Desde sus inicios en el año 2000 con Shogun: Total War, la gente de The Creative Assembly ha paseado a su franquicia estratégica por distintos períodos de la historia. Desde el período del Sengoku Jidai en el Japón Feudal, hasta los sangrientos campos de batalla de la era post-napoleónica, la saga Total War ha recorrido distintas páginas de la historia humana. Y la pregunta que se hacían muchos fans era la misma: ¿Ahora qué? Tras dos visitas a Japón, dos a la antigua Roma, una al mundo de los imperios modernos y dos a las batallas medievales, la saga Total War parecía no tener demasiados lugares a donde moverse. La respuesta de The Creative Assembly fue sencilla: abandonar la historia. Y en su lugar tomar como escenario el popular mundo de fantasía de Warhammer.

Total War: Warhammer, que aun no entiendo porque no aprovecharon la ocasión para llamarlo “Total Warhammer”, es un juego que se aleja de algunos de los elementos clásicos de la saga, al tiempo que intenta aportar algunas innovaciones a la formula. Estas modificaciones tienen resultados dispares, con algunos cambios resultando efectivos. Mientras que otros hacen echar de menos a algunos de los elementos centrales de la franquicia Total War.

Para empezar, me confieso un neófito en el mundo de Warhammer. Lejos de conocer el mapa del Viejo Mundo mejor que mi propio vecindario, llego a este juego con ojos frescos y con un deseo de aprender más. A simple vista, el mundo que se nos presenta en este juego es bastante clásica: reinos humanos enfrentados en pequeñas riñas familiares, clanes enanos aislacionistas que viven en gloriosos salones de piedra y son punteros en el uso de tecnología, ancestrales vampiros que se ocultan en los lugares más oscuros y salvajes bandas de orcos que asolan todo a su paso. Cualquier persona que tenga presente mundos de fantasía similares no va a tardar demasiado en aclimatarse a lo que presenta Warhammer. En ese sentido este escenario fantástico no depara demasiadas sorpresas y no es para nada una novedad.

Si es una novedad, en cambio, si lo comparamos con las entregas anteriores de Total War. Las cuatro facciones disponibles (cinco si contamos a la facción del Caos, bonificación de pre-compra) presentan diferencias sustanciales entre ellas. Estas diferencias son mucho más visibles y notables que las diferencias existentes, por ejemplo, entre los diferentes clanes en guerra en Total War: Shogun 2. De forma que Total War: Warhammer obtiene desde el vamos un nivel de rejugabilidad algo más elevado al de sus antecesores gracias a su nuevo escenario.

Es cierto que la gente de The Creative Assembly ya había experimentado con facciones asimétricas en su último título, Total War: Attila. De hecho, algunas de las mecánicas de aquel juego han sido refinadas para esta nueva entrega. Por ejemplo, las opciones presentes a la hora de saquear ciudades son idénticas a las de Attila. Y el funcionamiento de Horda de la facción Caos está inspirado fuertemente en el funcionamiento de los pueblos migratorios en el juego anterior.

Existen otras similitudes en el plano estratégico. El manejo de los ejércitos y las ciudades no ha cambiado demasiado. Al ir aumentando la población vamos a ir desbloqueando la construcción de nuevos y cada vez más avanzados edificios. Lo que nos otorgará acceso a nuevas unidades y características para nuestros ejércitos. Cada facción del juego cuenta con su propio árbol tecnológico, que si bien no se diferencia demasiado a lo visto en Rome II o Empire, aquí cada tecnología viene dotada de un giro de fantasía y hay algunas diferencias entre las distintas facciones.

Estas diferencias se vuelven más visibles a la hora de encarar cada campaña. Cada facción comienza la campaña con un objetivo definido. El Emperador Humano Karl Franz busca derrotar a sus rivales políticos mientras defiende el reino de los orcos y las criaturas de la noche. Los enanos funcionan mediante un “Libro de agravios”, donde se catalogan y registran los insultos realizados a la facción por parte de sus enemigos. Pagar con sangre cada “agravio” será el principal motor de la campaña enana. Ya sea que juguemos con los humanos, los enanos, los vampiros o los orcos, al final de la campaña vamos a tener que hacer frente si o si al avance de las fuerzas del Caos que asolan el norte del mapa, por lo que el final de cada partida se transforma en una lucha desesperada por la supervivencia del mundo.

Jugar con el Caos, por otro lado, es algo diferente. Vamos a necesitar expandir la corrupción de nuestras hordas, y hacerlas crecer mediante la batalla y el pillaje. La ausencia de ciudades para esta facción hace que las estrategias a seguir sean muy diferentes, y que los fracasos en el mapa de campaña sean mucho más duros. Es una pena que la facción potencialmente más interesante se encuentre bloqueada para la mayoría de los usuarios tras una barrera de DLC pago. Los fanáticos de Total War tenemos nuestro propio “libro de agravios” para con Sega y The Creative Assembly debido a sus fallos a la hora de brindarnos productos estables y competentes. Y con estas estrategias comerciales poco hacen para paliar el disgusto.

Si bien las diferencias de este nuevo Total War con sus primos históricos a nivel estratégico ya es bastante notoria. Es en la arena táctica donde vamos a encontrar las mayores novedades. Las batallas en Total War: Warhammer se desenvuelven de manera similar a lo ya conocido. Tendremos una etapa de preparación para posicionar a nuestras tropas, y luego nos lanzaremos a la refriega con nuestros soldados. La posibilidad de disminuir la velocidad de juego o hasta pausar la acción sigue presente, lo que brinda un gran control de la acción al jugador.

El principal agregado a las batallas tácticas viene dado por un puñado de elementos. En primer lugar tendremos a nuestros héroes. Estas unidades, que en el mapa de campaña ganan experiencia y pueden equipar objetos al mejor estilo RPG, son auténticas unidades de un solo hombre, capaces de enfrentarse a docenas de enemigos por su propia cuenta. Los héroes además cuentan con habilidades especiales tales como aumentar la moral de las tropas, llevar el terror a los corazones enemigos o lanzar enormes bolas de fuego en las posiciones del rival.

Si: bolas de fuego. El otro gran elemento agregado por Total War: Warhammer es el uso de la magia en el campo de batalla. La cantidad y potencia de los hechizos está limitada en cada combate por la mecánica de “vientos de la magia”, que limitan el poder de los hechiceros. Pero un buen uso de las habilidades de algún buen shaman orco o de un poderoso hechicero humano puede dar vuelta una batalla perdida en solo un par de segundos. Es una mecánica muy entretenida, visualmente espectacular y que agrega una nueva y excelente capa de tácticas a una saga que ya destaca en este aspecto.

Otros elementos interesantes también son novedad gracias a la singularidad de cada facción. Unidades voladoras como los Gyrocópteros enanos o los murciélagos gigantes de los vampiros agregan una nueva dimensión al combate. Mientras que las unidades titancias como el mortífero varghulf o los imponentes gigantes orcos no solo agregan espectacularidad a los combates, sino la necesidad de aplicar nuevas tácticas a la hora de enfrentarlos.

Las facciones además también presentan diferencias notables entre sí. Mientras que los humanos tienen unidades bastante clásicas sin puntos demasiado débiles pero tampoco demasiado destacables, los vampiros optan por el poder de ataque en cuerpo a cuerpo a cambio de no tener unidades de combate a distancia. Los enanos no utilizan magia, y se apoyan en cambio en sus invenciones mecánicas. Mientras que la sed de sangre y guerra de los orcos les permite sumar un WAAAGH! (un batallón extra) a las batallas cuando su nivel de “Figthiness” esta al máximo. Sí, todo lo que los orcos hacen y dicen suena bastante tonto (pero no ze metan con elloz.)

Otros elementos han recibido el hacha en esta nueva entrega. Los asedios son ahora mucho más sencillos con respecto a los últimos dos juegos de la saga. The Creative Assembly no pudo arreglar de manera definitiva las deficiencias de la IA en Total War: Rome II con respecto a los asedios. Y la introducción de barricadas urbanas y trampas en Total War: Attila no hizo más que exacerbar el problema. Para Total War: Warhammer la solución fue simple: ahora los asedios se luchan y deciden en las puertas y murallas de la ciudad. Esta simplificación hace las cosas bastante más aburridas, pero al menos la IA ya no tiene tantos problemas para moverse en los abarrotados escenarios urbanos.

Otro elemento que brilla por su ausencia son las batallas navales. Y aquí si es una verdadera pena porque The Creative Assembly realmente le estaba agarrando la mano a esta faceta del juego con las excelentes batallas de Total War: Attila. En los últimos días se ha rumoreado que la próxima expansión podría incluir a las facciones elficas de este mundo y a las batallas navales, pero eso no hace que dejemos de extrañarlas en el juego base.

Visualmente, Total War: Warhammer entra en la misma categoría que sus primos más recientes. No hay juego de estrategia que se vea mejor (tal vez con la excepción del reciente Ashes of the Singularity) y la acción presentada en pantalla es realmente sobrecogedora. La presencia de héroes, unidades titánicas y salvajes hechizos mágicos hace que este sea sin dudas el Total War con más “eye candy” hasta la fecha. El mapa de campaña también es fantástico, con vibrantes ciudades, enormes laderas talladas y oscuros pantanos que le dan vida a este Viejo Mundo. Y si bien este Viejo Mundo es algo derivativo en cuanto a su concepción, no deja de ser una autentica belleza a los ojos. El trabajo artístico de la gente de TCA realmente ha alcanzado un nuevo nivel.

Con esto dicho, es necesario subrayar que Total War: Warhammer es un juego bastante pesado desde un punto de vista técnico. A grandes rasgos no hay diferencias demasiado significativas con los últimos juegos de la saga. Los gráficos son más que aceptables, pero nada realmente del otro mundo a un nivel técnico, y sin embargo los requerimientos de PC siguen siendo bastante elevados. Otra cosa muy recomendable para abordar el título es contar con un disco de estado sólido, ya que los tiempos de carga no solo son elevados, sino frecuentes, y con un HDD vamos a pasar más tiempo yendo a la cocina a buscar refrigerios que jugando.

El trabajo de audio es aceptable. La banda sonora es lo esperable: música épica típica de las producciones de fantasía que no agrega nada nuevo a la olla. Los gritos de las distintas unidades suman bastante a sus características. Especialmente divertidos son los gritos de batalla de los salvajes orcos y las risotadas de sus aliados goblins al volar por el cielo en sus frenéticos vuelos kamikaze. Y al fin. ¡AL FIN! The Creative Assembly nos otorga un doblaje al español aceptable. ¿Tanto costaba encontrar buenos actores de voz en español? A buena hora muchachos.

El nuevo camino seguido por The Creative Assembly para Total War tiene sus riesgos. Al igual que Civilization o los juegos de Paradox, la franquicia Total War tiene un público cautivo bastante particular: los llamados “history buffs” o fanáticos de la historia. Al considerarme en ese grupo, siento que Total War: Warhammer no me habla de la manera que lo hacían las otras entregas de la saga. Sin embargo, esta movida bien pude sumarle a la franquicia nuevos adeptos, más amigados con los mundos de fantasía de Warcraft u otros productos similares. Lo que nunca es algo malo. Total War: Warhammer es un juego más que competente, y si bien algunos de los problemas de la saga se mantienen (o han sido escondidos bajo la alfombra) el soplo de aire fresco para la franquicia puede terminar siendo un gran acierto.

Este review fue realizado con una copia comercial proporcionada por SEGA/The Creative Assembly.

Total War: Warhammer - Review
Historia70%
Gameplay85%
Gráficos90%
Música y sonidos80%
Lo bueno:
  • Facciones novedosas y diferenciadas
  • Excelente combate táctico potenciado por los héroes y la magia
  • Visualmente fantástico
Lo malo:
  • Asedios simplificados
  • Se echan de menos las batallas navales
  • Que la facción Caos ya sea un DLC pago
80%Nota Final
Puntuación de los lectores: (5 Voto)
88%

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