Total War: Rome II fue un juego que dejó un legado negativo para The Creative Assembly. Aún hoy, la anticipación y la decepción de su lanzamiento en 2013 son recordadas por los fanáticos de la saga como el punto más bajo de la franquicia. Sin embargo, los desarrolladores no se durmieron en sus laureles, y a fuerza de mejoras y expansiones transformaron a Rome 2 en un título competente con el lanzamiento del mastodóntico upgrade Rome II: Emperor Edition.

Y The Creative Assembly no se detuvo ahí. Ya que entre el lanzamiento de títulos como Total War: Attila, Thornes of Britannia o los dos episodios de la saga Warhammer, el soporte para Rome II siguió llegando en la forma de mejoras a los sistemas de juego y nuevas expansiones. Es por eso, que no nos resulta del todo raro encontrarnos con un nuevo paquete de contenido para Rome II, hoy, cuando se cumplen más de cinco años del lanzamiento original.

Rise of the Republic nos lleva a un nuevo período de la historia de Roma que no fue explorado en profundidad por la franquicia: los humildes inicios de la Ciudad Eterna en el siglo IV antes de Cristo. En esta época, Roma no era la poderosa sede de ejércitos y poderes políticos que conocemos de la literatura y la cultura popular, sino apenas una más de entre docenas de pequeñas ciudades pujantes que se alzaban en una Italia naciente. Una Italia que era además el centro de la atención de visitantes extranjeros de todo tipo.

Al sur, las ciudades colonia de las pujantes polis griegas se asientan en sus bases de Siracusa y Taras. En el centro, los distintos centros de poder de las tribus itálicas luchan por el control de los ricos recursos de Italia. Mientras que en el norte, invasores galos avanzan sobre las tierras ricas y prosperas del sur.

Las nueve facciones jugables se dividen en torno a estos arquetipos, pero cada una de ellas presenta características propias. Por ejemplo, las facciones griegas de Siracusa y Taras presentan enfoques diferentes apuntados a la colonización de nuevas tierras y al desarrollo tecnológico, respectivamente. Mientras que otras facciones presentan sus propios enfoques. Los vénetos, por ejemplo, son expertos jinetes y criadores de caballos, y ganan la habilidad de destinar a los mejores ejemplares al ejército o las tareas civiles. Los ilienses, por otro lado, reúnen toda una serie de bonificaciones que les permite defender su isla de Cerdeña de cualquier intentona de invasión por parte de sus enemigos.

Las dos facciones más llamativas en cuanto a mecánicas son Roma y los etruscos de la ciudad de Tarquinia. Roma se siente como una facción bastante tradicional en cuanto a su desarrollo y su capacidad de combate, pero cuenta con algunas habilidades únicas. En primer lugar, los romanos pueden llamar a elecciones y utilizar a sus personajes políticos como cónsules o dictadores. Con esto, la Ciudad Eterna logra poderosos bonificadores a la hora de atacar a sus enemigos o desarrollar su infraestructura. Además, la propia Roma ya era una ciudad magnifica en esta era, y para capturarla los enemigos tendrán que realizar un asedio doble, en dos batallas diferentes.

Tarquinia, por su lado, centra todo su poder en torno a su capital. Si la capital de los etruscos es capturada, la facción es automáticamente destruida. Por lo que la protección del dominio interior de Etruria es el objetivo prioritario del jugador que se ponga al mando de esta facción. Una capital poderosa también tiene beneficios. Y cada vez que el asentamiento central de Tarquinia gane un nivel, varios edificios de los asentamientos secundarios mejoraran automáticamente.

Estas diferencias fundamentales entre las distintas facciones hacen que Rise of the Republic se sienta como una expansión bastante variada, a pesar del tamaño reducido de su mapa de campaña y de su enfoque temporal más acotado. Este último elemento, sin embargo, le juega en contra a la expansión en lo referido a la variedad de unidades. Cada una de las facciones tiene poco más de una docena de unidades a su alcance, y no todas son realmente únicas. Existe la novedad de poder agregar a unidades de otras culturas a nuestros ejércitos al capturar asentamientos que no pertenezcan a nuestra cultura original, pero aun así la cantidad y variedad de soldados sigue siendo realmente parca.

Por lo demás, Rise of the Republic mantiene muchas de las virtudes y defectos que Rome II ha arrastrado a lo largo de los años. Las batallas nos ofrecen un gran grado de control, y en este caso en particular la caballería se siente más poderosa que nunca. La estrategia de generar líneas de combate bien definidas y apoyadas por unidades a distancia al tiempo que maniobramos la caballería alrededor de las posiciones rivales sigue siendo increíblemente efectiva. Y además se trata de una estrategia bastante realista si consideramos la forma de hacer la guerra en aquellos años.

Lamentablemente, Rise of the Republic también presenta serios problemas a la hora de evaluar el manejo de la IA. Todos los males ya sabidos y conocidos acerca de la IA de Rome II están presentes en esta nueva expansión. Claramente, nos encontramos ante problemas de raíz para con el motor que corre debajo de Rome II. Y se trata de problemas que hemos visto “exportados” a otros títulos, como Attila o Thrones of Britannia. La IA responde moderadamente bien en campo abierto, pero tiene serios problemas al posicionar sus tropas durante los asedios. Y es muy fácil desbaratar su retaguardia haciendo flanqueos con caballería que nunca se ven interrumpidos.

La IA también se siente inconsistente en el mapa de campaña. Los ejércitos enemigos son totalmente agresivos a la hora de atacar nuestros asentamientos menos protegidos, pero no maniobran bien cuando se ven superados. Por lo que es muy sencillo atraer a los mejores ejércitos rivales hacía trampas. El número limitado de ejércitos por facción hace que sea muy factible derrotar a una facción enemiga en una única batalla y luego proceder a tomar cada uno de sus asentamientos sin resistencia alguna.

A pesar de estos problemas mencionados. La campaña de Rise of the Republic sigue siendo un agregado valioso para los aficionados a Rome II y a la historia del mundo romano. Y además hay un valor intrínseco en el hecho de que The Creative Assembly no haya abandonado a este título después de tantos años. Mientras esperamos por Three Kingdoms, Rise of the Republic es un recordatorio decente de las bondades que un Total War histórico tiene para ofrecer.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por SEGA/Creative Assembly.

Total War: Rome II | Rise of the Republic - Review
Gameplay75%
Gráficos75%
Musica y Sonidos70%
Multijugador70%
Lo bueno:
  • Interesante campaña ambientada en el nacimiento de la República Romana.
  • Buena variedad de facciones.
Lo malo:
  • Persisten los peores problemas con la IA.
  • Poca cantidad de unidades en general.
70%Nota Final
Puntuación de los lectores: (1 Voto)
82%

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