Como todos los años, “el simulador de trenes favorito de todo el mundo” vuelve a tener una nueva entrega, y una vez más, se siente más a parche que a evolución. De hecho, se entrega gratuitamente a quien tenga la versión anterior. Train Simulator 2015 presenta exactamente las mismas características que TS2014, con una simple variación en el plantel original de máquinas y recorridos. Es, en definitiva, un nuevo catálogo de compras de contenido adicional digital.

Lamentablemente, gracias a una muy sutil pero efectiva campaña de marketing, esta serie de simuladores de trenes está acomodada en lo más alto del género, dejando a segundo plano a cualquier otro intento por incursionar en esto del ferromodelismo virtual. Trains Simulator cuenta con una infinidad de modelos que recrean con mucha fidelidad a sus contrapartes reales, tanto en las máquinas como en los recorridos, pero es todo lo que tiene para ofrecer. Como juego, brinda lo justo y necesario; como objeto fetiche para los amantes de estos gigantes del transporte, no aporta absolutamente nada.

En la parte más básica de su estructura se encuentra el gameplay y los controles. Para controlar a los trenes tenemos un modo simple, donde solo tendremos que controlar la velocidad y detenernos donde nos corresponda; o un modo experto, que requiere del manejo de los controles -casi- reales de cada máquina. Cada una de las cabinas cuenta con artilugios particulares de cada modelo, lo que condimenta un poco más la sensación de estar viajando en un vehículo distinto. Pero a pesar de estar correctamente ejecutada la acción, el diseño general se interpone entre el jugador y una experiencia que realmente simule el trabajo del conductor.

En Train Simulator, cada cabina cuenta con los controles modelados tan detalladamente como los entornos. Con el mouse podemos mover palancas y apretar botones, tal cual lo podríamos hacer en un tren de verdad, pero el departamento de diseño se olvidó ajustar la cámara de interior para que tengamos un acceso cómodo a cada uno de ellos. Si nos queremos deshacer de la correcta pero poco atractiva interfáz, deberemos estar constantemente con la cámara en movimiento, para hacer paneos desde la palanca de velocidad, hasta la palanca de dirección de tracción, o el propio parabrisas, para ver las señales del camino. Tarea muy incómoda que logra, muy rápidamente, devolvernos al uso de la escueta interfaz. No se puede entender para qué se molestaron en darle ejecución a cada uno de los controles si resulta mucho más incómodo que alguna de las otras opciones de manejo.

Además de un modo campaña que nos pone en situaciones que deberemos resolver mediante el buen accionar de los controles en nuestra cabina, y de un modo libre, para ir y venir como nos guste, Train Simulator estrena el modo Academy: una especie de mega-tutorial que nos invita a cumplir con ciertos objetivos simples y exige muchísima paciencia para empezar a ponerse un tanto desafiante. La trampa está en que -por alguna extrañísima razón- este modo cuenta con máquinas y locomotoras que no están en los demás modos, y -obviamente- deberemos comprar sus respectivos DLCs para poder disfrutarlos a pleno.

Con la parte “pornográfica” -por así decirlo- de este tipo de juegos, pasa exactamente lo mismo. Quien sabe apreciar de los trenes y sus circuitos de interminables vías, quiere poder dejar la máquina en la velocidad correspondiente y alejarse para apreciar a los enormes gusanos metálicos atravesar las intrincadas ciudades. Sin embargo, las cámaras exteriores están fijas, y a una distancia tan corta que es imposible apreciar algo de lo que pasa. Parecen estar más enfocadas en el irrisorio modelo de los conductores, que en mostrar al modelo del tren. Existe una cámara libre que nos permite acomodarla a nuestro gusto, pero en el momento en que logramos el ángulo y la distancia que nos guste, es muy probable que el tren ya haya pasado, arruinando por completo el espíritu del ferromodelismo.

Como era de esperarse en este desganado intento de Dovetail Games por entregar una nueva versión de su gallina de los huevos de oro, el aspecto sonoro no hace más que ocupar el lugar que le corresponde, y tratar de esconderse detrás de todas las demás cosas que faltan. No hace falta haber viajado mucho para darse cuenta que los trenes suelen ser un poco más estrepitosos en su andar por las vías. Se entiende que los eléctricos sean muy silenciosos, pero el juego se limita a simplemente acompañar con un pequeño susurro de fricción de metales, una vez más, escapando a toda posibilidad de correcta simulación.

Sumado a todo el conjunto de “inconvenientes”, esta nueva entrega del simulador de trenes sufre graves problemas de rendimiento que no se ven justificados por un apartado visual demasiado espectacular. En las configuraciones más altas puede llegar a verse muy atractivo -aunque depende mucho de la iluminación dinámica-, pero de la mitad para abajo, no representa una importante mejora de performance y pierde absolutamente toda la magia. Como si los adeptos a la simulación pasiva que propone la franquicia fueran a tener una tormenta de poder dentro de sus gabinetes.

Train Simulator 2015 simboliza todo lo que está mal con los lanzamientos anuales descarados. No estamos hablando de Call of Duty, FIFA o Assassin’s Creed. Este es un juego de simulación para un público muy reducido, que anda mal, se juega con muy pocos atractivos, y exige, desde el primer día, la compra de un total de 2,000 dólares de contenido descargable. No hace falta demasiado para hacer cuentas y saber para donde hay que apuntar. Activision y Ubisoft se ríen a lo lejos.

Train Simulator 2015 - Review
Gameplay60%
Graficos60%
Musica y Sonidos40%
Lo bueno:
  • Modelos detallados
  • Controles de cabina interactivos
Lo malo:
  • ● Despiadado mercado de DLCs
  • Pésima simulación de sonidos
  • Terriblemente mala performance
50%Nota Final
Puntuación de los lectores: (7 Voto)
40%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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