Cuando una franquicia cumple varios años de sucesivas continuaciones y expansiones no queda otra que empezar a resfrescarla de alguna manera, y en el mundo de los first person shooters se utilizan dos viejos trucos para lograr este efecto (ya que no quieren tocar demasiado la fórmula): El primero es mandar todo el universo a un improbable futuro, donde los personajes son nuevos -o parientes de los viejos- y los eventos casi no se relacionan con juegos anteriores. La otra manera es la que eligieron EA, Visceral y DICE para lanzar el nuevo Battlefield de 2015: Hacer un spin-off.

Como siempre, Battlefield se divide en dos partes: Una reglamentaria campaña single player para los solitarios, y el obligatorio multiplayer que hizo tan popular a la franquicia. Sin sorprender a casi nadie, el resultado es como si se trataran de dos juegos distintos, empotrados en el mismo cuadro para justificar costos y acaparar a una mayor cantidad de público.

El escenario de Battlefield: Hardline es la maravillosa Miami, pero mostrando su lado más oscuro, y el conflicto es policías contra narcotraficantes. En la campaña nos meteremos en la piel de “policía genérico número 1” llamado Nick Mendoza, que jugará a “buen policía, mal policía” a través de diez episodios de una trama digna de una serie de TV. De hecho, está presentado y diseñado como si fueran episodios semanales, con escenas del capitulo anterior y lo que se vendrá en el capítulo siguiente. A medida que avanzamos nos empezaremos a relacionar con unos co-protagonistas bien delineados, que parecen haber sido construidos tildando una lista de clichés televisivos.

Estructuralmente es lo que ya deberíamos empezar a llamar como “shooter cinemático”, o algo así, donde a pesar de algunos esfuerzos de diseño por generar una percepción más abierta en los jugadores, todo fluye en un cerrado cauce que siempre desemboca en el mismo lugar. Como se trata de una historia de policías y no de soldados, algunos elementos del gameplay han sido retocados para no desencajar en la vida cotidiana de Los Angeles, ya que nadie anda lanzando granadas en cada conflicto que se presenta, así que Visceral ha encontrado la manera de seguir usando la misma tecla pero para otra cosa, presentando la posibilidad de esposar a los delincuentes.

Lamentablemente, esta hermosa mecánica solo nos hace lagrimear al recordar unos hermosos momentos de nuestra historia como jugadores de SWAT4, porque ha sido desarrollada de una manera más que olvidable. En Battlefield: Hardline nos pasaremos el 80% de las 6 horas que dura todo el relato mostrando la placa y esposando a villanos que no ofrecen resistencia alguna. Es una especie de mecánica semi automática en donde deberemos cumplir con condiciones demasiado básicas para que sea divertida, resultando en algo peor que un mal quick time event: Mostramos la placa, apuntamos con el arma para que no se sobresalte el delincuente, nos acercamos y esposamos, repetidas veces. Si a eso le sumamos que Nick parece tener una mochila con una provisión infinita de esposas para utilizar en cada uno de los mapas, el efecto se desmorona sobre toda la experiencia.

Por suerte, no todo está arruinado por la repetición de acciones, ya que cada tanto nos encontraremos en un divertido tiroteo que pondrá en marcha el maravilloso sistema de destrucción de entornos de Frostbite 3 y algunos momentos de rail shooter que valen la pena experimentar. Quizá lo peor de su parte enteramente “shooter” es que la inteligencia artificial parece haber sufrido una fuerte degradación con respecto a otras entregas de la franquicia, ya que los enemigos primero no nos ven pasar a 5 metros de distancia, y luego, en los momentos en que se activa su “alerta anti-policias”, caminarán frente a nuestros disparos sin entender que existe la posibilidad de tomar cobertura en algunas de las paredes que presentan los entornos.

A la fórmula se le suma un artilugio tecnológico que nos permite marcar enemigos y algunos elementos del mapa, que servirán de ayuda estratégica en medio del combate, como explosivos o alarmas. Funciona como si fuera la mezcla entre el modo detective de la serie Arkham de Batman y los binoculares de Far Cry 4, pero no aporta absolutamente nada de diversión. Tendremos, como objetivos secundarios, la posibilidad de recolectar evidencia para otros casos y detectaremos sospechosos con pedido de captura, que al arrestarlos nos darán distintos tipos de bonificaciones. Es un simple agregado para presentar un poco más de variables a lo que, de otros modos, sería un shooter totalmente genérico, pero no suma ni resta.

La campaña para un solo jugador deja en evidencia que EA no puede lograr hacer un first person shooter para disfrutar en solitario, ya que por más que los diseños de los niveles de Visceral apuntan a simular la apertura de los Far Cry y la espectacularidad de los Call of Duty, en ningún momento logra algún tipo de acierto que los haga destacables. Hasta parece que los propios creativos del estudio nunca hayan jugado a algo divertido. Es una campaña totalmente irrelevante, que por momentos raya en lo ridículo y solo ocupa un lugar en el paquete obligatorio de la franquicia.

Por suerte, los Battlefield siempre tienen el modo multijugador que es lo que verdaderamente les interesa a los jugadores, que en algunos casos es una maravilla, y en otros sólo salva las papas.

En esta ocasión, Hardline es un monumento a “jugar a lo seguro”. Si bien tiene cinco nuevos e interesantes modos, el resto de la fórmula es una repetición de lo que hicieron sus dos entregas anteriores. Un poquito más de escala, un poquito más de velocidad, y algunas variantes de armas y vehículos.

Para este apartado, Visceral optó por recobrar el uso original de la tecla “G” para lanzar granadas, prácticamente devolviendo todo el esfuerzo por intentar rediseñar el gameplay en la campaña. Se juega y se siente igual que Battlefield 4, aunque las armas sean más urbanas y no tengamos la posibilidad de cargar armas de guerra. Las pocas armas de gran potencia -generalmente anti-vehículos- se encuentran esparcidas por los mapas, para que algún afortunado las tome y trate de inclinar un poco la cancha a su favor. También contaremos con la posibilidad de equipar algunas novedades como el grappling hook y un artilugio que nos permitirá practicar tirolesa de un techo a otro, aunque debido a la extrema velocidad que se dan las partidas, es casi imposible disfrutar de ambos elementos.

Los items -armas y accesorios-, al igual que al jugar en solitario, deberemos comprarlos a medida que avanzamos de nivel, utilizando los dólares que iremos recibiendo al conseguir muertes, asistencias y objetivos, entregando un nivel de personalización mucho más individualista y dinámico, aunque parezca una sutil invitación a las microtransacciones, porque los Battlepacks del juego también se pueden comprar con dinero real.

Battlefield: Hardline -al igual que los Call of Duty post-Modern Warfare y antes que lo acomoden para Advanced Warfare- se juega a una velocidad casi insostenible, que no permite demasiados planteos estratégicos. Provoca la tendencia de mantenerse en constante movimiento, quizá debido un daño colateral de los planteos de los nuevos modos Hotwire y Heist.

Como para no perder la costumbre, contamos con los clásicos modos Team Deathmatch y Conquest, pero todos los demás son variantes bastante innovadoras, con un cierto espíritu de Team Fortress 2.

Los mencionados Hotwire y Heist son los más vertiginosos. El primero es prácticamente un Conquest en movimiento, ya que policías y criminales deberán conquistar ciertos vehículos especiales, esparcidos por los mapas, y conducirlos a alta velocidad, para ir descontando tickets del equipo contrario. Heist es algo así como una variante de Rush, mezclado con Capture the Flag: Los villanos deberán asaltar unas cajas de seguridad y extraer dos valijas que disputarán con la policía. Una vez conseguidas, deberán alcanzarlas hasta los puntos de extracción.

El tercero de los modos más vertiginosos es Blood Money, y quizá, sea el más entretenido para los jugadores casuales. Al igual que Heist, los villanos reventarán una caja de seguridad donde hay una montaña de dólares, y tanto el equipo de criminales como el de policías deberán recuperar cada uno de los fangotes de dinero y devolverlos al camión de caudales de su equipo, que podrá ser atracado por el equipo contrario, para retroceder cada uno de los billetes recuperados.

Por suerte, EA o DICE, o Visceral (vaya a saber) se ha acordado que la franquicia ha llegado a este nivel de éxito por gente como la Master Race, que le gusta disfrutar de grandes desafíos y modos de juego un poco más hardcore, y ha incluído dos modalidades mucho más competitivas, hasta animándose a la muerte sin respawn.

En Rescue, el equipo de policias deberá extraer a un grupo de rehenes capturado por los criminales, dentro de alguna edificación cerrada. Esto obliga a cierta planificación previa, tanto para la ubicación de los integrantes de cada equipo como en la selección de cada clase. Para algunas situaciones, harán falta jugadores de ataque que debiliten al equipo contrario, para que los jugadores de defensa se encarguen de controlar a los rehénes. La comunicación es casi oblitaroria, ya que hace falta estar siempre informados acerca de la posición y actitud del otro equipo. Es interesante notar que se parece mucho a lo que promete el gameplay del esperado Rainbow Six Siege, de Ubisoft, así que sirve para ocupar ese lugar.

Finalmente, el otro modo hardcore es Crosshair, que no es ni más ni menos que el famoso modo VIP que presentan muchos juegos de PC, donde los policías deberán extraer a un jugador marcado como “importante”, y el equipo enemigo buscará eliminarlo para obtener los puntos.

En definitiva, el multiplayer online es lo que justifica -nuevamente- a este Battlefield. No es brillante, no es innovador, pero cuenta con los elementos suficientes para volver a estar atrapados hasta que salga el próximo. En cierto modo, EA hizo bien en no toquetear demasiado la fórmula, pero también es un poco difícil de recomendar si uno sigue enganchado tanto con Battlefield 4 como con su antecesor.

Como siempre, tanto el modo offline como el online corren sobre el motor gráfico de la casa, Frostbite 3, que en esta ocasión parece no haber sido utilizado de la mejor manera. “Inconsistencia” es la palabra que mejor define al apartado visual de Hardline.

Si bien sigue sorprendiendo con sus espectaculares explosiones de partículas y una enorme cantidad de objetos en escena, cada uno con su propia simulación de físicas, donde no llega a producir ningún tipo de espectáculo es en el modelado y texturado de entornos. En la mayor parte del juego veremos paredes y suelos lavados, que sólo adquieren algo de personalidad al presentar algunas de las mencionadas partículas. Hardline pasa de verse realmente impresionante en entornos abiertos con vegetación y deformaciones de superficie, a aburrir por completo en desérticas calles y estacionamientos vacíos. Hasta los efectos de luces, y su gran iluminación global parecen perderse en los pacatos escenarios.

Con los modelos de personajes pasa algo parecido. Tanto Nick Mendoza, su compañera Khai, el villano Stoddard, y el gracioso Boomer, tienen un modelado y animación realmente envidiables, a un paso del realismo, pero luego tenemos al capitán Dawson, a la [no tan] sexy Dune (personificada por la bella Alexandra Daddario) y al otro villano Roark, que parecen haber sido construidos hace varios años atrás, perdiendo la oportunidad de mejorar la calidad de las texturas o aplicar un más efectivo sub-surface scattering, para acomodarlos al resto de los personajes. Es hasta irónico que muchos de los modelos de personajes del modo multijugador se vean algo mejor que parte del cast protagónico de la campaña.

En general, la sensación que deja este spin-off es la de ser un proyecto de segunda mano, más apuntado a rellenar la lista de lanzamientos de la empresa franco-canadiense que a establecerse como parte del canon de la franquicia. Pasará sin pena ni gloria pero cumple con su cometido, y si tenemos en cuenta los precios reducidos de Origin para nuestra región, es una buena compra a considerar, al compararlo con los durísimos 60 dólares de la competencia.

Battlefield: Hardline ha sido analizado en base a una copia comercial provista por EA.

Battlefield: Hardline - Review
Historia50%
Gameplay70%
Gráficos75%
Música y sonidos80%
Multiplayer70%
Lo bueno:
  • Interesantes nuevos modos de juego
  • Sorprendentes modelos de algunos personajes
  • Relación Precio/Contenido en nuestra región
Lo malo:
  • Inconsistencia de contenidos. Diferencias gráficas
  • Muy mal argumento y desarrollo de campaña
  • Se siente algo inacabado
63%Nota Final
Puntuación de los lectores: (9 Votes)
31%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

4 Respuestas

  1. JoRgE-1987

    Lamentablemente soy alguien que juega mucho las campañas singleplayer, y me la baja un monton que no este a la altura. Ya juego BTF3 y BTF4, no le veo mucho sentido sumar a Hardline a la lista solo por un par de modos de juego multiplayer… En cuanto a los de los Hostage, me siento que es una mecanica que ya jugue demasiadas horas en LAN con el famoso Counter Strike 1.3, jaja. Excelente Review!

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