Es innegable que el exitoso experimento de Codemasters para el desarrollo de Dirt Rally dio como resultado un juego que no era para todo el público. Un simulador aguerrido con una empinada curva de aprendizaje, aun para los más avesados pilotos virtuales, hacía que la frustración sea parte de la experiencia, y quizá dejó afuera a mucha gente fanática de la serie que esperaba algo más de accesibilidad. Por eso llega Dirt 4.

A primera vista, Dirt 4 se entiende como un desprendimiento de Rally pero arrimándose más a la filosofía de la entregas numeradas de la serie. En este título el catálogo de autos no está tan lejos, los controles no son tan exigentes, y apunta más al espectáculo que a la certeza de sensaciones. Ni bien comenzamos se entiende justamente eso. Es un claro sucesor de Dirt 3, con todo lo que eso implica.

El inconveniente es que el jugador de simuladores modernos se ha acostumbrado a cierto tipo de complejidad que lo acerca más a Dirt Rally que a Dirt 3, estando preparados para un nivel de precisión que Dirt 4 menosprecia. Quizá la mayor dificultad de desarrollar un juego moderno de la serie principal es encontrar el balance justo en donde se encuentran los corredores casuales, mientras que siga siendo interesante para los hardcore.

Dirt 4 tampoco exige demasiado en cuando a la progresión del modo campaña. (Como esta odiosa e inevitable comparación se va a extender a lo largo del análisis, prepárense para leer mucho las palabras “Dirt Rally”). En Dirt Rally nos otorgaban una pequeña suma inicial que nos permitiría comprar uno de dos autos para empezar un campeonato mundial despiadado, mientras que en Dirt 4 -correspondiendo a la filosofía clásica de la serie- prácticamente cada dos o tres pruebas desbloqueamos nuevas categorías y podemos comprar una serie de distintos vehículos.

Esto hace que rápidamente tengamos una satisfactoria sensación de progreso gracias a su accesible dificultad, pero una vez más, es un arma de doble filo. Quienes estén acostumbrados a simuladores modernos, y vivan jugando con sus volantes de duro force feedback y sensibilidad realistas, tendrán un hueco que nunca se va a llenar, mientras que los casuales pueden sonreir tranquilamente hasta que llega el rallycross.

Para acompañar a esas sensaciones de victoria, y agregar una sensación de profundidad y expansión, en Dirt 4 deberemos dejar de pilotar para grandes equipos comprándonos nuestros propios autos, reclutando a nuestros propios mecánicos, vendiéndonos a nuestros sponsors, y ampliando nuestras estructuras para poder equipar más. Esto hace que además de poder desarrollar mejores piezas y tener mejor eficiencia en las reparaciones entre etapas, también tengamos una experiencia muy personal, con autos configurados y ajustados a nuestro gusto.

Toda esa amplia estructura, que lo distancia un poco de la mediocridad de otros juegos casuales, también viene heredada de Dirt Rally, por lo que no le tomará mucho tiempo adaptarse a nadie que haya estado jugando a las últimas entregas. Y es que es claro que este juego es tan solo una versión de Rally toqueteada para llegar a un público más amplio, aprovechando la gran experiencia en el desarrollo de las físicas y la sensación de conducción que dejó el juego anterior.

En cuanto a lo técnico, y si bien no se ve como esperáramos en 2017, Dirt 4 supera con creces las expectativas, y aunque algunos se quejan del force feedback en ciertos modelos de volantes, en el clásico e inolvidable G27 de Logitech no deja nada que desear. Las físicas responden a lo que esperamos del terreno cuando vemos venir un bache o una loma y no somos lo suficientemente cautos como para soltar el acelerador, o cuando una curva se pone muy resbaladiza y debemos luchar contra la inercia y la falta de fricción para volver a encauzarlo. Quiza -aún con todo el degradado nivel de dificultad- ese es el aspecto más importante de esta entrega. Dirt 4 acerca la simulación hasta para el menos habilidoso, con la incorporación de asistencias y dos tipos de manejo diferentes.

Para que la situación no se ponga densa con el simple modo de rally, Dirt 4 también ofrece otro tipo de categorías que se desprenden de la disciplina, y es ahí donde más exige a los corredores (no por nada la campaña arranca en rally y luego nos da el resto). Teniendo la licencia oficial del campeonato de rallycross de la FIA, el juego presenta circuitos reales y autos correspondientes a la categoría, siendo uno de los modos más vertiginosos y despiadados de su catalogo, pero además incorpora las enérgicas competencias de Pro Trucks, Crosskarts y Pro Buggys, en donde la particular estructura y suspensión de cada vehículo refrescan la experiencia luego de tantos compactos 4×4.

Para avivar más las ganas de volver a jugar, además de tener que completar los primeros puestos de toda la campaña y de participar de diferentes desafíos en la academia, tenemos un interesante modo libre que propone crear torneos propios y compartirlos, y la manera de hacerlo más interesante es mediante un sistema de creación de pistas aleatorias que siempre nos ofrece un nuevo desafío. El copiloto responde a cada nueva pista mediante una programación que interpreta la distancia y la profundidad de cada curva, por lo que la experiencia es diferente pero no se desprende de la calidad que también se encuentra en las etapas fijas, creadas por el equipo para la campaña.

Por otro lado, el modo Joyride no es nada menos que una variante del reconocido Gymkhana -elemento importante de Dirt 3, respaldado por Ken Block- en donde nos sueltan dentro de un circuito libre para abatir una serie de bloques para sumar puntos durante un tiempo determinado. La ajustada física y respuesta de controles hace que, a la vez, sea uno de los modos más desafiantes y divertidos del juego, cambiando mucho el aire del resto de las competencias.

Finalmente, el modo online propone las tradicionales salas de jugadores para competir en diferentes tipos de disciplinas, con todas las configuraciones que siempre acarreó la serie; y el modo Competitivo le agrega una variable diaria a competencias de ranking global para competir contra el resto de los jugadores. Cada desafío va rotando por lo que cada sesión será única. Definitivamente es un juego que cuenta con un amplio catálogo de modalidades para aprovechar, y dificilmente se pierda el interés en poco tiempo.

A esta altura de su historia, Codemasters ya sabe lo que tiene que hacer por el lado de los apartados audiovisuales. La presentación es mucho más atractiva que la de su compañero Rally, la música licenciada le da un nivel triple A mucho más apreciable, y los modelos de los autos y los escenarios superan las expectativas, pero lamenteblemente, el motor ya empieza a mostrar las arrugas. Estamos frente a la cuarta versión del Ego Engine, que viene sosteniendo a todo el catálogo de juegos de carrera del estudio desde su debut en 2008, con Race Driver: GRID.

Todos los detalles que hacen a lo interesante del gameplay están al nivel que se espera y replican con exactitud a sus contrapartes reales, pero quizá por un problema de carga en el proceso de todos los sistemas, los entornos de segundo plano tienen una muy cuestionable calidad. Algunos espectadores, algunas plantas, ciertas montañas presentan una inexplicable baja cantidad de polígonos y texturas de poca resolución, que si bien es cierto que solo lo notaremos en las repeticiones -ya que en carrera estamos en puro vértigo-, es dificil de creer que cualquier placa gráfica actual no pueda mover algo más complejo.

La iluminación también cae en un punto ambiguo donde por momentos parece excelente, y en otros momentos parece tratarse de un juego que ya tendría una década. Esto también afecta a los efectos climáticos de una manera muy dura. Las gotas de lluvia pegando en el vidrio, o los charcos de agua, reciben un fuertisimo brillo especular que ni los primeros Need for Speed se atrevían a presentar. La falta de influencia de la iluminación y las sombras dinámicas en los sistemas de particulas también aportan para que la experiencia nunca termine de quedar cómoda, porque no se puede entender que aun con la potencia de las consolas actuales no se pueda hacer algo mucho más atractivo. Pero en general se deja jugar, no es un ataque al buen gusto, y por suerte, no abusa de decoraciones innecesarias modernas como motion blur o aberración cromática.

Por la parte sonora también cumple con lo requerido, sin distanciarse demasiado de Dirt 3 y Rally -que ya hacían las cosas bien- y agregando algunos efectos de las distintas fallas de los autos para que los reconozcamos antes de los pop-ups. El inconfundible sonido de una goma pinchada nos permitirá reaccionar a tiempo para no perder valiosos segundos de etapa, o un motor fundido nos anticipará que en la fase de reparaciones necesitaremos más tiempo de lo normal. Son buenos agregados que suman a la experiencia y aportan su pequeña cuota por el lado del gameplay.

Pero queda la duda sobre la necesidad de un Dirt 4 cuando existe un certero y completo Dirt Rally, y la respuesta también va a resultar ambigua. Para los jugadores de simuladores, equipados con volantes y hasta butacas de simulación, Dirt 4 parece ser un tanto innecesario. Si bien agrega autos que no hay en el otro juego, y la modalidad de progresión es diferente y un poco más satisfactoria, en el circuito de barro se siente un tanto más benévolo, y quizá sea constante objeto de críticas. Pero también puede dar sus buenos momentos.

Definitivamente los casuales tienen un gran juego para experimentar, liberándose de la frustración y recibiendo una digna continuación de aquel aclamado “3”, por lo que es ampliamente recomendable. Como lo es también para quiénes saben aprovechar sus complejos volantes con force feedback en todo tipo de experiencias. Dirt 4 es un juego completo que recompensa de muchas maneras, y si no se le pide que sea lo que nunca fue destinado a ser, se lo disfruta muchísimo.

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Deepsilver/Codemasters. Pueden ver nuestra galería completa de imágenes en 4k en este link.

DiRT 4 - Review
Gameplay90%
Gráficos75%
Música y Sonidos85%
Multiplayer75%
Lo bueno:
  • Muy buena adaptación para jugadores casuales
  • Los modos libres le dan gran rejugabilidad
  • Variedad de vehículos y categorías
Lo malo:
  • El motor Ego empieza a mostrar su edad
  • Poco desafiante para expertos
80%Nota Final
Puntuación de los lectores: (5 Votes)
80%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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