Dead Rising 3 no es un gran juego. No es, siquiera, un juego original. De hecho, llega a ser bastante repetitivo. Y no está bien optimizado, ya que lucha por mantenerse a los bloqueados 30fps en cualquier PC que no sea una bestia. Tampoco tiene unos gráficos que quiten el aliento. Y no sabe ser más que un open world genérico. Pero Dead Rising 3 es un gran juego de zombies.

A todo lo malo que le puede pasar a un juego que no innova ni destaca en nada, se le sumaron pequeños grandes detalles que auguran un mejor horizonte, como el modo online persistente estilo Dark Souls, una interesante creación de vehículos mutantes, y una importante ciudad Los Perdidos para recorrer. La sensación de estar viviendo el apocalipsis zombie existe, ya que las calles están repletas de ellos, y hasta tiene pequeños momentos de suspenso en donde deberemos recorrer oscuros y silenciosos pasillos para obtener algo en alguna de las misiones. Es como una versión rebajada de las entregas anteriores, que tampoco destacaban demasiado. En esta ocasión nadie nos apura, y simplemente deberemos cumplir con el rol de heroe. Pero Dead Rising 3 fue hecho por una de las ramas de Capcom que si entendió de qué se tratan las historias de zombies, en particular, las más clásicas del estilo de George Romero.

Así como lo hizo el padre de las películas de muertos vivientes con sus propias historias, esta franquicia ha pasado de un enorme shopping, a una pequeña ciudad, a esta Los Perdidos que tiene un tamaño bastante importante – con autopista y todo. Pero los juegos anteriores no contaban la historia con el mismo estilo. Dead Rising 3 parece haber sido escrito por el legendario Romero, y su historia acierta en todos los puntos que le corresponden al género. Esto tampoco quiere decir que la historia sea buena, sino que lo hace como debe ser. Las películas de zombies no tienen historias buenas.

Como si hubieran encontrado el folleto para hacer películas de zombies que Romero le debe entregar a sus asistentes en pre-producción, Dead Rising 3 cumple con todos los requisitos esenciales: Crítica social – check; personajes marginales – check; eventos inesperados – check; chicas guapas – check; y principalmente, mucho humor negro. Es imposible que una historia de estas, que no pretende mostrar al apocalipsis como el fin del mundo sino que señala a la humanidad por su incapacidad de manejar una situación frente a enemigos que no razonan, no ponga en evidencia la ingenuidad, la desgracia divertida, y las bajezas más ridículas de los hombres. Los Perdidos es, fundamentalmente, una ciudad de latinos que discriminan a otros latinos, donde ser legal o ilegal separa los escalafones de una de las sociedades que siempre llegan más tarde al reparto de todo.

Como está claramente basada en Los Angeles, también cuenta con americanos, aunque son los que representan a lo más bajo del catálogo que puede ofrecer la tierra del Tío Sam: Ex-convictos, ex-militares inútiles, sureños neo-nazis, mafiosos descendientes de italianos, asiáticos fracasados. El paquete completo. Así que todo ese conjunto de defectuosos criticando defectos de los demás se convierte en una irrisoria -y tristemente realista- imagen de lo que todos somos, o podríamos ser, cuando las papas queman. Como en Shaun of the Dead, esta historia no se trata de lo malo que podemos ser, de la codicia, del engaño, de la ventaja, sino que es todo lo contrario. Se trata de todo lo inútiles que podemos llegar a ser cuando se nos saca de nuestra zona de confort.

Como se dejó en claro al principio del análisis, si se lo escruta estrictamente como videojuego, no pincha ni corta. Las mecánicas son siempre las mismas: un hack n’ slash en tercera persona con una incontable cantidad de enemigos que caen como moscas en cada uno de los palazos que les damos. Una incontable cantidad de armas y sus variantes fabricadas, y una incontable cantidad de vestimentas que le ponen condimento a lo gris de este mundo decadente. La mayoría de las misiones son de ir del punto “A” al punto “B”, para ir a matar a alguien, para ir a llevar algo, para conseguir algo y volver.

Lo más interesante de esta nueva entrega pasa por el modo online que nos permite -desde el menú principal- anunciarnos como jugadores casuales, como coleccionistas o definitivamente hardcore, para que el sistema nos empareje con gente de la misma calaña y así recorrer la ciudad a modo de sand-box,compartiendo intenciones y estilos de juego.

Esta representación de nuestro mundo dando sus últimos alientos está interpretada por un motor gráfico que hace lo justo, y una vez más, sobresale en la enorme cantidad de enemigos que presenta en pantalla, además de la posibilidad de desmembrarlos hasta la más mínima partícula. Todo eso también es acompañado de un sistema de físicas sobresaliente, que afecta tanto a los pequeños objetos como a los imponentes vehículos. El gran problema pasa en la optimización, donde Capcom Vancouver decidió forzar todos los procesos para encajarlos dentro de treinta ciclos por segundo -obligados por una Xbox One que perdió la carrera antes de empezar a competir- , y por lo tanto, se vieron obligados a bloquear el juego en 30 pobres cuadros por segundo. Existe la posibilidad de desbloquearlos y llegar a 60, pero muy pocos sistemas tienen la capacidad de mantenerlos estables por una cuestión de cálculos de física e inteligencia artificial. Directamente, no fue diseñado para eso.

En cuanto a la visual, se trata de un motor bastante avanzado que seguramente veremos brillar en algún nuevo juego de la empresa japonesa. Cuenta con la posibilidad de cambiar las resoluciones de buffer interno entre 720p, 900p, 1080p, y la resolución nativa, para quienes no lleguen a cumplir con los requisitos y deban bajar las pretensiones. También aparecen varias opciones de oclusión ambiental, antialiasing avanzado, ajuste de niveles de detalle, un excelente desenfoque de profundidad de campo (Depth of Field), y hasta un inesperado Sub-surface Scattering (dispersión de la luz por debajo de las superficies – da un tono de piel más realista, por ejemplo.) que solo ostentan motores importantes como Unreal Engine 4 y CryEngine.

Sumando un poco más a la experiencia general, las decisiones han sido tan acertadas que hasta la música y los sonidos están acordes a las circunstancias. Así como la historia y sus personajes buscan emular a un cine pobre pero divertido, y con un acérrimo culto de fanáticos, las melodías que acompañan a ciertos momentos tienen ese particular estilo que tenían las películas de bajo presupuesto de los 80s, y principios de los 90s. Lo mismo pasa con las actuaciones de voz que, seguramente es un tanto a propósito y otro tanto sin querer, interpretan a personajes erráticos y divertidos, con desesperación en cada una de sus líneas, que no titubean en lanzar algún desubicado chiste en medio de una deprimente situación.

En líneas generales, este es un juego divertido, que no aburre ni frustra a nadie, pero tampoco presenta innovación o desafíos que ofrezcan algo interesante para quienes solo se inclinan a tener una buena experiencia en base a las mecánicas. Es un juego que se destaca más en su relato que en el resto de sus aspectos, pero con esa brillante ejecución de situaciones y personajes alcanza para tener una buena aventura, pocas veces encontrada en los videojuegos de zombies. Quienes no disfruten del cine clásico del género, quizá no sepan encontrarle el sabor a los momentos que desenvuelve, así que depende mucho de las expectativas de cada uno. Simplemente, hay que dejarse llevar y aceptar sus propios términos.

Dead Rising 3: Apocalypse Edition - Review
Historia80%
Gameplay65%
Gráficos80%
Sonidos y música80%
Lo bueno:
  • Excelente historia de zombies
  • Gran escala de sandbox
  • Sistema online persistente
Lo malo:
  • Muy floja optimización
  • Gameplay repetitivo
  • Que su desarrollo haya estado limitado por las consolas
76%Nota Final
Puntuación de los lectores: (5 Voto)
77%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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