definitivamente ahuyentará a más de un jugador, sobre todo al considerar que una partida sin demasiada exploración puede llegar a durar no más de una hora y media. El juego no está hecho para ser recordado como una experiencia de gameplay inigualable y certera, y mucho menos por brindar satisfactorios momentos de victoria, sino para ser recorrido y experimentado por cada espectador, llevando a un análisis profundo y un posible debate que amplía aún más la experiencia post-game.

Y a pesar de todo, sí es una experiencia refinada en todos sus aspectos. Su gameplay hace todo lo necesario para que el viaje sea lo más placentero posible, y no se interpone en ningún momento a la atmosfera que pretende construir. Nuestro peregrino reacciona naturalmente a su entorno, ya sea a las diferentes elevaciones del terreno como a escalones de diferentes tamaños, y cada puzzle se conjuga perfectamente con lo que el juego nos deja hacer, evitando la frustración a toda costa.

Como lo mencionamos desde un principio, la experiencia audiovisual es lo primordial en Journey, y realmente en eso no falla. La música, particularmente, es tan fundamental para la narrativa como lo son las tonalidades de los diferentes entornos que deberemos atravesar. El sistema es dinámico y representa directamente lo que nos está pasando como protagonista y lo que nos rodea a medida que avanzamos.

Visualmente, la gente de Thatgamecompany ha sabido hacerle honor a nuestra plataforma elevando su técnica al máximo posible, sin irrumpir en la estética. Journey presenta modelos suaves de entorno y personaje, y cuenta con una técnica de interpolación de telas – estrenada para esta versión – que le da una naturalidad aún mayor, construyendo imágenes impactantes aún en resoluciones 4K. Definitivamente es un espectáculo impagable poder verlo en su mayor esplendor, si se considera que este título fue lanzado con resolución sub 1080p para una consola que ya cuenta con unos 15 años desde su lanzamiento.

Manteniendo el espíritu de sus tantas particularidades, Journey también cuenta con modalidad cooperativa en línea, pero es algo que realmente se construye con la propia experiencia de la aventura. En realidad, no es que podremos invitar a jugar a un amigo para que se una a nuestro viaje, sino que la “invasión” (por usar términos darksouleros) se produce de forma aleatoria, y en los momentos menos esperados.

No hay forma de describir lo gratificante que es estar atravesando una tormenta de arena para encontrar a la distancia un nuevo compañero que nos asistirá durante el viaje. La irrupción es tan orgánica y llega en un momento donde nos sentimos tan involucrados con nuestro héroe anónimo que dan ganas de tener la posibilidad de abrazarse para continuar con el viaje. Eso es algo que no muchos juegos han logrado a través de toda la historia de este entretenimiento, y mucho menos con la maestría que le ha impreso Thatgamecompany a esta verdadera obra de arte.

Una vez más queda por advertir que este no es un título para cualquiera, pero considerando su precio reducido (u$s 3.99 en latinoamérica), es algo que definitivamente tiene que pertenecer al recuerdo y las bibliotecas de cualquier amante de este medio.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Annapurna Interactive. Journey se puede adquirir en PC vía Epic Games Store.

JOURNEY - Review
Historia90%
Gameplay75%
Gráficos85%
Música y Sonidos100%
Lo bueno:
  • Experiencia única en el género
  • Reversión de alta calidad
  • Impecable banda de sonido
Lo malo:
  • Un tanto alejado de sus tiempos
  • No es una experiencia para todos
  • Dura menos de dos horas
85%Nota Final
Puntuación de los lectores: (5 Votes)
96%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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