No arriesgaría mucho al decir que el mejor First Person Shooter de la historia es Half-Life 2, un hito dentro de la industria que muy probablemente no ha sido superado, aun cuando ya nos vamos acercando a las dos décadas desde su lanzamiento. Dentro de esta línea de pensamiento, otra verdad ineludible es que no tendríamos Half-Life 2 sin Half-Life. El juego de 1998, nave insignia de Valve Software, fue toda una revolución en aquello entonces, con su gunplay adictivo, su estilo a la hora de combinar la narrativa con la acción y su fascinante multijugador, padre de todo lo que conocemos como juego online en esta era moderna.

Sin embargo, Half-Life no era un juego perfecto, si bien cuesta verlo hoy con los lentes color de rosa de la nostalgia. O en realidad tal vez si lo era, al menos el 80% del juego que transcurría en los laboratorios e instalaciones del Complejo Black Mesa, donde Gordon Freeman activaba de manera involuntaria una invasión inter-dimensional y luego debía enfrentarse tanto a los invasores como a la división del ejército enviada para enterrar el incidente.

El restante 20% del juego, conocido como Xen, era el claro punto bajo. Las fases finales del juego que funcionaban más como un anti-clímax que como el final épico que el crescendo de la aventura venía construyendo hasta entonces. Xen no arruinaba Half-Life, pero le impedía alcanzar las cotas de excelencia que sí logró seis años después su secuela.

Aquí entra The Crowbar Collective, una comunidad de fans auto convocada al promediar la década de los 00 con una misión: actualizar Half-Life y llevarlo a un nivel similar al de Half-Life 2 gracias a la actualización en el Source Engine. The Crowbar Collective se planteó este objetivo a mediano plazo, pero recién en 2012 se vieron los primeros frutos de dicho trabajo. Y aún faltaría esperar otros ocho años para ver la finalización de la empresa. El camino fue largo, arduo, con contratiempos y la siempre inestimable ayuda de la propia Valve (que permite que esta “fan remaster” se venda como un producto completo en la tienda de Steam). Las líneas que podamos escribir aquí no harán justicia a la interesante y larga historia de la producción del remaster de Half-Life. Pero ahora, por fin, en este año 2020 tenemos en nuestras manos la que tal vez es la versión definitiva del querido clásico.

Black Mesa, nombre que porta con honor este trabajo de remasterización, es a la vez una recreación de Half-Life y algo nuevo. La estructura general de cada capítulo del juego y de los acontecimientos es la misma, pero lo que vamos a encontrar en cada combate y cada área esconde elementos que sorprenderán hasta a los más avezados de los veteranos de Half-Life. De buenas a primeras, Black Mesa se beneficia enormemente de la actualización del Source Engine.

Los escenarios se sienten más grandes y llenos de vida, los movimientos y la interacción con los NPC son mucho más naturales y menos robóticos, y el motor de físicas utilizado en Half-Life 2 permite la introducción de nuevos elementos al combate así como de nuevos puzles interactivos con el escenario ideados por la gente de The Crowbar Collective. En este sentido, Black Mesa genera dos sentimientos en el jugador veterano de Half-Life. Por un lado la nostalgia y la alegría por revisitar un juego que nos marcó la adolescencia a muchos, por otro lado la sensación de descubrir algo nuevo tras cada esquina.

No creo oportuno gastar muchas líneas en describir las bondades jugables de Half-Life, ya todos las conocemos. Pero con Black Mesa el juego se siente aún mejor de lo que uno podría esperar. El movimiento es frenético y adictivo, lejos de los intentos de “simular” movimientos reales que muchas veces hacen que los juegos modernos se vuelven aburridos y monótonos. Gordon Freeman no tiene problemas en subir a velocidad crucero por una escalera de manos portando un lanzamisiles, y así debería ser siempre. Cada una de las armas, desde la icónica escopeta hasta los curiosos Snarks es tan divertida de usar hoy como lo era hace 22 años. Y la narrativa del juego se va desenvolviendo junto con la acción de una manera tan natural que los juegos “cinemáticos” de hoy en día deberían sentirse avergonzados.

Pero no son pocas las mejoras que The Crowbar Collective ha oficiado a esta robusta estructura. Por un lado, se ha expandido la interacción con los NPC dentro del Complejo Black Mesa lo que ayuda a dotar a la historia de un mejor contexto. Por otro lado, la introducción del motor de físicas funciona tanto a la hora de los puzles como a la hora del combate y la navegación, con la posibilidad de mover cajas para crear plataformas y generar caos de una manera similar a lo visto en Half-Life 2 (aunque sin nada tan preponderante como el Arma de Gravedad).

Ahora bien, la mayor mejora introducida al juego en esta remasterización viene dada por Xen. Los niveles de Xen, últimos en ser re trabajados por la gente de The Crowbar Collective, se sienten prácticamente como un juego nuevo. En el pasado han quedado las aburridas secciones de plataformas flotantes del juego original, y ahora Xen se siente ya no como un anti-clímax, sino como un nuevo y valioso episodio dentro de la narrativa. Xen también prolonga la duración del título, lo que tal vez trastoque un poco el balance de la narrativa, pero los nuevos niveles son tan interesantes que ese elemento puede pasarse por alto. Atención especial merecen las nuevas batallas contra Gonarch y Nihilanth, el claro punto alto de los nuevos episodios.

Si queda alguna crítica para hacerle a Black Mesa, esta es que tal vez el juego ha llegado algo tarde. Si bien no nos queda otra alternativa más que aplaudir de pie el ejemplar trabajo de este grupo de fans, lo cierto es que mucho tiempo ha pasado ya desde que iniciaran la empresa, y el propio Black Mesa se siente, en cierta forma, como merecedor de un retoque gráfico que lo acerque más a los estándares del 2020. Hacemos esta crítica a sabiendas de que es una crítica superflua, y esta naturaleza algo desfasada en el tiempo de Black Mesa no arruinará para nada el disfrute del título.

Tanto para aquellos viejos lobos de mar, como yo, que quieran relanzarse a la aventura como para las nuevas generaciones que tal vez quieran aprender de donde salen muchas de las mecánicas e ideas que encuentran en juegos modernos, Black Mesa es el vehículo ideal para afrontar Half-Life. El clásico de Valve, está más vivo y vigente que nunca, 22 años después.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Crowbar Collective.

Black Mesa – Review
Historia100%
Gameplay100%
Gráficos80%
Música y Sonidos80%
Trabajo de Remasterización90%
Lo bueno:
  • Half-Life, renovado.
  • La introducción del motor de físicas.
  • Los nuevos niveles de Xen.
Lo malo:
  • Gráficamente, ya se siente algo desfasado.
  • Al igual que en el producto original, algunas armas no tienen demasiada utilidad en la campaña.
90%Nota Final
Puntuación de los lectores: (11 Votes)
74%

Dejar una respuesta