El logo pixelado de Devolver Digital y un tutorial en video que simula haber sido grabado con una obsoleta camcorder VHS nos detiene en la entrada del universo de STRAFE para volver a recordarnos que estamos ante un juego que pretende simular las experiencias de mediados de los años 90s, y que no se va a preocupar en darnos nada remotamente cercano a la modernidad. No se hace cargo de ningún tipo de expectativa diferente.

Nuestra base de operaciones es la cabina de una nave en donde podremos alcanzar el menú de opciones, el tutorial, una computadora con diferentes ejecutables -los cuales terminan siendo diferentes modos de juego- y la pantalla de inicio de partida tradicional.

STRAFE es un emulo directo de la estética y el gameplay del Quake original, pero en vez de convertirse en una aventura a través de decenas de mapas creados por los más excéntricos diseñadores de Mesquite, Texas, este adopta el modelo de rogue-like para proponer una rejugabilidad enorme, que nos desafía a atravesar cinco niveles interconectados mientras vamos mejorando nuestro equipamiento en los momentos en que los enemigos no se nos estan tirando de cabeza para asesinarnos.

Entendiendo que el jugador moderno que busca este tipo de experiencias no tiene tiempo para esperar a que se construya una atmósfera y una narrativa, STRAFE nos da a elegir entre tres tipos de armas diferentes (estilo shotgun, estilo railgun y estilo sub machine gun) y nos tira dentro de uno de estos dungeons procedurales de cuatro zonas -de tres niveles cada una- para destruir todo lo que se mueva a nuestro paso. El vértigo nos ataja de entrada con brutalidad, para mostrarnos que, por más que sea una experiencia corta y casi casual, hay que aprender a conocer el desafío y desplegar nuestras mejores habilidades de first person shooter para avanzar con dignidad.

Dando un paso hacia el futuro de aquellos juegos pioneros del género, en STRAFE podemos hacer disparos en zonas específicas de los enemigos, permitiendo sacar ventaja de headshots o desmembrarlos hasta que caigan rendidos. Definitivamente ha sido una buena decisión no quedarse con enormes hitboxes que solo calculan que porcentaje del disparo que impacta contra la caja, pasando a una tecnología más moderna que recompensa a los más certeros.

Lamentablemente, a STRAFE se le cruzan un poco los conceptos, convirtiéndose en un híbrido que deja todo al ánimo y los gustos del jugador. Por un lado pretende ser esos juegos de principios y mediados de los 90s, los Dooms y los Quakes que nos invitaban a explorar niveles asesinando y buscando secretos que nos recompensan en grande. Por otro lado quiere ser un rogue-like, con generación procedural de niveles y muerte permanente que siempre reinicia todos nuestros logros cada vez que volvemos a comenzar. Así que una cosa se entromete en la otra, quebrando la experiencia constantemente, y dejando un sabor amargo al final de cada nivel.

Si pretendemos salir a buscar secretos y explorar, lo ideal es arrasar con todos los enemigos del nivel antes de poder hacerlo, ya que los recursos son escasos y las olas de hostiles no dan respiro hasta que caiga el último, y volver a revisar todos los rincones, lo que lo convierte rápidamente en aburrimiento, pero también debemos tener en cuenta que hay cientos de modulos que participan de la generación procedural del mapa, por lo que memorizar lugares y patrones de movimiento es prácticamente una tarea para desquiciados.

El uso de las armas se siente bien y las diferentes mejoras que podremos hacerle a través de los niveles ofrecen un objetivo a cumplir que recompensa luego de tanto running and gunning. Algunos enemigos y ciertos cofres ubicados en el nivel nos entregarán material para reciclar -que hace las veces de moneda virtual- con el que podremos, también, adquirir escudo y munición cuando encontremos algunos de los kioskos dedicados, lo que nos da más chances de éxito en medio de la aventura. Al final del segundo nivel de cada partida también nos encontraremos con una tienda en la que podremos adquirir items consumibles y algunos perks modificadores, para poder darle un tanto más de nuestra personalidad y estilo de juego a nuestro héroe.

STRAFE cuenta con otros tres interesantes modos de juego que proponen grandes cantidades de rejugabilidad. Los tres están ubicados en una pequeña computadora que los presenta como tres ejecutables de un sistema operativo arcaico. Quizá los dos más importantes son STRAFEZONE y SPEEDZONE. El primero nos propone un desafío diario a cumplir, comparándo nuestros resultados en un ranking global. El segundo nos mete en un nivel de generación fija a nivel mundial para vencer los tiempos de otros jugadores. Y finalmente, MURDERZONE nos mete en un desafío survival, a través de diez habitaciones, con un sistema de progresión que permitirá modificarnos para llegar con mejores chances a los niveles superiores.

Audiovisualmente, como venimos advirtiendo, también persigue el estilo de mediados de los 90s, pero no se han conformado con presentar modelos de muy baja resolución y texturas pixeladas. En vez de tener dos o tres personajes de cientos de polígonos por nivel, tendremos una docena de miles de polígonos. Las texturas son de una resolución acorde, y la sangre persistente le da un toque único que no teníamos en aquellas épocas, y como bien lo indica el desarrollador, es muy útil para saber en qué habitaciones ya estuvimos.

Por el lado de los sonidos no hay que mantener las expectativas muy en alto, ya que simplemente cumple con toda la búsqueda y lo hace de manera correcta, aunque no estaría nada mal que apoyen un poco más al golpe de las armas y las posibles explosiones de tanto en tanto.

STRAFE es un juego muy particular, para un público muy particular, y es dificil hacérselo llegar a alguien que esté interesado en otro tipo de cosas. Acierta en la mayor parte de sus intenciones, y aunque sus conceptos se crucen y saquen chispas cada tanto, su alto nivel de rejugabilidad lo convierten en un gran candidato para aparecer en los momentos en donde tenemos 20 o 30 minutos para saciarnos las ganas de ver sangre.

Este review fue realizado con una copia comercial proporcionada por Devolver Digital.

STRAFE - Review
Gameplay75%
Gráficos70%
Música e Sons65%
Lo bueno:
  • Acierta la búsqueda retro
  • Altos niveles de rejugabilidad
  • Funciona en las computadoras de cualquier oficina
Lo malo:
  • El lado rogue-like choca con el lado doom clone
  • Los sonidos quedan medio débiles
  • Frustrante al principio
66%Nota Final
Puntuación de los lectores: (1 Voto)
68%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

Dejar una respuesta